De vuelta a clases

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Habían pasado varios días en los cuales me había enfocado solo en descansar, todavía me sentía un poco débil pero nada que no pudiera superar con un buen descanso,  era una dormilona en todo el sentido de la palabra, me encantaba sentir la lluvia cuando chocaban mi ventana al caer, la temperatura se volvía totalmente relajante y no era capaz aún de mantenerme despierta cuando eso sucedía.

Ya era fin de semana y el lunes debía volver a la escuela, Mrs. Lesster me había visitado dos veces ya para decirme que no me preocupara por nada de la escuela, sólo habían dado unas breves recomendaciones para el inicio de año y nada más, eso me dejo tranquila durante todo el fin de semana.

El señor Klauss y la señora jazmin habían venido varias veces a visitarme para saber como seguía, ellos me caían muy bien, eran amables y muy divertidos, me habían traído un ramo de orquídeas de colores que ahora descansaba en mi mesita de noche, olía bastante bien y me había sonrojado mucho al verlas, su hijo no habia venido  ya que supuestamente había estado ocupado iendo a una clase extracurricular en la escuela, no sabía porqué pero tenía ganas de verlo, de oírlo aunque sabía que en realidad, eso me frustraba ya que sólo lo escuchaba a él,  era algo muy extraño y contraproducente.

Bajé lentamente la escalera de la casa para dirigirme a la cocina cuando iba de camino mi hermanito pasó  corriendo a mi lado y se dirigió a la puerta, me detuve un momento para ver quien era y cuando la abrió grata fue mi sorpresa al verlo a él parado con una sonrisa tímida, estaba bastante guapo con una camisa de cuadros rojos y blancos y un coat gris por encima, unos pantalones negros y unos tenis blancos,  me sonrojé como una niña de 10 años cuando recibe su primer beso, lástima que yo aun ni siquiera eso haya recibido.

-Hola- me dijo desde la puerta, levantando su mano como saludo y de manera tímida.

-Ho.. Hola - le dije.

Mi hermanito se había quedado ahí mirándonos con esa sonrisa de que ya te caché y yo le resté importancia.

- ¿ quieres pasar?- le preguntó este a él.

Él asintió y pasó adentro de la casa,  admiró nuestra pequeña sala,  que más bien parecía salida de una novela de época ya que mi madre era aficcionada a lo retro y lo vintage, teníamos esos relojes antiguos que  salían en las pelis de misterios y los cuadros viejos de familia que yo jamás había visto ni conocido, una lamparita que usaban las ancianitas para leer y el típico sofá con estampados florales.

- ¿ quieres algo de tomar? Justo iba a la cocina a buscar algo de beber.

- sí, por favor una cola estaría bien.

- acompañame- le dije que me siguiera con un gesto.

Me siguió a paso lento y llegamos a la cocina,  abrí la nevera y saqué un poco de jugo de naranja para mí y una coca cola para él,  cuando se la tendí me miró raro, como si fuera de otro planeta.

- ¿ no bebés cola?- me preguntó sorprendido.

- No, a menos que quieras verme casi muerta y desmayada, me da migraña al igual que el chocolate negro por eso no me gusta, solo puedo comerlo en bizcochos o sino chocolate blanco y no en exceso.

- ¿ Qué?  eres la primera chica que conozco que  no se derrite cuando ve un chocolate. - soltó un estruendosa carcajada, le devolví la sonrisa ya que era bastante contagiosa.

- No vengo de otro planeta,  solo trato de evitar lo inevitable- le dije con una sonrisa.

Hubo un silencio después de eso, los dos nos miraros sin saber que decir hasta que el rompió el hielo.

- y..  Y ¿ cómo sigues?  ¿ya estás  mejor?  quería disculparme por no haber venido antes, estoy haciendo un curso extracurricular en la escuela.

Song from the soul. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora