Gritar desde dentro

VIII

Pasa que vivo la vida esperando que algo suceda, con la sensación inminente de que algo se acerca, algo grande que hará que todo esto dé un giro de 180 grados. Pasa que pienso que esto es una etapa más de las tantas que se han sucedido y que como todas las anteriores tendrá un fin (mejor o peor) que dará paso a un nuevo comienzo con todo diferente.

Ha sido hoy cuando mirando como una tonta por la ventana, aprovechando el único día en semanas con algo de fresquito y resto de olor a tierra mojada, me he dado cuenta de que no es así.

Que nada espera en la esquina siguiente, que mañana será parecido a hoy al igual que lo fue ayer, porque esto es mi vida ahora y la que viene después también. No sé harán las maletas al acabar verano para volver a casa a estudiar de nuevo, a meterme en las mismas aulas, con la misma gente, en mi misma cama, en las mismas calles que vi desde siempre.

Ahora esta caja de zapatos donde vivo son las paredes testigos de todo lo nuevo que empezó hace tres meses y que sí, joder, que es mi vida, no una etapa, sino todo lo que le sigue.