Nuestra primera noche

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No, no estaba perdido :) he estado en otro proyecto, esta si es una historia larga como Dios manda. Si quieren saber más de ella dejenmelo saber en los comentarios.
P.D.: para entender mejor el contexto de esta historia los invito a leer "Una semana para enamorarme"; solo si quieren entender mejor, pero no es estrictamente necesario

¿Que si estaba nerviosa? Mentiría si dijese que no. Hace ya tres meses desde que terminaron esas extrañas vacaciones en el hotel y desde hace dos meses que salía con Eduard, pero nunca había ido a su apartamento en todo este tiempo.

   Se alisó la falda, se acomodó la camisa y el cabello antes de tocar la puerta. Su expectativa era alta, sentía curiosidad, quería saber qué tipo de cena le había preparado. Se sorprendió cuando él la había invitado hace dos días.

   Un “ya voy” se escuchó a lo lejos. Escuchó unos pasos acercarse y luego la puerta abrirse, revelando a un Eduard descalzo, unos jeans y una camisa de botones azul, con esa sonrisa tan característica en él, revelando un hoyuelo en cada mejilla, uno más pronunciado que el otro.

   —Buenas noches, Mendoza —se hizo a un lado para que pasara.

   —¿Buscas pelea, Johnson? —puso sus brazos como jarra y alzó su mentón, orgullosa.

   —Depende de qué tipo de pelea sea —continuó él.

   —Pervertido —no pudo retener una sonrisa. Pasó por su lado, dándole el tiempo suficiente a Eduard de examinarla de pies a cabeza sin que se diese cuenta.

   —No le veo el problema a eso.

   —Que con toda esa perversidad aún no me has comido —susurró.

   —¿Dijiste algo? —alzó una ceja.

   —Que quiero saber qué me preparaste para la cena.

   —¡Oh! Algo muy bueno, te lo aseguro.

   —Más te vale, Johnson —lo amenazó.

   —Ay Mendoza, Mendoza ¿qué haré contigo?

   —No pasarte de listo conmigo, por ejemplo.

   Dejo de mirarlo para detallar en donde se encontraba. Si estaba sorprendida lo ocultó muy bien.

   La sala estaba confirmada por un comedor para seis personas de madera oscura y la mesa de cristal, una alfombra protegía el piso de porcelana color perla cepillado. En el techo se podía apreciar apenas un diseño en la pintura, como símbolos abstractos. En el medio, el techo sobresalía un poco, donde colgaba una lámpara tipo araña mientras que en otras partes del techo había incrustaciones para que pequeños bombillos alumbraran el resto de la sala.

   No podía ignorar tampoco el sofá en L color beige de piel de durazno, una pequeña mesa al frente de él a juego con el sofá y un televisor Bravia de 45’ con su theater home, un Blu-ray y una PS4.

   Luego estaban unas escaleras amplias que llegaban hasta un segundo piso, donde supuso que estarían las habitaciones y todo eso.

   A un lado de la sala se podía apreciar la cocina, con una encimera que la partía por la mitad, ahí se encontraba un fregadero doble, un portacuchillos y unas gavetas abajo, mientras que a un lado se encontraba la nevera de acero inoxidable y del otro extremo una cocina electrica, el horno y un microondas.

   —¿En serio vives aquí solo? —preguntó al ver todo tan ordenado y limpio, tan… estético.

   —¿Por qué lo dudas? —inquirió con cierto humor.

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