Había estado cansado durante los últimos días, sus articulaciones dolían un poco y constantemente se quedaba dormido en cualquier lugar de la casa. Quizás estaba exigiéndose demás con respecto a los cuidados de Tarô, aunque había estado cuidando de Sasuke durante los últimos años, definitivamente no era similar a cuidar de un bebé.
El pequeño de cabellos escasos y negros se encontraba babeando un pedazo de tela negro con nubes carmesí impresas. Itachi no se había atrevido a lavar aquella capa vieja a pesar de su temor constante a los gérmenes que podrían infectar a su pequeño sobrino, el simple hecho de que Tarô estuviese tan apegado a ese pedazo de tela era la prueba suficiente de que extrañaba a su madre, después de todo, el olor de Saeko aún permanecía en la capa que usó durante años, era lo único que quedaba de ella para Tarô. No había fotos o historias divertidas para contar, no había una verdadera familia a la cual pertenecer.
Itachi tomó un sorbo de agua mientras observaba a Tarô tratando de alcanzar un pequeño oso de felpa mientras con una de sus manos se mantenía aferrado al recuerdo de su madre. Algo dentro de Itachi dolió, no solo fue el hecho de ser aún más consciente de la muerte de su hermana, sino también los recuerdos dolorosos agolpándose en su cabeza, Saeko lo había protegido todo el tiempo, aun cuando decía cosas hirientes y lo hacía entrenar tanto, aun así, ella tomo toda esa carga en sus hombros y cuidó de él y de Sasuke, literalmente entregó su vida para protegerlos. ¿Haría lo mismo? ¿Estaría dispuesto a devolverle el favor cuidando de Tarô? Sí.
Itachi recogió su cabello en una coleta alta, su rostro pálido podía apreciarse mejor, así como las pequeñas marcas violetas debajo de sus ojos. Dejó salir un largo suspiro antes de reunir el valor suficiente para salir de casa, debía hacerlo, pero el problema radicaba en que cada día que pasaba encerrado en aquellas cuatro paredes, le parecía más cómodo quedarse ahí.
Tomó a Tarô, un poco de dinero de sus ahorros y las llaves de casa, Iruka había estado trayendo las provisiones, pero no podía seguir dependiendo de él.
Las calles de Konoha eran tan cálidas como todos los días, brillaban gracias a la luz del sol y la brisa podía sentirse golpeando suavemente la piel. Todos los negocios estaban de nuevo andando, desde el más pequeño puesto de comida hasta los grandes locales. Itachi podía sentir el deseo de todos los habitantes por salir adelante, pero también podía sentir algo más, un poco más oscuro, más doloroso, podía sentir las miradas de todos clavándose en él.
Su hermana era una criminal que había muerto hace poco dejando a un bebé a su cargo, su hermano menor huyó de la aldea, todo este asunto lo tenía jodido, y sin duda pensaba que era bastante jodido como para sumarle la lástima de la gente a su alrededor, daba lástima y estaba consciente de ellos, pero cuando Tarô trataba de arrancarle un mechón de cabello, o cuando trataba de balbucear torpemente su nombre, justo ahí Itachi dejaba de sentir lástima por sí mismo.
Era afortunado, bastante, de una forma de los demás jamás podrían llegar a entender.
Afortunado por no tener que ver a los ojos a sus padres y arrancarles la vida él mismo, por poder criar a Sasuke de la mejor manera que pudo, por recibir tanto amor de su familia, por poder tener la oportunidad de ver renacer al clan Uchiha gracias a Tarô, era afortunado por poder tener una vida, porque Saeko le dio esa oportunidad.
-Itachi-san-
Una voz femenina lo llamó mientras iba de regreso a casa.
-Sakura-chan me haces sentir viejo usando ese tipo de honoríficos- sonrió mientras veía la cara de la pelirrosa tornarse roja-
-No era, no era mi intención Itachi-nii...-
-Así está mejor, menos formalidad ¿Verdad Tarô? - el bebé balbuceo algunas cosas y después siguió tratando de arrancarle el cabello a su tío- Escuché que eres discípula de Lady Tsunade-
-Sí, ella me aceptó, es dura, pero me hace sentir útil- escondió sus sudorosas manos detrás de su espalda-
-Me alegro, pero ¿Pasa algo? -
Sakura apretó los puños mientras miraba el piso, no podía mirar a Itachi a los ojos.
- Yo...- suspiró- No pude detenerlo-
Itachi la observó unos segundos, sabía que no era todo lo que tenía que decir, así que esperó pacientemente.
- Yo traté, pero él no quiso escucharme, yo siempre he sido un estorbo para él y Naruto, ellos parecen tan decididos a hacerlo todo, siempre están ahí y actúan rápidamente, jamás se rinden y, aun así, cuando traté de seguirles el paso, ellos simplemente me dejaron atrás...-
Sakura parecía a punto de llorar, así que Itachi hizo lo que le ayudaba a dejar de llorar durante las noches.
-Toma- el mayor colocó a Tarô en los brazos de la chica-
- ¿Eh?- Sakura sostuvo a el pequeño Uchiha con delicadeza mientras las lágrimas dejaban de amenazar con empapar su rostro-
Tarô no tardó mucho en tratar de jalar el cabello de la pelirrosa, el color llamaba mucho la atención del pequeño bebé.
-Nunca es tarde para alcanzar a alguien, aunque creas que lo único que podrás ver de esa persona es su espalda, la realidad es que si te esfuerzas algún día podrás mirar a esa persona de frente- sonrió- ¡Esfuérzate!-
-¡Sí!- sonrió también-
Al final de la tarde Itachi volvió a casa, colocó las provisiones en su respectivo lugar en la cocina y le dio la merienda al pequeño Tarô. Después de la merienda Tarô sucumbió a los brazos de morfeo, Itachi lo veía dormir aunque no tardaba en caer dentro de un sueño profundo, estaba cansado, sobre todo de las mujeres que se acercaron queriendo abrazar a el menor.
Itachi mantenía una mano balanceando la cuna de Tarô mientras sus ojos se cerraban con pesadez, estaba tan cansado, los rayos naranja del atardecer entraban por la ventana que quedaba justo al frente de su rostro, el ultimo recuerdo que Itachi tuvo antes de caer dormido fue una sombra entrando por la ventana.
☂️He vuelto del hiatus, lo amo y nos vemos dentro de otro año con otro capítulo.☂️
Mentira. Ya voy a actualizar más seguido.
ESTÁS LEYENDO
La otra Uchiha #2
FanficSecuela de "La mayor de los Uchiha". Leer el libro 1 para entender la trama. ❝Jamás dejaría que el mundo que amo se desvaneciera.❞ ¿Ha valido la pena? El esfuerzo, el cansancio, las lágrimas y los gritos que no fueron escuchados, todo por el bien de...