Sangre irresistible

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Llevaba meses de ese modo, no le dirigía mucho la mirada a pesar de haber superado su timidez luego de casi un año de relación.

Alexia era una mujer hermosa, no sabía cómo se había fijado en un pobre diablo como él, un hombre con un perfil élfico: fino y alargado. Gracias a su herencia irlandesa, los niños lo llamaban duende o algo que se le asemejara.

Aún recordaba las extrañas circunstancias en la que había conocido a su bella novia.

Flashback

Había salido tarde del salón. Mañana tenía una prueba de cálculo y tan sumiso estaba en sus estudios que no se había percatado de que ya no había sol.

Tomó sus cosas y la guardó en su mochila.

Los pasillos estaban casi vacíos, algún que otro profesor o figura administrativa de la Universidad que recorría los pasillos para irse a sus respectivos hogares.

La fría brisa del campus lo recibió con una suave caricia en su rostro. Se revisó los bolsillos para buscar las llaves de su Toyota Corolla; el clima no le inspiró confianza cuando salió de su casa para venirse en su R1.

Unos jadeos lo hicieron pararse en seco y revisar el lugar. Reparó en que había una mujer recostada en un árbol aportando las manos en sus rodillas en un intento de tomar aire.

Su cabello negro azabache tapaba por completo su rostro, por lo que no podía ver su rostro.

-Oye, ¿estás bien? -se acercó hasta la mujer.

-S-sí -contestó con voz tensa y, a pesar de eso, su voz era como escuchar una suave melodía.

-No me lo parece -intentó acercarse, pero ella lo detuvo.

-¡No te acerques! -su petición lo descolocó. Un sollozo salió de su boca y luego se la tapó con urgencia.

-Mi abuelo me daría una buena paliza si se enterara de que no ayude a una mujer en problemas -a pesar de que sus palabras lo habían molestado, se negó a dejar de ayudarle-. Por lo menos déjame llevarte a un hospital. No está muy lejos de aquí y así dormiría algo más tranquilo.

Ella levantó la mirada, revelando su blanquecino rostro. Damian quedó de piedra, delante de él parecía tener a una diosa con unos ojos parecidos al ámbar.

-D-de acuerdo... -aceptó con el ceño fruncido-. Pero por favor, las ventanillas abajo, necesito aire.

-No hay problema -aceptó la extraña petición.

El trayecto fue incómodo. Damian le echaba de vez en cuando una mirada de reojo a la chica que se tapaba la nariz y tensaba la mandíbula en un intento de contenerse.

Sea lo que sea que tenía, debía ser grave.

Estacionó rápido en la entrada de sala de emergencia. Ella se bajó con rapidez y con un apenas audible gracias se perdió por las puertas

-Genial, Damian. Te le acercas a una chica luego de un buen tiempo y su reacción es huir de ti-suspiró en el auto. Al menos se iba con la conciencia de que la ayudó a llegar al hospital.

Fin del flashback

Días después, esa misma chica lo había buscado para darle las gracias. Su rostro había tomado un poco más de color, sus mejillas sonrojadas y a veces tartamudeaba. Se presentó ante él cuando estaba en el comedor de la universidad en el almuerzo, un bello nombre para una bella mujer: Alexia. Era casi tan alta como él que superaba por poco el metro ochenta, su cabello largo iba amarrado en una coleta, lo hacía sentir estar en presencia de una reina por lo menos, un porte orgulloso que se ocultaba bajo esa apariencia de timidez.

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