Solo un instante

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MARIE (narrando)

Cuando lo ví entrar a la habitación mi mundo se congeló y todo mi alrededor comenzó a vibrar, no era porque estuviese enamorada de él, aunque cualquiera lo haría él era muy guapo, sino porque en el encontraba esa pequeña lucesita, esa esperanza de volver a oír aunque sea otro milisegundo más, lo que siempre había  anhelado desde hace varios años era escuchar y de una manera u otra lo hice.

Mis padres venían detrás de él, mi madre llorosa se lanzó a mis brazos y lloró con desesperación sobre mi hombro, lo que provocó que yo también lo hiciera, no me gustaba llorar delante de las personas pero en este caso la realidad me golpeó de frente,  podría haber muerto y mi familia hubiese sufrido mucho, mi ojos se inundaron y mi mejillas fueron bañadas por lágrimas que había retenido.

Intenté calmar a mi madre:

- Estoy bien mamá, no pasó nada.- le dije secando la lágrimas de mis mejillas.

- ¡Estas en el hospital¡ - chilló-¿ cómo quieres que me tranquilize? Te dije que tuvieras cuidado, que manejaras a lolita por la acera, no la calle Marie.

Iba a responder pero él se me adelanto y salió en mi defensa.

-Fue todo mi culpa - dijo apesanumbrado- Yo la atropellé y lo..  Lo siento no era mi intención, no la ví cuando cruzaba, cuando quise no pude, lo siento..

Noté que mi padre se enfurecía y le eché una mirada de que no era necesario, en realidad él no había tenido la culpa ni yo tampoco, no creía en el destino pero algunas veces las cosas solo sucedían y uno debía aceptarlas tal cual.

Un médico entró en la habitación trayendo consigo uno carpeta plateada y un bolígrafo.

- hola Marie - me saludó amablemente- Marie tenemos que hablar seriamente y quiero que me respondas la verdad- me miró fijamente y supe inmediatamente cual sería su pregunta.

Tenía que tomar una decisión si hablaba con la verdad mis padres se verían en el mismo  aprieto de hace  varios años, no podría ponerlos de nuevo en esa situación, así que decidí mejor mentir.

- cuando intentaste escapar- mi madre soltó un gemido entre sorpresa y dolor- que este joven te trajo de nuevo te ví mirándolo atentamente cuando te hablaba,  era como si lo estuvieses oyendo.

Los ojos de mis padres se agrandaron hasta tal punto que pensé que se saldrían de sus órbitas,  bajé mi cabeza avergonzada y sentí la mirada de todos sobre mí y más la de él, sabía que sospechaba por lo que había pasado en el pasillo.

- Yo.. Yo no puedo escuchar,  soy..  Pues yo soy sorda- lo miré a él para ver su reacción y mi sorpresa fue ver que me mantenía la mirada y en sus ojos había más que lástima había admiración, me sonrojé apartando la mirada.

- Marie espero que me estés diciendo la verdad, es importante, no te lo estuviese preguntando sino lo fuera.

El doctor hablaba un poco rápido cuando me lo dijo tuve que esperar unos minutos para comprender exactamente lo que me había dicho.

- No doctor, yo no puedo oír lo siento, yo..  es mi sueño volver a escuchar pero no se puede... - mi ánimo se había caldeado- me pueden dejar a solas me duele mucho la cabeza y quiero dormir un poco- en realidad estaba devastada nunca más podría escuchar lo sabía, mis padres no tenían dinero y aunque consiguiera un buen trabajo tendría que esperar varios años para reunir el dinero y eso sí era que me contrataban, nadie quería una sorda como empleada.

Me giré en la cama, mi madre intento hablar conmigo y negué con la cabeza de verdad necesitaba estar sola, los ví salir de la habitación y  pensé estaba sola cuando escuché mi nombre, sólo  fue un susurro lejano pero valió para girar  mi cabeza extrañada y con sorpresa de poder oír de nuevo, me  tope con la sonrisa triunfal de él mientras estaba en el marco de la puerta, aparté la mirada avergonzada miéntras yo solo moría por dentro, moría  por oírlo de sus labios otro segundo más.

Song from the soul. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora