Me odio, porque todavía me tiemblan las manos cuando escucho tu nombre y todavía se me agita el corazón cuando me cuentan algo de ti, me odio porque todavía me flaquean las rodillas cuando te encuentro sin querer y todavía me duele el pecho cuando veo sin intención alguna fotografía nuestra. Me odio porque todavía me importa cómo has estado, como te sientes o si resolviste tu problema con el insomnio, me odio porque todavía te recuerdo cuando hace mucho tú me dejaste atrás, me odio porque sigo escribiéndote, porque sigo pensando en un nosotros que ya no existe, porque no logro dejarte en el pasado por completo, me odio porque soy incapaz de borrarte.