Final

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Yuuri sentía sus dedos palpitar. Escuchaba su corazón dentro de la cabeza fuertemente. Apretaba con fuerza el volante. Era el momento.

            El chico respiró hondo una última vez y abrió los ojos seriamente.

Encendió la motocicleta, el robusto sonido del motor intimidó a las personas que aguardaban en sus vehículos atrás de él.

El japonés miró la cámara a varios metros de su ubicación, asintiendo.

Hizo sonar su cuello y comenzó a contar en voz baja.

—Uno... —Fuertes crujidos metálicos sonaban dentro de las jaulas, los rugidos de los velociraptores no lo intimidaron—, dos... —La puerta levantándose hizo más ruido del que esperaba —, tres...

Tres velociraptores salieron a toda velocidad de la celda. Yuuri aceleró a fondo.

Viktor lo vio adentrarse en la jungla. Con su puño levantado, el científico esperó los cinco segundos acordados para mantener la seguridad. El ruso dio la señal con su mano derecha y aceleró en el cuatrimoto.

El ruso miró la pantalla que estaba en el centro del manubrio, pantalla que le enseñaba la ubicación de los tres raptores y lo que veían sus cámaras. Pudo observar a Yuuri mirando seriamente al frente.

Yuuri iba un poco más atrás que la manada, pero poco a poco fue acortando la distancia, mezclándose con ellos. Lo admitía, estaba nervioso por hacer eso, sin embargo, cuando notó que los raptores no lo estaban mirando como una presa, una pequeña sonrisa se plantó en sus labios.

El alfa era respetado como tal. Mientras tanto, Minako veía su pantalla en un camión con los chicos. La doctora estaba sentada en el asiento del conductor mientras que el par de adolescentes aguardaban en la parte de carga. Yuri y Otabek espiaban lo que sucedía a través de la ventanilla que conectaba con los asientos.

—Ese cerdo está loco —soltó Yuri mirando la pantalla. Minako sonrió y asintió.

—Siempre lo ha estado.

Cuando los raptores bajaron la velocidad, Yuuri acercó su boca al intercomunicador que colgaba de su chaqueta.

—Tienen algo —advirtió.

Al recibir el mensaje, Viktor levantó el puño a los hombres armados, diciéndoles que bajen la velocidad. Estos lo hicieron, reuniéndose detrás del japonés. Los raptores tenían sus narices pegadas al suelo, Yuuri los miraba unos metros más atrás y el resto del equipo esperaba alguna señal.

Se empezaron a oír pisadas que hacían el piso temblar. Yuuri retrocedió en la moto, uniéndose con el equipo especial. Ordenó que todos se colocaran en posición sin necesidad de soltar alguna palabra..

Yuuri, Viktor y el equipo de fuerzas especiales se tumbó en el piso apuntando al conjunto de árboles que se movía de un lado a otro entre crujidos incesantes.

El ruso tragó pesado.

Poco a poco, una enorme cabeza de ojos amarillos, espinas y millones de afilados dientes avanzaba entre las frondosas copas. Los tres raptores miraban al otro animal un poco desconcertados.

La Indominus miró a los tres velociraptores con su mandíbula ligeramente caída. Estos retrocedieron un par de pasos. El híbrido gruñó moviendo su cabeza hacia arriba, soltando más cortos rugidos.

Vicchan, quien estaba al centro, rugió en respuesta.

—Algo está mal —dijo Viktor negando con la cabeza—. Se están comunicando.

Yuuri sintió cómo se iba  el poco calor que conservaban sus manos.

—Ya sé por qué no nos dijeron de qué está hecha esa cosa...

Fangs to the HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora