Viejas Emociones Renovadas

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“La brisa de la noche acaricia mi piel en cuanto entro a la habitación, ella estaba esperando por mi, dejo la ventana abierta. Sonrío al pensar que me conoce mejor que cualquiera, tal vez esto es tan solo una amistad, pero me agrada la idea de saber que ella es dueña de algunos secretos que me pertenecían exclusivamente. A pesar de no hacer ruido ella se mueve somnolienta y libera mi lugar de la cama ¿Es justo decir que tengo un espacio en su cama? Al menos durante este tiempo es cierto. Cuando me acuesto a su lado ella siente que el colchón se hunde y se voltea aun dormida para acurrucarse en mi pecho, coloco mi brazo para rodearla mientras veo una especie de expresión serena en su rostro. Katniss suspira pesadamente y me da un beso en la mejilla, solo un gesto entre amigos, pero desafortunadamente siempre sentiré la potencialidad de algo más. Ya estoy extrañando estos momentos a pesar que aún nos queda esta noche, la última noche del tour de la victoria, así que decido disfrutarla sin pesadillas.

A pesar que la habitación estaba inundada de la luz del día ella sigue dormida sobre mi brazo. Respira con una tranquilidad rítmica y sus labios a veces forman una ligera sonrisa, se ve feliz. La trenza en su cabello se desarmó en algún momento de la noche y los ondulados mechones se extienden libres sobre su almohada, esparciendo el aroma al bosque que persistía como siempre.

Era impresionante el cambio que su equipo de estilistas hizo en ella en cada  distrito, pero la prefiero así, como la conocí, como la muchacha de la Veta. Su piel es hermosa, pequeñas pecas que solo son perceptibles a esta distancia, unos cuantos lunares, la tonalidad oliva que adquirió después de años de cazar en el bosque. Todos los vestidos que usó fueron  hermosos pero no es ella, no es Katniss, y yo quiero verla a ella, tal cual es.

Sus ojos empiezan a abrirse perezosamente y al verme sonríe con cierta delicadeza, siento como si el corazón se inundara de felicidad, no puedo evitar devolverle la sonrisa

—Sin pesadillas— le digo

—¿Qué?—pregunta

—No tuviste ninguna pesadilla anoche— Ella me mira perdida en sus pensamientos

—Aunque tuve un sueño—comenta —Estaba siguiendo a un sinsajo por el bosque. Durante mucho tiempo. En realidad era Rue. Quiero decir, cuando cantaba, tenia su voz.—

—¿A donde te llevo?— Le pregunto mientras aparto unos mechones de cabello que caen sobre su frente.

—No lo se nunca llegamos. Pero me sentía feliz—

—Bueno, dormías como si estuvieras feliz—afirmo
 
—Peeta ¿Cómo es que nunca se cuando estas teniendo una pesadilla?—

—No lo se. No creo que grite o me revuelva o nada. Solo me despierto paralizado por el terror.—Es extraño, cualquiera sentiría vergüenza al admitir que sienten miedo, pero Katniss tiene algo que me invita a contarle todo sin miedo a su reacción. Hemos vivido tanto y aun nos queda tanto por vivir que no es necesario intentar ocultarle cosas

—Deberías despertarme—

—No es necesario. Mis pesadillas suelen ser sobre perderte a ti. Estoy bien en cuanto me doy cuenta que estas aquí— le contesto. Las palabras deberían resguardarse en mi cabeza, mantenerse encerradas pero no puedo dejarlas ahí, me volverían loco, al menos esto debo dejar escapar de vez en cuando. Sé que a veces pongo demasiada presión en ella, pero espero que sepa que no tengo ninguna intención de cambiar lo que puede llegar a sentir por mi. Solo somos amigos y es lo único que puedo aspirar y lo acepto porque no creo poder vivir alejado de ella, no solo porque desde ahora nuestros destinos siempre estarán ligados, sino porque simplemente no puedo…“

Hace días que me mantenían en mi habitación sin cadenas ni ataduras pero aun no podía levantarme de la cama. Seguía pensando en ese sueño, ese sueño que no era parte de ninguna fantasía sino un recuerdo claro que me indicaba que no podía alejarme de Katniss Everdeen. No quería alejarme de ella, al menos no cuando era el antiguo Peeta. Ahora, sin embargo, entiendo que es una necesidad alejarme, ninguno de los dos puede vivir cerca del otro. Sonrío como reflejo al recordar el beso de Katniss en la mejilla, pero inmediatamente me cubro el rostro con ambas manos. Me asusta pensar que aun podría amarla como lo hizo el antiguo yo, me asusta tanto como el hecho de perder la cabeza y rendirme ante la voz violenta en mi cabeza ¿Por qué me da tanto temor sentir aquellas viejas emociones?

Ahora estas hecho un montículo de piezas rotas, no puedes mantenerte en pie, no puedes asegurarte un futuro ¿Cómo podrías asegurarle un futuro a alguien que tienes como blanco para asesinar?

Y a pesar de pensar en las posibilidades de quererla por sentir los recuerdos del amor que sentía tan vivo sé que es imposible, no soy el mismo y ella tampoco lo es. Me doy cuenta que  por lo menos ahora voy a respetar a esa versión de mi mismo que tengo encerrada en mi cabeza, siempre suena tan lejana, tan… vulnerable, pero aun así el recuerdo que me trajo en sueños es más poderoso que los gritos de la voz del Capitolio. La versión de Peeta Mellark  enamorado de Katniss Everdeen es mucho más fuerte de lo que el Capitolio esperaba que fuera, no se irá jamás, no los dejará ganar.

Mis entrenamientos no pueden tornarse peligrosos ya que he entrado en el grupo de novatos, pero aun así quería mantener las esposas alrededor de mis muñecas

—No creo que grabarte entrenando con esposas sea beneficioso para las propos— me respondió Plutarch. Pero me aseguró que mantendría guardias a corta distancia en caso que algún inconveniente llegara a presentarse.

Con respecto a Katniss, mantuvo su palabra a medias, porque no estamos entrenando en el mismo grupo pero pude observarla varias veces mientras entrenaba con el suyo a tan solo metros del mio. La garantía que no podré dañarla con el arma de practica es que las balas no son reales, aun así mi mente no planea atacarla y … mis ojos no pueden dejar de observarla. Su cabello esta siempre seguro en una trenza, su piel es mas pálida de lo que recuerdo, el bunker del distrito trece ha evitado que su color se mantenga vivo en la piel

Debe estar volviéndose loca, sintiéndose casi tan prisionera como yo

La voz de mi antiguo yo se vuelve más intensa cuando puedo observarla, pero intento de disimular ya que mis guardias comienzan a ponerse nerviosos en cuanto lo hago. Algo interesante sucedió una tarde, Katniss estaba junto a Gale así que decidí que mis ojos evadieran ese espacio. Sin embargo la escuche reír, y sentí como en mis labios se dibujaba una sonrisa, pero mi reacción fue distinta a la que tuve después de mi sueño, no quise frenar ese momento sino prolongarlo. Me permití espiarla en ese instante, ver como su rostro aún tenía una mueca entretenida. Se veía hermosa, pude verla a través de mis ojos, no como el antiguo Peeta, sino como el prisionero del trece y aun asi Katniss repentinamente era hermosa. Escucharla reír, verla sonreír, divertida, relajada me hizo sentir… feliz, o al menos me hizo sentir algo parecido a la felicidad.   

Sinsajo perspectiva de Peeta MellarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora