Capítulo 28

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Dylan

En el restaurante que se iba a hacer la cena quedaba al otro lado de Oakland. Era uno de los restaurantes de la cadena de hoteles Clairo Downtown, donde servían comida italiana. Cuando llegué junto a mi padre me di cuenta que éramos unos de los últimos en llegar. Ya en sus mesas se encontraban las mismas caras que veo en cada encuentro: el señor Andrews junto a su esposa, la familia Adams conformada por Richard Adams, su mujer Rosa y sus dos hijas Hannah y Miley; entre otras familias. Luego de un rato saludando a casi todos los invitados fui hacia la barra del lugar para pedir algún trago no tan fuerte. Saludé al barman el cual veo siempre ya que mi padre lo contrataba por sus excelentes servicios. Mientras que me sentaba en la barra para esperar que Chris termine mi trago, comencé a buscar a Brooke con la mirada ¿Dónde se habrá metido?

-¡Hey! ¿A quién buscas?- preguntó Chris llegando a la barra junto a mi daiquiri.- La hija de Martin llegó hace unos minutos, si es que la buscas.- comentó con una sonrisa en el rostro. Él era alguien de confianza, no era solo el barman de las cenas para mí. Solíamos juntarnos en bares conocidos suyos o íbamos a alguna fiesta de algún conocido mío, aunque últimamente no hemos tenido tiempo. Al ver que me reí y seguí buscándola pero sin éxito, tomó mi rostro y lo giró hacia mi derecha provocando que todo mi sistema nervioso empiece a fallar cuando vi a Brooke hablando con mi padre muy animadamente ¿Pero qué está haciendo? Oh vamos, "Dylan ¿En serio estás celoso de tu propio padre?" ¡Pues claro que sí! Con Brooke vestida tan... así. Esas botas hacían resaltar sus piernas a la perfección y el vestido que tenía puesto era simplemente... ¡Ay! ¿Qué estoy diciendo? Ya parezco una mujer. Al darse cuenta que mi mirada estaba fija en su vestido y en ella saludó cordialmente a mi padre y se largó.

-¿Es que acaso no piensas ir?- preguntó Chris llegando a mi lado con un trago en sus manos.

-¿A dónde?- pregunté sin quitar mi vista de ese vestido y esas piernas. ¿Por qué tuvo que elegir eso? ¿No había otras prendas en su armario? Podía contemplar como todos en la sala se fijaban en ella de la misma forma que lo hacía yo, menos Chris que miraba mi rostro como si estuviera confundido.

-Pues allí. ¿Eres tonto o qué?- me señaló la dirección por la que se había ido Brooke: el jardín.- Si quieres voy yo.- dijo apenas haciendo dos pasos.

-Callate- lo corté y eché un rapido vistazo hacia las personas que estaban en el salón. Si salgo en este momento no creo que se percaten que falto. Sigilosamente me encaminé hacia la puerta de cristal que llevaba a la parte trasera del lujoso restaurante. Apenas entré al jardín me la encontré de espaldas a mí admirando la enorme fuente de agua que había aquí. Me acerqué a ella lentamente y todavía a una distancia considerable, hablé:

-Señorita Martin- dije provocando que ella se voltee hacia mí y sonría al verme. Al parecer no le sorprendió verme aquí.- ¿Qué hace aquí sola?- pregunté intentando ser un poco más... ¿adulto?

-Solo salí a tomar un poco de aire fresco, señor Riece- dijo haciéndome acordar a mi padre por cómo me llamó. Por favor, no me digas más así. Lentamente y alejándose de mí se fue hacia el costado de la fuente, la cual era una estratégica esquina para que nadie te encuentre fácilmente cuando traspasé la puerta de entrada al jardín. La seguí y cuando ella se frenó me encontraba a pocos centímetros de su rostro y su cuerpo. Dentrás de ella se encontraba una pared de plantas alucinante, contrastaba a la perfección con su pelo.

-¿Usted sabe lo que está haciendo?- pregunté acercándome cada vez más a ella provocando que retroceda y quede contra esa pared.

-¿Qué estoy haciendo?- preguntó desabrochando todos los botones de mi saco color gris y pasando sus dos pequeñas manos por dentro de él acariciando mi cintura y mi espalda por arriba de mi camisa. No me queda ninguna duda para lo siguiente que voy a decir:

Gracias por lastimarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora