"¿Dónde está Luke?" fueron las primeras palabras que pronunció al despertar. La enfermera se giró a mirarla y sonrió emocionada.
"Espera aquí, corazón llamaré al doctor." Leila negó con la cabeza.
"No, no quiero un doctor... q-quiero a Luke." y a pesar de que le dolía hasta el pelo, sonrió.
"Haré lo que pueda." La enfermera salió del cuarto y llamó al doctor, que minutos después llegó al cuarto acompañado de tres policías. Ella frunció el ceño, se sentía de la mierda y no quería darle explicaciones a nadie. Más que a Luke. El doctorla examinó, y anotó demasiadas cosas en una pequeña libreta para después voltearse a mirar a los hombres.
"Ella está en buen estado, y ahora puede contestar a sus preguntas. Con su permiso, Señorita Sawyer." le dedicó una sonrisa y salió del cuarto dejándole sola con aquellos intimidantes hombres que tomaron asiento al lado de ella.
"¿Quieres decirnos qué pasó, Leila?"
"No, pero tengo qué." ellos rieron y eso sólo la hizo enojar más, quería hablar con Luke, no con ellos. "Estaba hablando con mi novio..."
"¿Cuál es el nombre de tu novio?" interrumpió uno de ellos.
"Luke Hemmings, es de Australia y no vive aquí." el señor que tenía una libreta comenzó a anotar.
"Prosigue."
"Y se empezaron a escuchar ruidos, como si dejaran caer cosas pesadas, mi novio, Luke, se preocupó al igual que yo y decidí ir a ver qué ocurría. Luke no quiso que colgara el teléfono así que no lo hice, fui a la parte trasera de mi casa, que es de donde provenía el ruido y no vi nada pero se siguieron escuchando más ruidos que ahora eran más como pisadas. Abrí la puerta y me atacaron tres hombres altos y delgados. Sus voces eran bastante...¿infantiles? no sé, se escuchaban como de mi edad. Me arrastraron a mi casa y me aventaron al suelo. Comencé a gritar pidiendo ayuda pero comenzaron a golpearme, dos de ellos se fueron a ver la casa y uno se quedó conmigo y..." la voz se le fue, se quebró allí mismo; sollozaba y temblaba sin importar cuánto le doliera, las lágrimas bajaban si parar y terminaban matándose en las blancas sábanas de la camilla. "Me tomó, le imploré que se detuviera y lo hizo, pero me golpeó y me golpeó, continuó y grité por ayuda. Nadie vino."
"Estás bien ahora, Leila." le dedicó una mirada fulminante y se limpió las lágrimas para conservar la poca dignidad que aun conservaba.
"Después bajaron sus compañeros con dos bolsas negras gigantes, estaban llenas. E hicieron lo mismo que él... cuando pensé que habían terminado sólo, sólo pensaba en escapar y traté de arrastrarme, no podía ni pararme, me arrastré lo más que pude, pero lo empeoró todo. Vinieron por mí, nuevamente y me hicieron esto. ¿Podemos parar?" y las lágrimas bajaron otra vez.
"Claro que sí, con la información que has dado es más que suficiente. Gracias, Leila, eres muy valiente, ¿sabes?"
"Quiero hablar con mi novio, por favor, quiero hablar con él..."
Los tres hombres intercambiaron miradas y sintieron lástima. Porque ella realmente no merecía lo que le pasó. Porque ella era una víctima entre millones. Porque lo que a ella le pasó le pudo haber pasado a cualquiera, a la hija del vecino, a tu mejor amiga, a tu madre, a tu hermana. O a ti. Porque ella estuvo en el lugar equivocado a la hora equivocada. Porque ella era apenas una niña que fue obligada a crecer demasiado rápido.
***
"¡Mi bebé!" gritó Jolene cuando al fin pudo entrar al cuarto de su hija, Robert estaba a su lado y no podía contener las lágrimas de sus ojos.
"Hola, mamá, hola papá."
"Sshhh, princesa, no desgastes tus fuerzas." sonrió su padre y ella le devolvió la sonrisa con sinceridad.
"Quiero ver a Luke, o tan siquiera hablarle." suplicó y sus padres compartieron una mirada.
"Eso será luego, corazón, ahora debes de descanzar."
"No. No quiero ver a nadie que no sea él, lo siento. Sa-saben que los amo pero por favor, salgan de mi cuarto."
"Corazón, cálmate. Todos hay que calmarnos y hablar de esto, lo solucionaremos como la familia que somos." su madre sonrió pero esta vez, Leila no lo hizo.
"Encontraremos a quienes te hicieron esto." ese comentario no ayudó demasiado, porque Leila seguía igual de enojada y devastada.
"Cómo sea, ahora, ¿podrían salir? quiero descanzar." sentenció y sus padres supieron que no había más qué hacer. Leila era una chica de pocas, pero muy firmes palabras. Cada uno se acercó a su camilla y depositaron un tiero beso en su mejilla. Ella frunció el ceño y al fin salieron del cuarto apagando las luces detrás de ellos. Y dejó escapar sus lágrimas nuevamente. Porque llevaba demasiado tiempo siendo fuerte. Y ya no podía fingir más.
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sólo quería disculparme por este capítulo taaaaaaaaan aburrido, es mierda -perdón por la palabra- lo sé, PERO el siguiente capítulo será AKJHSJAKJA lo prometo<3.