Ama las imperfecciones

27K 163 0
                                    

— Mírame Andrés —dijo ella viendo su reflejo en el espejo, y divisando a Andrés por el mismo, detrás de ella— he envejecido, he perdido mi figura y la suavidad de mi piel, que ahora es arrugada. De verdad que los años no pasan en vano —terminó diciendo con una cara triste.
— Gloria, deja de pensar tanto en esas cosas —dijo el acercándose a ella— son cosas que no están en nuestro dominio, no podemos hacer nada por detenerlas o impedirlas. Para mí sigues pareciendo me hermosa —le dijo mirándola a los ojos por el espejo y desabrochando su sostén— no importa cuántos años pasen y cuánto se deteriore nuestro cuerpo —retiró el sostén— mi cariño sigue siendo el mismo, ese no se desgasta, no se acabará por mucho que pasen los años —se puso de rodillas detrás de ella y bajó su ropa interior y Gloria miraba con mucha atención cada movimiento de su esposo— o acaso creés que porque no sigues como cuando nos conocimos perderé todo el afecto, todo el amor que te he demostrado por todos estos años —estando aún de rodillas beso uno de sus glúteos y se levantó deslizando sus dedos por los laterales de su cuerpo— sigues teniendo lo que tenías cuando te hiciste mía, un fervor inacabable que siempre me despertó el alma, y un vigor de mujer que me enloquece todavía —dijo colocando la mano sobre la parte baja de sus caderas, acariciándola, pasando por  su abdomen y llevándolas hasta sus senos para masajearlos— sigo sintiendo la misma excitación en mí al tocarte, al ver tu desnudez delante de mí —se arrimó a ella y pegó su genital al trasero de Gloria, ella sintió una corriente al sentir la erección de éste— sigo con todo ese deseo vehemente por hacerte el amor cada vez que sea posible y sentir tu calor junto con el mío —dijo mientras su mano derecha de dirigía hacia su clítoris y la miraba a los ojos por el espejo, ella lo miró igual, abrió un poco sus piernas y echó sus manos atrás para envolverlas en el cuello de Andrés— no importa cuánto tiempo pase, seguiré sintiendo lo mismo, seguirás siendo mía —frotó varias veces entre las pausas que hizo al pronunciar palabra a palabra y Gloria movía su cintura para frotar sus nalgas en el miembro de él— sigues siendo hermosa mi amor, muy hermosa... —introdujo sus dedos— y sigues respondiendome como siempre —aceleró la penetración con sus dedos, ella no podía dejar sus caderas quietas, seguía con un meneo sensual sobre el sexo de su esposo, acelerando su movimiento junto con el de los dedos de Andrés— sigues siendo mi preciosa esposa —susurró en su oído, besó despacio su hombro tibio y Gloria curvo su cuerpo e inclinó su cabeza sobre el hombro de él y con las manos haló su cabello. Andrés introdujo hasta donde pudo sus dedos; Gloria tomó la mano con que él la tocaba y en un grito ahogado sintió como sus líquidos sexuales bajaban por su vagina mientras sentía las pulsaciones en el miembro de sus esposo, quién eyaculaba. Andrés sintió mojar más su dedos de un tibio jugo sexual que lo hizo gemir— eres hermosa mujer —terminó diciendo él dándole vuelta a su esposa para besar sus labios.

Relatos De Sexualidad (con enseñanzas) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora