...beep.
...beep.
...beep.
—¡Princesa! —la melodiosa voz del rubio se escuchó a través de la línea teléfonica, un poco distorcionada pero aun así adorable.
—Príncipe.
—Te extrañé mucho, Leila.
—Y yo a ti, Luke. Apesar de que hablamos esta mañana. —ambos rieron.
—¿Puedes creer que hoy cumplimos cuatro meses estando juntos?
—¡No, el tiempo pasa volando a tu lado!
—Y aún no nos conocemos... pero será pronto, ¿verdad?
—Será pronto, bebé.
—Te amo, ¿lo sabes?
—Lo sé, al igual que tú sabes que yo te amo más.
—Imposible.
—Posible.
—¡No! yo te amo más, siempre lo he hecho, ¿sabes?
Y un golpe sonó. Luke se estremeció y Leila tragó saliva.
—¿Qué fue eso, amor?
—No lo sé, Lukey, será mejor que vaya a ver. Tengo que colgar. Te llamo enseguida, ¿si? te amo, cariño.
—No cuelgues, me quedaré en línea esperando.
—Va a ser muy caro, Luke.
—No interesa, tengo un mal sabor d...
Y otro golpe sonó, aún más fuerte que el anterior.
—De acuerdo, ahora vuelvo, te amo.
—Te amo más, mi vida.
Y no hubo más respuesta, Leila se había ido a ver qué fue aquél golpe. Cada segundo era eterno. Sentía ganas de vomitar, el estómago le dolía y no entendía por qué.
Entonces pasó, un grito desgarrador. Y un golpe, seguido de otro, y otro. Gritos ensordecedores de mujer, de Leila.
El teléfono fue colgado bruscamente.
Luke lloraba a mares, ¿qué mierda acababa de pasar? No lo entendía. Las lágrimas bajaban, bajaban y bajaban. Su madre entró al cuarto y no pudo hacer más que abrazarlo.
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Algo confuso, perdón. Más adelante entenderán.
Y síp, aquí Luke y Leila ya llevan cuatro meses siendo novios, akjhsajk. No me odien, xfas.