Capítulo 23

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Brooke

¿¡Te reto a qué!? ¿Por qué se me ocurrió elegir reto? Podría haber elegido verdad y posiblemente Aaron no iba a tener ninguna pregunta incómoda para mí. Aunque no debería juzgarlo. ¿Ahora qué hago? No puedo negarme a hacer el reto pero tampoco quiero hacerlo. La última vez que besé a Aaron fue horrible y aparte está Dylan al lado mío. ¿Con qué cara le doy un beso a Aaron cuando hace cinco minutos le dije de ser amigos otra vez? Si se preguntan por qué hice eso, la respuesta no les sorprenderá: no lo sé. Cuando Dylan me habló sobre la "razón" por la cuál le pidió a Melody que lo bese, realmente estaba convencida que estaba celoso de Garret. Pero luego, cuando se lo insinué se echó hacia atrás como si yo fuera un bicho raro. Claramente, no podía seguir avergonzándome de esa manera y tuve que decirle la magnífica idea de ser amigos. Y si no somos nada más que amigos, a él no le tendría que molestar que yo bese a otras personas, ¿o si? Su cara no decía lo mismo: tenía el ceño fruncido ya que no se esperaba que Aaron me eligiera a mí. Aunque sinceramente yo tampoco me lo esperaba. Mientras me quedé mirando a Dylan durante unos segundos, toda la ronda se dio cuenta de lo que estaba pasando y empezaron a gritarme cosas como "¡Dale Brooke! Es solamente un beso" "Apurate que si no, no terminamos nunca", hasta que una voz muy conocida mía; o mejor dicho, mi amiga Melody gritó:

-¡Puedes dárselo donde tú quieras!- y todos pensaron que se refería a un beso +18 por la forma en que lo dijo. Pero yo entendía a la perfección lo que ella quiso decirme: puedo darle un beso en cualquier lado, no exactamente en los labios. Con esa idea en mi cabeza me paré y caminé hasta Aaron. Sentí cuando Dylan se tensó a mi lado antes de pararme. Cuando ya estaba lo suficientemente cerca del chico que me obligó a hacer esto, me puse de rodillas frente a él y acerqué mi rostro hacia su mejilla estampando mis labios sobre ella. De reojo pude ver la expresión de Dylan al ver lo que había hecho y también vi la cara de satisfacción de Melody al saber que había entendido su indirecta.
Cuando despegué mis labios de su mejilla, él se giró divertido hacia mí; aunque sé que no le hizo ninguna gracia.

-Eso no vale, nena.- me dijo acercándose hacia mí para besarme en los labios. Fui más rápida que él y me levanté antes que algo pasara.

-Lo siento, tú dijiste un beso. Jamás especificaste.- le retruqué volviéndome a sentar en mi lugar en la ronda al lado de Dylan.

Siguió el juego unas rondas más donde algunos chicos tuvieron que hacer fondo de alguna bebida o darle una pitada a lo que sea que estén fumando los demás. También Mel tuvo que correr por toda la fiesta sin su blusa gritando cosas sin sentido. A Dylan todavía no le había tocado ningún reto, solamente una de las chicas presentes, que no recuerdo su nombre, le preguntó si alguna vez se acostó con una chica y la abandonó la mañana siguiente. Nadie se sorprendió, ni siquiera yo, cuando respondió afirmativamente. Dylan es un chico extraño. No es como todos piensan que es pero tiene muchas cualidades de ese estereotipo que le impone la gente. Más que nada las características de egocéntrico e irresistible.
Ahora era el turno de Mel: tenía que eligir a alguien para que responda una verdad o haga un reto. Lo divertido del juego era que si ya habías elegido verdad, no podías volver a hacerlo. Ella pareció acordarse de eso y su mirada fue dirigida hacia el chico que tengo sentado a mi lado.

-Dylan, te elijo a ti- le dijo mirándolo de forma pervertida. ¿Qué va a decirle que haga?- Como me caes bien, voy a darte dos opciones pero una de ellas no te incluye a ti.- explicó y yo estaba más confundida que antes. No sabía que se podía hacer eso, lo hubiesen avisado al principio del juego. Mientras Melody hablaba, Dylan la observaba con una mirada asesina ya que se suponía qué le iba decir.- O te besas con Brooke durante tres minutos,- dijo mirándome directamente a mí. Obviamente va a elegir la segunda opción que Melody le de, sea lo que sea. Lo curioso es que ella dijo que en una de las opciones él no iba a estar incluido ¿Eso significa que yo sí?- o ella tiene que jugar todo lo que queda del juego sin remera.- ¿¡Qué yo qué!? ¿Por qué tiene que involucrarme a mí si es su turno? No soy una chica segura de mí misma, nunca me ha gustado exhibir mi cuerpo porque sé que es horrible al igual que todo el resto de mí. No quiero hacer esto, no quiero. ¿Tengo otra opción? Claramente no. Ya sabiendo lo que iba a elegir Dylan, tomé mi blusa para comenzar a quitármela sin tanto ánimo, cuanto más tarde menos lo sufriré. Cuando estaba por la parte superior de mi ombligo sentí dos suaves manos a cada lado de mi rostro y unos labios estampándose contra los míos. No era una sensación desconocida para mí, ya había sentido esos labios momentos atrás. Agradecí que me esté besando, no podría haber aguantado tanta humillación. Pensé que íbamos a quedarnos así: quietos hasta que los tres minutos pasaran; pero me sorprendí cuando sus dedos se aferraron más a mis mejillas y sus labios comenzaron a moverse. No hace falta adivinar nada para saber que los míos hicieron lo mismo y mis manos subieron hasta su nuca provocando que las suyas descansen en la parte alta de mi cintura. Es inexplicable lo que siento cuando sus manos tocan mi cuerpo y cuando sus labios danzan junto a los míos. No sé cuánto tiempo estuvimos besándonos hasta que la voz de Melody nos sacó del trance a ambos:

-Ya han pasado más de tres minutos, compañeros- comentó haciendo que nuestros rostros giren en dirección a ella y nuestras manos salgan de donde estaban. Acomodé mi cabello ya que gracias a los suaves dedos del hijo del jefe de mi padre estaba fuera de sí. Ni siquiera me animé a mirarlo a los ojos cuando terminó y rápidamente miré hacia el frente para que el juego siga su rumbo.

Seguimos jugando sin ningún reto o pregunta mayor hasta que decidí ir hacia la cocina a prepararme algo para tomar. Cuando traspasé la puerta pude ver a un chico rubio preparando dos vasos: ponía líquido azul, luego líquido transparente y también le agregó bebida energizante. ¿Eso era para beber? Parecía una poción mágica más que otra cosa.

-¿Quieres uno?- me preguntó cuando se dio cuenta que estaba mirando sus manos con atención. Lo miré a él y me paralicé. Sus ojos eran claros, muy claros para ser reales. Quería decirle que sí, quería que me diera uno pero las palabras no salían.- No tardaré nada en prepararlo si quieres.- volvió a hablarme y mi cerebro hizo un click.

-Claro, me encantaría.- le sonreí y él hizo lo mismo tomando otro vaso del estante comenzando a volcar todos los líquidos dentro. Me daba curiosidad qué tipo de alcohol estaba usando. No me gusta mucho el alcohol pero a veces pruebo nuevas bebidas para ver si son de mi agrado, como en este caso. Tomé una de las botellas que estaban ahí con un líquido transparente en el interior y pensé que se trataba de Vodka ya que no conozco otra bebida de este color. Con cuidado la destapé y ubiqué mi nariz en el pico para poder oler. ¡ESTO DEFINITIVAMENTE NO ES VODKA! Tiene olor a alcohol etílico. ¿Porque esto está entre las bebidas, en una botella de vidrio y ahora mismo en el vaso que el chico rubio me está entregando?

-Ten, todo tuyo.- lo agarré con cuidado y al ver que ni siquiera lo probaba insistió:- Necesito saber si te gusta. No podría vivir con la culpa que no te haya gustado.- casi de forma obligada acerqué mis labios al borde del vaso y le di un leve sorbo con miedo a que sea horrible. Sorprendentemente me encantó: era dulce y cuando ya lo había tragado apareció un mini fuego en mi garganta. Me gustó muchísimo. ¿Por qué no lo había probado antes?

-Está muy bueno.- le confesé. Él se acomodó el pelo para que no cayera sobre su rostro y no parecía que quisiera irse, aunque yo tampoco tenía la intención de echarlo. Se mordió su labio inferior y me preguntó:

-¿Cómo te llamas?-

-Brooke.- respondí volviendo a tomar un sorbo de mi trago.- Y tú eres... - dije con la intención que complete la frase por mí junto a su nombre.

-Dave, un gusto Brooke.- me ofreció su mano para que la tome y ambos hicimos un suave apretón.- Me encanta como te queda tu nombre, es perfecto para ti.- susurró y mis mejillas se tiñeron de rojo en una milésima de segundos.


De un momento a otro, me encontraba sentada sobre mi cama vestida con la misma ropa de ayer a la noche. ¡Un segundo! Esta no es mi cama y esta no es mi habitación. ¿Dónde estoy? Las sábanas son azules y las almohadas negras. Hay un escritorio justo en diagonal a donde estoy sentada y sobre él se encuentran unos cuantos cuadernos apilados y una laptop. Las paredes van a tono con las sábanas y sobre ellas hay cinco cuadros colgados: tres de paisajes, uno de una famosa pintura, la cual no recuerdo el nombre y por último; un diploma encuadrado. Me levanté de la cómoda cama en la que aparentemente había dormido y me acerqué a la pared donde se encontraba el diploma. Nunca había visto uno pero no cabía duda que algo en él era muy fácil de descifrar: Profesor de nivel secundario de Matemática.

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-P

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