FUEGO DE UN AMOR [FUA]

+Capítulo 2. Hora de estudiar+

*Cambio de planes: ahora mientras haga la historia, la subiré.*

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Ya falta poco, faltan veinte minutos. Me levanté de la cama y fuí al armario, escogí algo simple; jeans ajustados, suéter blanco, con letras resaltadas de color plateado, que dicen: I'm back bitch. También con unos Adidas.

Tomé el libro, mi lapicera, y eso lo metí en una mochila; tipo portafolio, me la colgué y salí de ahí, bajé rápidamente por las escaleras y tomé mi diablito de la bodega, salí de la casa, con el diablito en mano, llegué a la calle y me subí a él, comencé a andar en dirección al parque.

En el camino me crucé con un percance, mejor dicho... Con un perro rabioso.

Comenzó a corretearme, y yo comencé a impulsar el diablo más rápido, sentía que no alcanzaría... Pero no faltaba mucho para llegar, los ladridos del perro no paraban, comencé a ir en zigzag, para perder al maldito perro.

¿Por qué carajos me pasa esto a mi?

Pero ni así. Me desvíe en una calle y me escondí detrás de unas cajas, después de diez segundos el perro llegó y yo ya estaba preparada, me puse en guardia, esperando el ataque.

De pronto el perro salió a la luz y me vió. Comenzó a ladrar más fuerte, y yo a desesperarme. Agarré un palo de metal, que estaba ahí, rápidamente. Comencé a caminar lentamente hacia el perro, él vió mis intenciones y corrió hacia mi, yo alcé el metal y lo impulsé justo cuando el perro estaba a un metro de mi, con el hocico abierto.

El crujido sonó, como un sonido seco... Ví como el perro salía volando a un lado, y ví como de su lado izquierdo, justo donde golpeé, comenzaba a salir sangre. El perro ya no se levantaba, temí haberlo matado.

Me asusté mucho y tomé mi diablito, el cual estaba tirado y yo ni siquiera me había dado cuenta. Me subí a él y comencé a alejarme de la escena del crimen, asustada, con el corazón latiendo mil veces por segundo, con las manos llenas de polvo negro, seguramente del metal.

Llegué al parque, con la respiración un poco más tranquila, pero había ido todo el camino, totalmente paranoica, volteando a todos lados, en busca de algún perro rabioso. Desde niña siempre tuve un trauma con los perros, inevitablemente en cuanto veía uno salía corriendo.

Busqué con la mirada a Elaia, teniendo éxito en el último momento, viéndolo parado, con las manos en los bolsillos, con un aire despreocupado, sin quitar su mirada fría, su porte majestuoso, y su cabello desordenado.

Y por un momento me olvidé de todo, viendo lo sexi que se veía así... Hasta que él me vió, me miró a los ojos y frunció el ceño. Comenzó a caminar hacia mi, con algo en la mirada, algo que no había visto ahí, antes.

Preocupación... Eso es lo que había en su mirada, sino es que yo me estaba volviendo loca. Él seguía caminando hacia mi, con el ceño fruncido, con las manos fuera de los bolsillos, con ese brillo en los ojos... El brillo que detecté antes como preocupación.

Yo no me movía, solo lo veía caminar hacia mí. Él llegó hasta en frente de mi y tomó mi rostro.

-Dime qué fue lo que pasó.- bueno... Al parecer no iba a servir de nada mentir, este hombre sí que era observador.

-Es que yo... Yo iba en mi diablito, venía hacia acá... Y yo...- comencé a tartamudear. Él frunció aún más el ceño, mirándome con auténtica preocupación. -Había un perro, y yo... Él... me persiguió, me estaba ladrando y yo no sabía qué hacer. - él no dejaba de mirarme, seguía sosteniendo mi rostro. Con una mano, rodeó mi mandíbula, y con la otra, tomó mi cadera, para acercarme a él. Yo no notaba el significado de todo eso, estaba demasiado asustada. -Comencé a andar más rápido, pero no me quedó de otra que esconderme en un callejón, él me encontró, así que yo tomé una vara de metal, por si acaso, pero por instinto comencé a acercarme a él, con la vara alzada, para que se alejara, pero eso lo hizo enfurecer más, así que se lanzó sobre mí. Y yo actué por instinto de nuevo, golpeando por el costado al perro, dejándolo tirado en aquel callejón, con sangre saliendo de su lado izquierdo. Y yo... Yo... N-no... no se que hacer.