7.Debe ser una broma

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7.Debe ser una broma

Los juegos también empezaban a pasarme factura a mí. Desde que falleció mi padre había estado teniendo pesadillas con explosiones, o de mí gritándole a él que corriese mientras alguien me agarraba para que no pudiese ayudarle a escapar. A esto se habían añadido imágenes de los juegos: Katniss llena de bultos y supurando pus a causa de picaduras de rastrevíspula, el cuchillo volando hacia Katniss y clavándose en su estómago, lo que habría pasado en el baño de sangre de no ser por esa mochila; o ella con una horrible infección en el oído. Todo se resumía a ella y a mi padre, las personas que más he amado en mi vida.

Cuando llegué a la mina esta mañana, todo eran miradas de pena y conversaciones por lo bajo que como no, eran sobre mí. Katniss era de los poco tributos que aguantaba hasta este punto de los juegos, lo cual me alegraba, aunque también era verdad que lo estaba pasando mal y eso me entristecía. Intente ignorar que todo el mundo seguía con lupa cada uno de mis movimientos y me puse a trabajar para poder salir lo antes posible de allí.

Lo que más deseaba en estos momentos era ir al bosque y quedarme allí por horas, cazando, recolectando, o simplemente disfrutando del fresco aire, pero tenía que alimentar a una familia. Estaba claro que ese era mi lugar, y no una mohosa mina a 60 metros bajo tierra.

Al llegar a casa no tenía ningunas ganas de ver cuanta gente había muerto en esos dichosos juegos o si Katniss seguía inconsciente, muerta o dios sabe dónde. Me metí en la cama e intenté descansar todo lo que pudiese antes de que las pesadillas volviesen a aparecer.

***

Mi vida se había convertido en una rutina: entre semana iba a la mina, me pasaba el día ahí dentro picando piedra y cuando anochecía volvía a mi casa. Allí estaban mi madre y mis hermanos esperándome, pero yo ni les hacía caso. Simplemente saludaba a mi madre con la mano, me despedía de los chicos, y me iba a dormir. No tenía ningunas ganas de ver los juegos ni de ver lo mal que lo pasaban esos muchachos. Todo me daba igual. Katniss me daba igual. Había asimilado que no saldría de allí, y viendo los juegos solo conseguiría hundirme más, así que simplemente intenté ignorar ese tema. Hasta que un día, me percaté en que había más gente de la normal alrededor del viejo televisor que había en la entrada de la mina.

Estaban los juegos, como no, y en la estática televisión, aparecían los dos tributos del distrito 12, en una especie de cueva, muy juntos. Es más, se estaban besando. ¿Cuánto me había perdido de los juegos? ¿Desde cuándo Peeta y Katniss eran aliados y, por lo que veo, pareja? ¿Por qué se estaban besando? ¿Por qué estaban allí? ¡¿Qué clase de broma era esta?! Empecé a perder los nervios. Ahora sí que había perdido a Katniss para siempre, y si es que cabía la posibilidad de que volviese a casa, no sería la misma persona. Nunca la volvería a ver con los mismos ojos.

***

Queridos seguidores de la fanfic, no sé si la continuaré. Así es, no tengo ni idea de cómo, ni cuándo. La verdad es que no me agrada mucho la idea de hacer una novela sobre una novela, nunca me ha agradado, lo veo como un “plagio” aunque me animé a hacer esta. La empecé en verano, cuando tenía tiempo de sobra, y ganas para hacerla además de inspiración. Ahora que han empezado las clases, además de que no estoy en mi mejor época, no tengo tiempo ni para leer los libros que tengo en físico, y mucho menos, los que tengo pendientes en wattpad. No sé si la continuare algún día, puede que sí, puede que la dejaré aquí por ahora. Solo quería deciros que muchísimas gracias por haberla leído, ha significado y significa mucho para mí. Dicho esto, solo me queda despedirme de vosotros, azucarillos para todos y que la suerte este siempre, siempre de vuestra parte 

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⏰ Última actualización: Oct 12, 2014 ⏰

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Gale HawthorneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora