Lección 1: Consecuencias

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No tenía más opciones que ir a confrontarlo. Hace meses que no mantenían una conversación real o que valiera la pena, sin embargo él estaba cortado todos sus ingresos, y todas sus opciones.

Se sentía como una rata acorralada y esa sensación lo repelió todo el trayecto que hizo en auto.

La tarde era lluviosa y además no tenía ningún deseo real de ver a Fagaku.

El único auto que podía utilizar ahora, y eso porque su padre había tomado todas las llaves excepto esas, era una camioneta familiar ¿Qué pensaba su padre que era, la tía bonachona de la calle?

Apretó los puños con violencia por el insulto y lo siguió haciendo hasta que los nudillos se pusieron blancos.

Se sentía enojado pero también recordaba bien su "metída de pata". Así que se relajó, necesitaba pensar en algo.

Ahora lucia como un anciano con mucha familia, pero pronto arreglaría las cosas.

-Tsk - rechinó con esa ridícula idea, mientras aparcaba el auto en el estacionamiento de la empresa. Trató de relajarse, no todo estaba perdido, aún contaba con su pequeño rebaño de ovejas enamoradas.

Sonrió ante esa ventaja. Si tenías dinero, tenías posición y eras atractivo, las mujeres no se te resistían. 

Y él tenía todo eso.

Las tenía por lo tanto en sus manos. Por eso el llamado género femenino solo podía ser utilizado para obtener algunos beneficios. No eran seres confiables, pero todavía eran útiles.

Con eso en mente avanzó al lobby de la empresa, ahora mucho más relajado.

Muchas de las mujeres que trabajaban ahí eran sus fieles acolitas.

Desde muy joven las féminas lo seguían y buscaban su atención. A su corta edad contaba con muchos conocimientos en ese tema e incluso algunas experiencias que no había buscado.  Tan solo a los 12 años, una atractiva adolescente se había colado en su habitación, Karin. Ella tenía 16, y aunque al principio estaba asustado, acabo cediendo a la tentación y curiosidad. Ese primer Shock le duró unos meses hasta que ella volvió a buscarlo. Con ella aprendió los patrones, la manipulación, esos actos que las mujeres repetían cada vez. Ella le enseñó que todas las mujeres son iguales...

Mientras iba confiado en lo que sabía, las cosas empezaron a ser otra vez normales cuando las mujeres en la recepción volteaba todas sus rostros para mirarlo, unas embelesadas, otras con insistencia. Pero prácticamente todas miraban en su dirección.

Solo por guardar la apariencia de arrepentimiento contuvo una sonrisa de suficiencia. No podía permitir que su ego se metiera entre él y los beneficios que le daba ser hijo de Fagaku Uchiha, por ahora.

El espectáculo siguió, las mujeres que visitaban de otras empresas contenían el aliento, sus ojos  le seguían por mucho tiempo.

Él ya sabía que todo el género "débil" era más bien el género hipócrita. Todas  exigiendo ser tratadas con respecto, o no ser vistas como objetos o con lujuria desmedida pero ellas no eran mejores, y todas esas miradas de deseo sin disimulo se lo recordaron.

A pesar del sentimiento de autosuficiencia y su ego elevado, de nuevo logro contener la sonrisa superior.  Ya casi podía saborear su victoria, cuando pusiera en marcha su "encanto" todo saldría como quería, aunque por dentro de sentía mil veces más irritado que encantador.

Sus pasos resonaron por todo el décimo piso al salir del ascensor, y fue precisamente eso lo que primero llamó su atención. A tales horas esas salas solían estar al tope de sus actividades, muchos necesitaban levantar la voz o hacer señales hasta el otro lado del edificio para ser comprendidos. No obstante todo se encontraba desierto y silencioso, el brillo del sol iluminando todos los espacios proyectándose en el suelo pulido, pistas que le indicaron que su preocupación y cautela no eran imaginaciones suyas.

Lecciones para un ArroganteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora