Danger [ONE-SHOT HORROR]

Por amor

El peor error de alguien, es creer que todo va bien.

Víctor tarareaba una melodía inventada en su cabeza mientras pulía con gran concentración la medalla de oro que colgaba en sus manos. El pañuelo de seda color celeste hacía un maravilloso trabajo al desaparecer las manchas rojas del pulcro dorado, el cual admiró a detalle en el reflejo del espejo.

Se sintió complacido por el resplandor en su rostro, tanto que una sonrisa se deslizó sin sutileza por sus labios. Estaba encantado y emocionado por entregarle a Yuuri la medalla, y ver en sus ojos la chispa de la felicidad. Porque Yuuri lo merecía, la felicidad plena debía inundar siempre sus ojos.

Volvió a reír para olvidar la línea de pensamientos que estaban surgiendo en su cabeza. Dio una última pulida y resopló satisfecho hacia la medalla; estaba lista para ser entregada a su verdadero dueño.

Salió del baño y miró desaprobatoriamente el desorden de la habitación. Cruzó caminando a paso lento mientras miraba la ropa esparcida en el suelo, la cama deshecha, la mancha de vino en la alfombra, adornos del hotel rotos y su chaqueta sobre una silla. Se detuvo frente a la cama, admirando el pequeño bulto que formaba la sábana muy cerca a la cabecera. Los patines yacían a un costado, mostrando sus afiladas cuchillas bañadas en carmín.

Víctor sonrió de la misma forma que lo había hecho en el baño, acariciando suavemente el contorno del bulto y volviendo a tararear la melodía inventada en su cabeza. Se acercó lentamente, descubriendo a quien se encontraba escondido bajo la sábana, dedicó un minuto para contemplar la pálida piel y cabello opaco de aquel que había robado la preciada medalla de oro de Yuuri

—¿Sabes? Yuuri se esforzó mucho por esta medalla, mucho más que cualquier otra persona. Lloró tantas veces que no puedo dejar de sentirme miserable por esas noches de insomnio y los ataques de ansiedad por los que pasaba—Víctor enserió su rostro, apretando los labios con fuerza para retener el impulso de lanzar sus puños hacia el pálido rostro de Yuri—. No voy a permitir que nadie le robe su felicidad, y eso te incluye. Así que...Devolveré lo que robaste, pequeña hada rusa—susurró, depositando un beso en su fría mejilla.

Yuri lo miraba con sus ojos sin vida, con lágrimas aún frescas en sus mejillas, derramando sangre fresca desde su cuello hacia el pulcro color blanco de las sábanas. El gesto aterrado en su rostro se mantenía de forma maravillosa, tanto que a Víctor consiguió embelesar.

Era una obra de arte hecha por sus propias manos, cualquiera quisiera admirarla como él lo estaba haciendo en ese momento. Pero presumirlo no era su prioridad, el ver sonreír a Yuuri sí lo era.

Se levantó después de unos minutos, al marcharse lanzó un beso y un guiño hacia el frío e inerte Yuri, deseándole suerte en su camino hacia la fama como Senior. 

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Solo diré una cosa: Víctor haría cualquier cosa por Yuuri. 

Cualquier cosa.

Gracias por leer (^.^)