Como no pude participar en el ragoween de este año (que por cierto, os animo a buscar los one shots que han preparado este año, porque son maravillosos), decidí hacer un capítulo especial de halloween, situado un mes después de donde va la historia de Sweet dreams... con algún que otro susto y algo de sexo...
espero que lo disfrutéis
—¡Pero papá! —gimotea Flor—. No puedo ir de verruga, se van a reír de mí.
Agoney echa la cabeza hacia atrás, desesperado. Se le dan bien muchas típicas cosas de padre, pero intentar encontrar un buen disfraz para sus hijos en el último minuto porque se les ha echado el tiempo encima definitivamente no está entre esas cosas.
—Pues ya me dirás qué hacemos, corazón. —Se agacha para mirarla. Su rubia favorita no deja de lloriquear—. Papá no viene hasta tarde, y Halloween es mañana, es o "verruga" o nada.
—¿Podo ir desnudo? —aparece Alfred por el pasillo de la tienda, correteando con la poca elegancia que lo caracteriza, con una sonrisa enorme y el pelo despeinado.
—Lo que me faltaba ya —farfulla su padre—. Tú irás de superhéroe, ahora elegimos cuál.
—¡UN HADA! ¡YO QUERO UN HADA! —Agoney lo ve corretear por otro pasillo, desapareciendo de su vista.
Coge aire y agarra a Flor, para seguir al pequeño de la casa. Lo que menos le apetece es que se le pierda uno en su primer día libre de reuniones. Sería el hazmerreír de su propio marido.
Pronto lo encuentra en la sección socialmente considerada para niñas, saltando mientras mueve unas alas, que aún no se ha puesto en la espalda. Tras soltar a la mayor de sus hijos, le ayuda a colocárselas.
—¿Toy guapo, papi?
—Muchísimo, peque. —Pellizca su nariz—. ¿Vas a querer el disfraz completo?
—Chiiiii. —Lo abraza, teniendo el moreno que sostener al pequeño Alfred, que ya agarra el vestido de hada con energía.
—Papá... —Flor vuelve a la carga con un nuevo gimoteo que lo exaspera. Sin embargo, cuenta hasta tres y le devuelve la mirada—. Que no quiero ser una verruga.
—Pero si no quieres ser un hada como tu hermano, ni un superhéroe, ni un animal... ¿qué quieres, mi vida?
—¡Harry Potter!
—No hay disfraces de eso en estas tiendas, y Halloween es mañana, no da tiempo a buscar algo por internet —intenta explicárselo por quinta vez, sin mucho éxito, pues los ojos de la pequeña se cristalizan.
—¡Me da igual! ¡Yo quiero Harry Potter! —chilla, llamando la atención de más de un cliente de última hora de la tienda.
Agoney cierra los ojos. No sabe qué más hacer, porque los profesores pidieron que compraran los disfraces en ciertas tiendas, y si no han encontrado lo que quiere, solo puede intentar vestirla de bruja o, como ella lo llama, verruga.
"Raoul, ¿dónde estás cuando te necesito?"
—Hermione Granger era una bruja —cae en ello, iluminando su mirada—, podemos ponerte el pelo parecido y-.
—¡Pero no era una bruja piruja! —grita, indignada—. ¡Iba guapa, con su túnica y su varita! ¡Yo tengo un sombrero feo!
Suspira antes de agacharse para quedar a la altura de la niña.
—¿Y si hacemos una mezcla?
—¿De qué? —Corta su llanto al instante, demostrando lo buena actriz está hecha.