4. "Noche tormentosa"

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Capítulo orientado a los 7 años de Zephyr y 4 años de Nuffink.

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NARRADOR

Todos despertaban en una mañana tranquila y soleada en Nueva Mema. Los vientos del verano ya habían atacado a la isla, pues todo el hielo que aún quedaba aquel día había firmado su retirada hasta el próximo invierno. Era cierto que en la nueva isla había un clima más cálido que en la aldea de Estoico, pero aún así no dejaban de ser las típicas islas del norte que recibían un temporal gélido para Snoggletog.

En una habitación de las cabañas se encontraba una joven vikinga, quien todos los días donaba su sueño al alba.

—Nuffink—despertó a su hermano al escuchar unos pisoteos por la cabaña que reconocía como la de sus padres. El pequeño rubio al detectar el sonido, lo ignoró completamente y le dió la vuelta—. ¡Nuffink, despierta! Ya es de mañana.

Los quejidos de sueño del ojiverde era lo único audible en la habitación, aunque pronto también fueron callados por una mirada asesina por parte de la mayor que el pequeño notaba sin siquiera abrir los ojos.

—¿Y qué pasa?—preguntó cediendo, aunque somnoliento—Sabes que mamá nos deja dormir.

Zephyr resopló y se acercó a una pequeña ventana que adornaba el espacio, de donde se podía observar perfectamente la orilla de la isla, donde ya no quedaban restos de agua sólida.

—Pero el hielo ya se ha derretido, ¿sabes qué significa eso?

El menor abrió sus ojos de golpe, al igual que se levantaba de la cama y se cambiaba de ropa. La castaña miraba todo lo que hacía con incredulidad. ¿Solo hacía falta eso para despertarle? Saberlo en un principio le hubiera facilitado el trabajo varias veces. Para cuando dejó sus pensamientos apartados, pudo notar a un rubio a punto de caerse con el lío de ropa que tenía encima.

—Auch—se quejó Nuffink al golpear su brazo contra el armario sin querer, con la camiseta estirada y enredada entre sus brazos y su cabeza, que le dificultaba mucho en la vista— Ayúdame, Zephyr.

La mayor se acercó inmediatamente con una risita, sacándole la pieza de tela al torso de su hermano. Desenredó la prenda y la abrió con sus manos, facilitando al rubio ponérsela. Sacó unas botas diminutas que había al lado de la cama del chico y también le ayudó a colocárselo. Hecho esto, tomó de su mano y le arrastró hacia la puerta.

—¡Vamos!—le dijo al ver que se despistaba, y salieron de la habitación pues ella ya se había vestido antes de que su hermano despertase.

Llegaron a la sala donde se encontraron con Astrid limpiando. Ésta, al verlos, les sonrió con cariño y sorpresa, pues no se esperaba que se despertasen tan pronto.

—Buenos días—les saludó dejando lo que hacía, acercándose a la cocina.

—Hola mamá—dijeron ambos cuando la rubia volvió con dos vasos de leche de yak y dos manzanas, alimento que recibieron gustosamente.

—¿Qué hacéis despiertos a estas horas?—preguntó curiosa mientras se sentaban alrededor de la mesa del comedor.

—El otro día estuvimos hablando con Haakon y Pulgoso que el día que se derrita el hielo podríamos ir al lago que hay en el lado Oeste de la isla para bañarnos—explicó Zephyr mientras se terminaba su vaso de leche—. Cuando me desperté vi que ya no quedaba hielo, así que con Nuffink pensamos que... Bueno, que podríamos preguntarte si nos dejas ir.

El pequeño al escuchar su nombre se alarmó separándose del vaso y dejando a vista un bigote blanco por encima de sus labios. Con los ojos abiertos como platos, esperaba impaciente la reacción de su madre al igual que su hermana, solo que ella disimulaba más su emoción.

One-Shots: HERMANOS HADDOCKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora