ONE SHOT: "EL FRIO DE TUS OJOS"

222 22 5
                                    

(Basada en una futura historia que llevará por título: "Todo tiene un precio en la vida... y el mío es...... ")

Era una fría tarde de invierno, el viento resoplaba por las calles donde caminaba a paso rápido y firme, un hombre alto, de apariencia atletita, que vestía un conjunto deportivo color azul, que consistía en una casaca con gorra, con la cual cubría su cabello y parte de su rostro debido a que el cuello de la casaca era bastante largo, dejando solo ver su mirada, aquella fría mirada que parecía un tempano de hielo, el pantalón era bastante holgado, lo suficiente como para permitir que el mismo hiciera movimientos ondulantes al compás del viento, llevaba zapatillas de color plomo, y un pequeño sobre en la mano, sobre que él miraba cada cierto tiempo conforme continuaba su avance.

Luego de varios minutos de caminata, detuvo su avance frente a un discreto restaurante, y digo discreto, pues este estaba prácticamente oculto en medio de un pequeño callejón, que aparentemente era muy poco transitado.

El hombre de mirada fría, levanto su mirada, sin sacarse la gorra de la casaca que llevaba puesta, luego miro algo en el sobre que sostenía en una de sus manos, volvió a dirigir su mirada hacia un letrero, mirando con detenimiento el nombre del restaurante, y una ligera sonrisa se empezó a dibujar en su rostro, mientras pensaba: Este es el lugar.

Luego de ello entro al mismo, haciendo que todas las personas que estaban en el lugar lo siguieran con la mirada, debido a su extraña manera de vestir, ya que a pesar de que el restaurante estaba en un lugar oculto, era un restaurante bastante fino, en donde se ingresaba con trajes elegantes y no vestido de la forma en que él estaba.

¿Cómo le permiten la entrada?, decían unos de los presentes.

Sí, es cierto, no se supone que aquí solo se ingresa de traje formal, acotaban otros, mientras unos hombres uniformados que recién habían notado el ingreso del joven se acercaron a este.

Joven, ¡disculpe¡ aquí está prohibido entrar con ese tipo de trajes, dijo uno de los hombres.

¿Qué?, ¿prohibido?, dijo el joven de gorra, con cierta ironía en su voz.

Sí, respondieron los dos uniformados a la vez, mientras se miraron entre sí.

¿Acaso no saben quién soy?, pregunto el joven de gorra con firmeza, mirando al hombre que había hecho que detenga su avance.

Pues la verdad no, nunca lo hemos visto por aquí, respondió el hombre, mientras empezaba a sentir su cuerpo temblar debido a la gélida mirada que el joven le lanzo.

El joven de gorra no respondió nada, solo le entrego al hombre uniformado el sobre que llevaba en la mano, este saco los documentos que había en el mismo, al tiempo que su rostro se tornó pálido.

¿Qué sucede?, dijo el otro uniformado, al tiempo que su colega le mostró unos papeles.

Ay, mi madrecita, dijo el hombre, mientras empezaba a tornarse pálido.

No me hagan perder el tiempo, ¿dónde está?, dijo con firmeza el joven, mientras su mirada se tornaba aún más fría.

En la cocina, dijeron rápidamente el par de hombres.

Bien, respondió el joven, tomando con firmeza los papeles que uno de los uniformados sostenía, luego de ello continuo su camino a paso firme.

Tras varios minutos de caminata, el joven de gorra, detuvo sus pasos frente a la que era la cocina del restaurante, desde allí empezó a buscar con la mirada a alguien, una vez que localizo a la persona a quien buscaba continuo su camino.

Oiga, no puede entrar a este ambiente, dijo una de las personas que estaban dentro del lugar.

¿Quién lo dice?, una empleada que gana su salario gracias a mí, respondió con firmeza el joven, mientras su mirada se tornaba aún más fría, al tiempo que una bella jovencita pelinegra que llevaba su cabello recogido en un moño alto, y vestía un elegante traje tradicional, posara sus ojos en él.

SENTIMIENTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora