1: La mente de Alfred

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Bienvenidxs por fin a Sweet dreams. Lo primero es que tengo que recordaros es que es un fic continuación de Sueña (por eso la correlación de títulos), así que, si no lo has leído, vuelve atrás. Por tu bien

En esta historia podrás encontrar 0 drama, algo de sexo (a mi manera) y muchas risas y softismo. No sigo la mejor trama de la historia, es para entretenerme un rato y recordar a los Ragosueña. Dicho esto...

 Dicho esto

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—Entonces... ¿no se escribe como se pronuncia?

El hombre se atusa la barba mientras niega con la cabeza, divertido ante la retahíla de preguntas de la más pequeña.

—Con H, mi vida, se escribe con H.

—Que raros son los ingleses. —Bufa la pequeña rubia, esforzándose, con la lengua sacada, por escribir bien.

—Bastante, sí... —Se inclina para mirar lo que Flor escribe—. Muy bien, cielo. Escribes super bonito, ¿lo sabías?

—No sé. —Arruga la naricita, haciendo sonreír al de barba, embobado en los gestitos que suelta su hija—. ¿Crees que los demás niños sabrán escribir ya, papi?

El moreno suspira, consciente de las inseguridades que trae la niña con respecto al resto de su clase. A sus cinco añitos recién cumplidos, habla mejor que muchos niños mayores, lee bastante bien y, aunque aún le cuesta, sabe copiar palabras.

En eso están en ese momento, con el libro ilustrado de Harry Potter abierto. Habían estado leyendo juntos, Flor narrando la historia por primera vez mientras su padre la ayuda si tiene alguna duda en pronunciación, pero han pasado a copiar el título y las primeras líneas.

—Seguro que no tan bien como tú. —Los ojos de la rubia brillan con fuerza cuando deja un beso en su frente—. Vamos, cariño, sigue copiando un poco, que yo vea lo bien que escribes.

Y la niña, algo más calmada, creyendo las palabras de su padre como si se tratara de algo dicho por uno de sus héroes de película, sigue escribiendo a paso lento, mordiéndose la lengua y entrecerrando los ojos para más concentración. En el suelo, tirado sobre la alfombra, un Husky siberiano los observa en silencio, resoplando al verse falto de atención.

Una planta por arriba, se puede escuchar bandas sonoras de Disney. Raoul, consciente del ejercicio que hace su hija mayor para concentrarse, la ha programado para que solo se escuche en el baño, donde está junto al habitante más pequeño de la casa.

—"O dubi du quiero ser como tú... andar como tú, hablar como tú, tu... a tu salud. Dímelo a mí, si el fuego aquí, me lo traerías tu..."

El pequeño de rizos no deja de saltar de un lado a otro, canturreando la canción como más le sale, consciente de que no se la sabe del todo. El rubio consigue agarrarlo y ponerle un albornoz que lo cubre entero. Le pone la capucha, masajeando con ella su cabello. Sonríe al ver dos orejas sobresalir del albornoz. La mejor decisión de su marido fue comprar eso para los niños.

Sweet dreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora