006|¡El amor da miedo!

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La temporada cálida poco a poco se quedaba atrás, el viento invernal y las lluvias se hacían presentes en el país del fuego

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La temporada cálida poco a poco se quedaba atrás, el viento invernal y las lluvias se hacían presentes en el país del fuego. Las gotas de lluvia borraban los restos de la calidez almacenada en el suelo y limpiaban las hojas de los árboles a su paso, pero ni siquiera un diluvio podría limpiar el alma de un pecador.

Obito había estado alejado por mucho tiempo de lo único que lo mantenía centrado, un poco cuerdo. Justo ahora mientras el joven de cabello largo, al que había engañado en el pasado, lo observaba fijamente incrédulo, se sentía cada vez más inseguro de lo que estaba haciendo, nunca, ni una vez dudó de sus pasos, incluso cuando tuvo que matar, incluso cuando tuvo que pedirle a quien amaba que matara a su mejor amigo.

Dudaba.

-No deberías estar aquí- Itachi apenas pudo pronunciar esas palabras- Podrían estar vigilando-

Obito observó los movimientos del joven Uchiha, como mantenía a Tarô oculto en su pecho y hacía un movimiento rotatorio de tal manera que daba la impresión de que se echaría a correr en cualquier instante.

-Nadie me vio entrar a la aldea, o a este lugar- su voz sonaba ronca y débil- Sólo quiero verlo un momento-

El sonido de un relámpago resonó en la habitación indicando que pronto llegaría una fuerte tormenta.

-Sólo un momento- Itachi repitió la frase, un poco inseguro de lo que decía-

Obito asintió lentamente y extendió un brazo hacia Itachi y Tarô.

Itachi dudó, tenía miles de razones para dudar, desde la desconfianza que generaba esa persona con solo verla, hasta el hecho de que era un criminal clase S. No era ni remotamente normal, pero al final de cuentas, quizá un padre que extraña a su hijo era más sencillo de comprender que tener el globo ocular de tu mejor amigo metido en un frasco.

-Estás sucio, no puedes sostener a Tarô así- Itachi finalmente habló-

Obito volvió a asentir, apenas dándose cuenta de su estado.

-Puedes darte una ducha, o al menos cambiarte de ropa- Itachi volvió a hablar-

-No debería quedarme mucho tiempo- fue interrumpido-

-El tiempo dependerá de que tan rápido seas para tomar una ducha- sonrió burlonamente-

-Bien- fue su respuesta final-

Ceder ante un niño, simplemente ceder no era algo que estuviese acostumbrado a hacer, podría matarlo y quedarse con Tarô, pero no era una opción, no cuando su cara era tan parecida a la de ella, no cuando sonreían de manera similar, no era una opción porque su pecho ya dolía lo suficiente como para matar lo único que quedaba de ella, no cometería una locura, pero ¿Desde cuándo había dejado de hacer locuras?

Era diferente, ella lo había hecho diferente. Nunca imagino que tendría que ceder, que lloraría de nuevo. Ella lo había cambiado, desde reír con ella hasta hacerlo rabiar, esperar por ella, cuidar de ella, preocuparse por ella, amarla, tanto y tan profundamente que lo hacía sentir culpable porque jamás imaginó que amaría a alguien después de amar a Rin, el creía fielmente que sólo amaría a su compañera de equipo hasta el final de su miserable existencia.

El ciclo se repetía, amarla, perderla, tratar de recuperarla, pero esta vez lo lograría, esta vez todo estaría bien. Amarla, perderla, recuperarla y finalmente, poder ser lo que ella siempre quiso, poder decirle que él también la amaba.

-Te amo, creo- dudó-

- ¿Eso crees? ¿Y si te quitara todo lo que te hace feliz? A tus queridos hermanos por ejemplo- sonrió maliciosamente- ¿Seguirías amándome?-

-Probablemente sí, eso me asusta-

También estaba asustado, porque también la amaba. Tocando su pálida piel y besando sus párpados cansados, haciendo ese tipo de cosas no podía negar que la amaba, solo que él no sabía amar de manera correcta.

-Aquí hay ropa limpia, es la más grande que tengo- Itachi le extendió unas prendas perfectamente dobladas mientras sostenía a Tarô con su otro brazo de manera hábil-

Obito reaccionó tomando la ropa que le ofrecían, se había perdido un momento en sus pensamientos. 

Al final termino dándose una ducha rápida y poniéndose la ropa que Itachi le había dado, le quedaba ligeramente ajustada, pero estaba bien. Antes de salir de la habitación donde estaba cambiando su ropa, Obito pudo observar una foto que aunque estaba enmarcada, parecía bastante arrugada y vieja, eran Saeko y sus dos hermanos, Saeko se veía bastante joven, casi de la misma edad que tenía cuando la conoció, algo dentro de él dolió.

- ¿Puedo? - Obito estiro ligeramente sus brazos hacia Tarô-

Itachi dejó salir un leve suspiro antes de entregar a su pequeño sobrino a los brazos de su padre.

-Tómalo con cuidado- Itachi le dio indicaciones- Trata de sostener su espalda, aún no puede sostenerse solo-

Obito trataba de sostener adecuadamente al bebé, pero este parecía querer dificultarle la tarea, además de que las indicaciones de Itachi sólo lo hacían sentirse cada vez más nervioso. Cuando finalmente pudo sostener a su pequeño hijo de manera correcta, Tarô lo observó directamente a los ojos, Obito maldijo internamente, se parecía a él. 











¿Qué tenemos aquí? ¿Otro capítulo?
En su cara queridos lectores. Ja.

En el siguiente capítulo pasan muchas cosas, así que les dejo este que es algo tranquilo.

Nos leemos pronto. •3•

La otra Uchiha #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora