+Capítulo 6. La carrera+

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Salimos al aire libre y tomé una gran bocanada... La necesitaba.

Y solo entonces recordé: hoy tenía cita con tres personas; Dylan, Elaia y Cole...

— ¿En qué piensas? —preguntó Dylan, mientras caminabamos hacia el estacionamiento.

— Trivialidades. —respondí simple.

Juntó sus manos al frente y asintió en comprensión.

— Bueno... ¿A dónde iremos primero? —me miró.

Hice como que lo pensaba y abrí los ojos en cuanto supe exactamente a dónde ir.

— ¿Recuerdas la pequeña casa del árbol? Dónde íbamos todos los días, de pequeños... —asintió con una sonrisa nostálgica.

Seguramente recordando. Me miró y reconocí rápidamente esa mirada... Decía: Vas a flipar tía, con lo que te voy a decir...

— Ah, oye. Se me olvidó decirte que... —miró hacia adelante—. Tengo un nuevo transporte.

Me miró, esperando mi reacción, mientras señalaba hacia adelante.

Volteé a dónde me indicaba y miré un nuevo y elegante auto deportivo. Totalmente blanco, con algunas líneas negras y los vidrios ahumados... Totalmente masculino, ese tipo de carro que usan los mujeriegos para atraer mujeres.

— Es... —me quedé admirando su auto unos segundos más.— Wow.

— ¡Lo sé! —dijo con emoción.

— Bueno, no es por presumir pero...— miré mi auto, el cual estaba justamente enfrente de el suyo.— me gusta más el mío...

Sonreí divertida y miré a Dylan. Comencé a reír a carcajadas por su reacción: boca abierta, ojos como platos, tieso por completo de la impresión. Salió de su shock y me miró convincentemente.

— ¿Los cambiam...

— Nope.

— Pero...

— Nop.

— Heily... —intentó convencerme.

— No.

Negué rotundamente.

Al fin se rindió y me miró mal. Yo sonreí victoriosa y comencé a caminar hacia mi auto. Pasé mi dedo por la orilla mientras tanto.

— Qué tal... ¿Una carrera?

Lo miré levantando mis cejas y bajándolas varias veces. Él me miró perversamente.

— Oh... Si. —asintió repetidas veces y corrió hacia su puerta. La abrió y entró.

Me subí a mi auto y lo prendí, escuchando placenteramente el sonido del motor al rugir. Segundos después escuché el motor del auto de Dylan. Salí del estacionamiento y me dirigí al cruce de calles, esperé a Dylan y mientras, bajé la ventana para que entrara el aire fresco, me miré en el espejo y comencé a pintarme los labios.

Te dió un ataque de "modo sexi: activado".

Mi conciencia habló.

Reí mentalmente y terminé de pintarme los labios con un color guinda. Al terminar me di cuenta de que ese color me quedaba bien. Sonreí al espejo y me guiñé un ojo.

— ¡Que guapa! —escuché cómo gritaba— ¡No conocía este lado de ti, pero debo admitir que me gusta! —me asomé por la ventana en busca de la voz de Dylan, lo ví en su auto, a mi lado.

Y también debía admitir que él se veía demasiado sexi de ese modo; conduciendo, con una mano en el volante y la otra en la palanca, el cabello desordenado, los ojos miel brillando de entusiasmo, el pequeño hueco que se formaba en su mejilla derecha.

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⏰ Última actualización: Oct 03, 2019 ⏰

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