IV

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Sé que te has dado cuenta de todo. Si algo he tenido claro siempre es que no eres ningún estúpido y que no tienes un pelo de tonto. Has entendido cada indirecta directa, has leído cada frase y sabido que iba por ti, y a pesar de todo has dejado que pase la última oportunidad por delante de ti, corriendo a otra parte.

Mentiría si dijese que no me he girado tropecientas veces en el camino a casa esperando que hubieses venido detrás, aunque fuese a por un abrazo de los que prometiste que seguirías dándome sin importar nada más. Mentiría si dijese que no me ha decepcionado que tampoco esta vez hayas movido un dedo porque algo de esta puta mierda mejore.

Y creo que ahí está el problema, en las mentiras. Las que me he repetido tanto a mí misma que he acabado creyéndolas. Me he mentido pensando que seguías aquí contra todo pronóstico, que tú no podrías dejarme sola sabiendo que te necesito, que aún te importaba porque se supone que en su día lo hice.

Me he repetido diariamente que quizá al vernos a la cara algo haría click, que quizá esa decisión que estabas meditando cambiase su rumbo.

Y vuelvo a darme de hostias una noche más (la última cerca de ti) por haberme traicionado a mí misma de nuevo. Pero quizá era lo que necesitaba, quizá después de todo lo mejor era que hiciese ese camino a casa completamente sola y con lágrimas en la cara desde que me he alejado sin girarme. Quizá lo que tenía era que experimentar el dolor de subir mi calle mirando de vez en cuando atrás para no verte en la esquina, como tantas noches esperando hasta que entraba en casa.

Y ha dolido, y ahora quizá esté sangrando por alguna parte que sorprendentemente no hubiese sangrado aún.

Pero quizá era necesario, ver que si has dejado que la última oportunidad pase por delante de tus narices es porque quizá simplemente querías que eso sucediese, al menos mucho más de lo que dijiste quererme a mí.

Y que duela, si con eso me hago a la idea de todo y salgo de este bucle de una puta vez, porque si algo saco en claro de estos días de infierno es que sin duda no mereces un libro entero para ti.

Gritar desde dentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora