¿Qué fue lo que hice mal?
Parecía un cuento de hadas cuando te conocí por primera vez, todo parecía ir tan bien que hizo que yo me sintiera demasiado a gusto contigo. Un día, todo eso cambió.
No me hablabas con tanta frecuencia, pero mi lógica pensó que simplemente no tenías tanto tiempo.
De repente, todos los momentos que pasábamos juntos eran efímeros y la calidad de ellos era dudosa. Mi corazón decía que simplemente no estabas pasando por un buen momento.
Pero cuando la lógica y el corazón se juntaron, pude notar qué era: te había comenzado a aburrir.
Cada día que pasó ya no lo podía disfrutar, con miedo a que no pudiera volver a haber otro día en el que pudiera estar contigo. Tú me mirabas de manera extrañada, como si lo que pensara era erróneo.
Todavía sigo esperando a que aquel aciago día se cumpla con temor. Cuando nos separemos para siempre, ¿seguirás deseando mi compañía como yo haré contigo?
Miraré el cielo de penumbra y pensaré en las noches en las que marqué como prioridad tu presencia a mi descanso.