CAPÍTULO 3

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DOMENICO STALLONE:

Me encuentro en una de mis casas dentro de la región siciliana. Mi hija tiene prohibido estar aquí, más bien, nunca conoció este lugar, ni siquiera tiene idea de que tenemos más casas dentro de Sicilia.

No es lugar para mi pequeña hija.

Aunque sé que le gustaría mucho este lugar ya que se asemeja a un castillo. Y ella es una princesa. Mi princesa.

Es una semana muy crucial ya que estamos en el cierre de un trato que si sale todo como quiero, va a multiplicar mi dinero. Si ahora me estoy pudriendo en dinero me pudriré el doble. Soy fundador de una empresa llamada STAM corporation, es una empresa multinacional especializada en el desarrollo de unidades de procesamiento gráfico y tecnologías de circuitos integrados para estaciones de trabajo, ordenadores personales y dispositivos móviles.

Hace horas me encuentro leyendo papeles. Contratos de distribuidores. No tengo cabeza para nada más. Estoy por irme a mi habitación, pero algo me detiene. Se activa la alarma sonando brutalmente alto. Logrando poner alerta a todos los de seguridad. Incluido a mí.

Es la alarma especial para la casa oficial de Sicilia.

Rápidamente tratamos de obtener comunicación con los hombres que se supone que tienen que custodiar la casa, pero nadie contesta los teléfonos, ni las radios.

No dudamos en entrar al sistema de las cámaras de seguridad, pero al ingresar noto que solo un par andan. Son las cámaras secretas, las demás están desactivadas.

Quiero creer que esto no está pasando.

Maldita sea.

Solo se logra visualizar a hombres con la cara tapada, se encuentran recorriendo la casa, nuestros hombres de seguridad se encuentran tirados en el piso, probablemente muertos. Acciono y mando a los hombres que se encuentran más cerca a reforzar mi hogar.

Solo puedo pensar que mi hija está ahí.

Realmente no quiero creer lo que estoy viendo.

Me dirijo rápidamente a mi helicóptero con la esperanza de poder llegar a tiempo. Malika se niega a quedarse, así que se sube al helicóptero sin respetar mi decisión de que se quede aquí.

Veintiocho.

Veintiocho minutos es lo que nos tardamos en llegar

Cuando llego me encuentro con los refuerzos que mande.

Llegaron tarde.

Y yo también,

Caroline no está.

Se llevaron a mi niña.

Malika se encuentra llorando. Esta acurrucada en las escaleras, hecha una bolita.

No tengo tiempo para consolarla. Tengo que encontrar a mi hija.

Mando a cerrar todos los aeropuertos y autopistas de Sicilia y de toda Italia.

Tratamos de interceptar las cámaras de seguridad de las calles. Pero ninguna tiene imagen.

No pueden haber salido de Italia tan rápido. Pienso mientras el equipo de informática trata de obtener imagen de cámaras de negocios para ver si encuentran algo que pueda servir.

Si fue un secuestro y piden recompensa pagare lo que tenga que pagar.

Desearía que solo sea un secuestro por dinero.

Pero nunca es solo eso.

Siempre hay más detrás de todo. Rápidamente pido que me hagan una lista con los nombres y apellidos de las personas con las que tuvimos alguna clase de problema en este tiempo.

Tenemos que accionar ahora, o después será tarde.

Me comunique con Arman Uzunov, el envió a sus hombres a vigilar Sicilia y los aeropuertos.

Todavía ninguna cámara ha captado su rostro. No hay señales en aeropuertos ni en las autopistas.

Toda la familia y la organización están al pendiente de lo que suceda.

Mande a 800 hombres a recorrer Palermo, y a otras cuatro mil personas a recorrer Sicilia. Tienen que buscar cualquier automóvil que parezca sospechoso.

La tenemos que encontrar de alguna u otra manera.

Estuve atento a mi teléfono para ver si se comunicaban conmigo, pero no hubo ni una llamada.

Tal vez quieran esperar un poco más de tiempo para torturarme más.

O eso es lo que quise creer por mucho tiempo, pero nunca nadie se comunico, nadie la vio. No hay señales de ella.

Nada más que una foto de ella dormida en el asiento de un coche. Una foto de su captura.

La última foto de mi hija.


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