"Conocer a una persona es como la música; lo primero que nos atrae es su melodía, luego cuando empezamos a ver quienes son, nos aprendemos las letras."- Anónimo-
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La semana había ido muy bien hasta el momento. Nada de invasiones alienígenas, lunáticos traumatizados tratando de tomar venganza, o algún asesinato a alguna persona importante que requiriera la presciencia de los vengadores.
Solo eran Anthony, Steve y James.
En casa. Calmados. Sin novedades ni eventos. Solo tres homosexuales poliamorosos en una floreciente relación normal.
Normal.
Esa palabra jamás se adaptaría a ellos en lo más mínimo.
La verdad es que desde hace meses, James había estado tomando tratamientos con respecto a su 'problemita'. T'Chala había cedido a entregarle una parte del proceso a Tony, tan solo requiriendo que el soldado viajase a Wakanda tres veces al año para supervisar el progreso de cerca.
La semana pasada había sido su primer viaje del año, y hasta el momento, James había estado estable. Incluso más sonriente de lo que acostumbraba.
Estaba en control. O eso suponía.
La primera vez que sucedió, tomó a Tony completamente fuera de guardia.
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"Milashka."
Al escuchar la voz del soldado, Tony dejó a un lado los hologramas que tenía en frente, volteándose a verlo.
"¿Sucede algo, delicia?"
Preguntó con una leve sonrisa, acercándose al castaño más alto. Le miró, y éste parecía ido.
"Prosti, Milashka."
Tony tenía leve conocimiento y manejo del ruso, por lo que entendió inmediatamente lo que dijo. Solo no entendió por que lo había dicho en otro idioma, ni por qué se disculpaba.
"¿Lo sientes? ¿Qué sientes? ¿James?"
Se terminó de acercar, lentamente. Miró a los ojos azules del contrario y se dio cuenta de lo dilatadas que estaban sus pupilas.