Mala sangre.

[Parte II]

 

Pero eso son los días que nos atan juntos, para siempre.

Y esas pequeñas cosas nos definen para siempre.

+Bastille.

-Eso es irrelevante.

Mi hermana. Siempre tan directa y simple. Pero sobre todo, indispuesta a que le dijeran que hacer.

-Como desees.

Ella miro al dueño de aquellas palabras, molesta por lo anterior, pero sobre todo porque salieron de vida con esto. Sacudió su cabeza tan velozmente, que casi se podía decir que no lo hizo. Entonces su rostro volvió a ser todo dulzura. Un endemoniado ángel.

-Aro deseaba que llegáramos hasta acá para verte, Carlisle. Te envía saludos.

Este asintió. Aceptando la muestra de amabilidad, que en si era una amenaza explícita.

-Les agradecería que le transmitieran a él los míos.

-Por supuesto- Jane le sonrió. Mostrándose un tanto contenta, mostrando pero no estando. Observo una fuente de humo detrás de nosotros-. Parece que hoy hicieron nuestro trabajo. Bueno, casi todo- completo, mirando a la neófita-. Solo por curiosidad profesional, ¿Cuántos eran? Ocasionaron una buena oleada de destrucción en Seattle.

En ese momento, mi sistema se volvió a despegar de la conversación. No hacía falta que nos dijeran cuantos eran, que ninguno más que la naranja tenía un poder. Porque ese era el camino que tomaba el cuestionario. Esto era rutina, fingir que no sabíamos nada de la situación, que nos sorprendía su número, pero no era así. Lo que en verdad importaba era como habían sobrevivido. Claramente estaban superados en número. Y contando que alguien protegía a Bella, que ella no estuvo como carnada en la mitad de la acción, eso los dividió. Eso era prácticamente imposible para ellos. Para cualquier grupo normal de vampiros. Sobre todo si consumen sangre animal, porque solo la sangre humana te da toda la fuerza.

Boté de mi mente esos pensamientos, para cuando no hubiera alguien leyéndolos y volví a concentrarme en la chica, al momento en que Jane le pedía que dijera su nombre. La muchacha miró mal a Jane, como si ella no tuviera derecho de estarle pidiendo eso.

Primer y gran error.

La interlocutora le sonrió angelicalmente. Logrando estremecer a más de uno en el lugar. Suspiré a tiempo que el aullido desgarrador que obviamente procedía de la de cabello oscuro, reventaba la serenidad del ambiente. Se retorció una y otra vez, chillando, desgarrando su garganta con los gritos, a la vez que lo hacia con los tímpanos de quienes presenciábamos esto. Jane sonreía complacida sin despegarle la vista, mientras Bella se veía enferma, los Cullen inexpresivos, como si el asunto no les afectaba, Felix y Demetri estaban aburridos, solo esperando su momento. Cuando mi hermana parpadeo, desviando en parte su atención de la chica, ella guardo silencio, jadeando por aire que no necesitaba.

-¿Cómo te llamas?- una demanda inexpresiva que trajo una palabra como resultado.

-Bree.

Ella sonrió de nuevo, haciéndola gemir de dolor. Observé con fastidio la escena. Si bien me divertía verla jugar con las personas, era más divertido cuando yo lo hacía.

-Ella va a contarte todo lo que quieras saber. No es necesario que hagas eso- salió en su defensa, el caballero de todas. Rodé los ojos en su dirección, en lo que mi hermana lo miro con furia en sus orbes escarlata.

Lo hace porque puede. Pensé, al tiempo que ella soltaba un 'Ya lo sé'.

-¿Es cierto eso, Bree? ¿Eran veinte?

Frialdad. Frialdad.

¿Quién creería tanta maldad en una figura tan pequeña?

La chica, -Bree, me recordé- comenzó a balbucear su respuesta. Consiguiendo otra pregunta, esta vez sobre la creadora. Me concentré en las palabras, aunque no hiciese falta, aunque aquella buena jugarreta que le puso a sus neófitos, fue buena.

Las palabras "Según él, iba a ser pan comido" resonaron en mi cabeza. ¿Pan comido? Pero si todos murieron. Inclusive la creadora y su mano derecha, dejando a los Cullen intactos, como si solo hubieran estado practicando.

-Parece que Riley se equivocó en lo relativo a la facilidad- recalcó mi hermana, en una voz tan neutra que parecía que opinaba sobre el clima. Aunque como siempre, yo sentía la ira en su piel, llegando a compartirla en cierta parte aunque no me importara.

No es como si la humillación a mi hermana, cuando no pudo hacer nada a Bella en el castillo hubiera pasado desapercibida para mí, como si eso no me molestara, por supuesto que lo hacía. Tanto por Jane, como por orgullo y por compartir los sentimientos de mi gemela. Pero si algo sabía, era que vengarnos no sería fácil. Y si algo quería, era vengarme con mis propias manos.

-No voy a ocultar que estoy impresionada- soltó Jane, siendo respaldada por los asentimientos de los que estábamos por detrás-. Jamás había visto a un clan escapar sin bajas de un ataque de semejante magnitud. ¿Saben que hay detrás del mismo? Parece un comportamiento muy extremo, especialmente si consideramos el modo en que viven aquí. ¿Por qué la muchacha, es la clave?

Sus palabras se tomaban como lo que eran, una duda para obtener como respuesta: el odio de Victoria hacia la humana. A pesar de que yo también lo podía traducir como un sutil comentario sobre porque no atacamos antes, ¿Por qué dejarlos acercarse tanto? ¿Por qué tardar? Aunque, prácticamente nadie podía tomarlo de esa manera.

-Victoria le guardaba rencor a Bella.

Jane rió ante las palabras de Edward, mostrándose divertida, compartiendo aquel sentimiento.