CAPITULO TRES

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"Mi hermana es

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"Mi hermana es..."

Eso decía el mensaje que me había enviado Lucas, no pude evitar correr y cargar el teléfono. La intriga me carcomía, me moría por saber cuál era una de las causas de su dolor.

"Mi hermana tiene otros gustos": encabezaba el mensaje.

¿Que? No entendía a qué se refería.

"¿Cómo?": Pregunté

"A mi hermana le gustan la mujeres. No te lo quería decir porque pensaba que tu también te ibas a burlar e ibas a dejar de hablarme, como lo hicieron otras personas, tengo miedo al rechazo. Espero que lo entiendas"

El pensaba que me iba a alejar, aunque nunca me acerque realmente. Es decepcionante que tenga miedo por que su hermana tiene gustos distintos, las personas a veces no son concientes de que con una simple palabra pueden desmoronar el mundo de otra, una palabra a veces salva, pero otras veces hiere de manera increíble.

"No te preocupes, no te voy a juzgar, está bien" Respondi.

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Al otro día amanecí por el molesto ruido de la alarma, avisándome que ya era hora de levantarme.

Al bajar me encontré con la cara sonriente de mi padre. Hoy, extrañamente, se había levantado de buen humor.

—Buenos días Francesita, ¿Cómo has amanecido?

—Buenos días papá, muy bien, ¿ Y tú?

—Bien hija, gracias. Lamento si ayer te hice pasar vergüenza con lo de Lucas, pero observé cómo ese chico te observaba con una mirada extraña, y estaba pensando que dejes entrar de nuevo al amor, luego de...

—Papá, no necesito que me recuerdes las veces que sufrí por personas pasajeras, las veces que lloré por situaciones evitables, por que eso es dolor, es evitable. Es evitable enamorarse y volverse vulnerable, es evitable sentir que sin esa persona no vives, es evitable pasar un mal momento y que ese amor te deje solo heridas.

—Bueno, yo solo te decía.

No me gusta hablar de este tipo de temas porque sé que me pongo sentimental, porque me vuelven a acechar los recuerdos que tanto me duelen.

Llegué al instituto pensando en lo que había sucedido en la mañana, y como conmemore los hechos que habían causado estragos en mi.

—Fran, hermosa de mi corazón, ¿Cómo te encuentras, cómo te fue con tu tía?— Me preguntaba Gastón mientras me rodeaba con sus largos brazos.

Llamada FrancesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora