Otra vez la alacena 11

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El sol comenzaba a salir y un pequeño rayo de luz se escabulló dentro de la Carroza donde se encontraba Frida durmiendo plácidamente, abrazada a una almohada, cubierta por una enorme y abrigadora capa de piel de zorro Ártico, la calidez del sol acarició su rostro haciendo que despertará, miró a su criada de frente a ella quién le sonreía, para Frida el norte era un lugar muy frío a pesar de que había ido en una época cálida.

La carroza detuvo su movimiento y unos golpes se escucharon en la puerta, se abrió dejando ver a Dorian quién llevaba una capa de piel de oso encima, entró por un momento y cerró la puerta tras él, se acercó a Frida dándole un beso largo y tierno.

-Ya llegamos- le dijo separándose un poco de ella quitándose su guante para poder acariciar su rostro y darle un segundo beso más corto- ven es hora de salir, como tu escolta y chaperón oficial se me permite llevarte del brazo y como marido no oficial aún voy a ir todas las noches a tu cama- dijo Esto último con una sonrisa pícara y haciéndole un gesto malicioso a la criada quién volteo apenada a otro lado

-compórtate por favor- le pido de forma juguetona- ya habrá tiempo para eso, hay que salir-

- No te prometo nada pero haré el esfuerzo, Por cierto mi madre nos espera- le comentó Dorian con mucha ligereza lo cual puso un poco tensa a Frida, la idea de conocer a su madre le asustaba un poco

- ¿como sabe que venía?- preguntó con un tenue tono de preocupación

- le mandé un halcón, quería que estuviera preparada y porque quería que preparar tu habitación- contestó Dorian ayudándole a salir de La carroza para después de ofrecerle su brazo - No estarás asustada ¿o si?-

- ¿qué? No, sólo que... ¡ah wooow! Es hermoso- comentó Frida de golpe al ver el hermoso paisaje, estaban en una Colina Alta que los llevaba muy cerca de la Casa Grande en las tierras del Norte, se podía ver un hermoso Valle Verde con tonalidades oscuras, y una Brisa helada que acariciaba sus mejillas dándole la bienvenida

- bonito ¿verdad?-

- es hermoso las cálidas praderas del este son bonitas pero no se comparan con esta vista y estas Colinas- Estaba totalmente extasiada, la vista era hermosa y se sentía aventurera, por un momento cerró los ojos y con el viento en su cara puedo imaginar Qué lindo sería Volar libre como los pájaros

- Sí pero en el esté si te puedes meter a los ríos Sin temor a que te dé una hipotermia-

- ¿por qué tienes que arruinar el momento romántico que tengo son las tierras del Norte?-

- porque sólo puedes tener momentos románticos conmigo- dijo en voz tan baja que sólo podía escucharlo Frida, ésta Se puso roja como un tomate

- no hables muy alto te va a escuchar alguien- le dijo apenada

- Será mejor que caminemos Ya di la orden de que bajen todo y lo llevan a tu habitación-

El padre de Dorian ya había entrado a la casa grande, él y Frida tardaron unos minutos, entraron en el vestíbulo de la casa, Frida pudo admirar que los colores eran oscuros probablemente todo era madera de caoba y piedra, había cabezas de animales colgadas en la pared, seguramente eran trofeos de alguna cacería, por los rincones de la casa se podían ver estufas y chimeneas para mantener el calor, Frida seguía mirando todo los techos, eran tan altos incluso más que los de su casa, pero en estas tierras parecía que siempre estaba nublado y todo era tan oscuro, había poca luz.

Dorian se giró hacia ella y le preguntó

- ¿te gustaría subir a descansar o comer algo?-

- Primero quiero saludar y presentarle Mis respetos a tu madre- contestó de forma seria e irguiéndose un poco

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