Capítulo 31: Seis meses. (Parte 1)

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Alice traía un vestido que tenía como parte superior una blusa de manga de tres cuartos roja y falda liviana, un poco más arriba de la rodilla y de color azul jean, algo muy raro, ya que casi nunca ocupaba vestidos. Tenía  zapatillas de lona rojas sin caña.

Demasiados sentimientos encontrados, alegría, excitación, ansiedad y más.

¿Por qué se había puesto un vestido? Porque era lo primero que encontró (o eso se quería hacer creer a ella misma) También traía base en la frente para cubrir un grano casi seco, pestañas ligeramente encrespadas y un labial de un tono entre el rojo y el rosado

Oh, y corrector de ojeras.

Comenzó a golpear con desesperación el manubrio, como intento de calmar sus nervios. Unos pocos minutos después, salió del auto y tocó el timbre de la casa de Ry

Él abrió la puerta, estaba vestido con una camisa sin diseño, jeans oscuros, pero había algo que lo hacía verse más...sofisticado de lo normal, tal vez era su cabello que por primera vez parecía haber hecho un intento de permanecer quieto. Una amplia sonrisa se formó en su cara cuando vio a su novia—Te ves muy hermosa.

Alii le sonrío de vuelta—lo sé—le guiñó el ojo y se acercó para darle un beso corto—, gracias por el cumplido.

— ¿No vas a decir nada de mí?—le preguntó poniendo un mechón de cabello detrás de su oreja y besando su frente.

Alii sonrió divertida — ¿Acaso su autoestima está bajo, señor Ackerman? —preguntó burlona—. Te ves genial, Ry. Me dan ganas de besarte y nunca parar. ¿Feliz?

Su sonrisa se ensancho—mucho—se alejó y le hizo un gesto para que entrara—no quiero que mi chica se congele

—Soy de acero, los virus me tienen miedo—dijo soberbia y entró, con su mano entrelazada con la de su novio.

—Pues yo puedo fundirte—le dijo besando su mano y guiándola hacia el comedor.

— ¿Me estás provocando? —preguntó y encarnó una ceja

— ¿no puedo solo decir la verdad? contigo siempre es una provocación, calma tus hormonas, preciosa—le sonrió Ry.

Alii le sonrió tierna — ¿Te he dicho que amo cuando me llamas preciosa?

—creo que si—se inclinó y le dio un beso corto—ahora cierra los ojos. —Alii sonrió ampliamente como respuesta, y cerró sus ojos—Bien—se colocó detrás de ella y poso sus manos sobre sus hombros—camina un poco. Alii comenzó a caminar con pasos medianos—abre los ojos—le susurró en la oreja Alii tembló y los abrió lentamente:

Ry había cambiado completamente el comedor, las sillas y la mesa ya no estaban, en su lugar había una manta en el medio de la habitación, con dos lámparas a los lados con luz a intensidad media, en la manta había fruta, vasos y una botella de champaña y unos cojines.

—No tiembles, intento concentrarme y eso no ayuda—se alejó de su oreja— ¿qué opinas? no quería hacer la típica cenita con velitas

Alii se quedó sin habla, y tapó su boca con sus manos en señal de asombro y se dio media vuelta y lo abrazó. —Ry, me encanta —susurró cerca de su oído.

Él la apretó contra su pecho—me alegro que te guste, es como una imitación barata de nuestra segunda cita

Alii rió y se acercó aún más—No es una imitación barata, y gustar es poco.

Él acerco sus bocas y le dio un beso lento y tierno, ella le recibió el beso, sin agregar ningún otro tipo de emoción pero él rompió el beso con delicadeza—vamos a sentarnos—la tomo de la mano y camino hacia la manta. Ella no paraba de sonreírle y de mirarlo fijamente a los ojos. Lentamente se sentó en uno de los cojines—Esta vez tuve la delicadeza de no traer mangos—sonrió Ry, tomando la botella de champaña — ¿Quieres?—dijo tomando las copas y sirviendo una.

¿Crees que me conoces? (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora