3. Fuego

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3. Fuego

Me desperté sobresaltado por una pesadilla. Estaba todo sudado, pero no me importaba. Cogí mi bolsa y me fui al bosque.

Fui al lago a darme un baño, el agua estaba helada así que decidí bañarme después de cazar. La primavera estaba acabando y todo estaba lleno de flores, frutos y hierbas. El bosque siempre estaba precioso en esa época. Con forme amanecía empezaba a notar un calor sofocante que indicaba que el verano estaba cerca. Conseguí 3 ardillas y 2 conejos. Por el camino cogería algo de fruta, pero primero me esperaba un refrescante baño. El agua no estaba tan fría como antes y pisar el suelo lleno de musgo y algas era una sensación muy agradable. Había descubierto este lago haría cosa de dos meses. No se lo había dicho a katniss porque quería mantenerlo en secreto como algo especial, aunque sospechaba que ella también sabía de su existencia. Después de secarme estuve cogiendo unas cuantas saetas de la orilla. Una vez ella me explicó que su nombre venía de esa planta acuática y que gracias a ellas pudieron sobrevivir y no morir de hambre antes de empezar a cazar. También me dijo algo sobre un pan quemado que le dieron no sé dónde aunque no me acuerdo ya que hace mucho tiempo que hablamos de eso.

Fui a casa de Katniss a dejarles un conejo y algunas plantas a su madre y su hermana. Esperaba que su madre no estuviese en “modo hibernación” como cuando su padre murió. Me equivocaba. Aporreé varias veces la puerta hasta que apareció Prim. Tenía unas ojeras horrorosas, señal de que había estado llorando por la pérdida y de que no habría dormido nada en toda la noche. Me asomé a dentro. Su madre estaba sentada frente a la chimenea (que estaba apagada) mirando a un punto fijo con las mismas ojeras. Cuando murió su padre en la mina, Katniss me contó que se pasó varios meses en modo zombie, no hablaba, no comía, no hacía nada más que estar sentada en ese mismo lugar. De ahí que ella tuviese que sacarse las castañas del fuego y hacer un esfuerzo por alimentar a su hermana mientras su madre cada vez se alejaba más de la realidad.

-Hola Prim, ¿Qué tal estas cielo?, ¿Cómo te ha ido?, ¿Estáis bien? –Era evidente que la respuesta a la última pregunta iba a ser negativa.

-Cansada, y muy asustada Gale. Las pesadillas no me han dejado dormir esta noche y mi madre… vamos mejor a patio trasero. –Atravesó la cocina y me dirigió hasta el patio. -Mi madre ha estado ahí sentada desde ayer. No se ha movido. No ha hablado, nada. Solo veía de vez en cuando como le resbalaba una lágrima por la mejilla. No quiero que se ponga otra vez triste y deprimida como le pasó con mi padre, y esta vez no tengo a Katniss para ayudarme a animarla. Esta vez estoy sola y no sé cómo poder seguir adelante si ella sigue ahí, como una piedra… -se le quebró la voz y empezó a sollozar.

-Eh tranquila pequeña, no te preocupes sabes que yo siempre voy a cuidar de ti. –Le dije mientras le abrazaba y le acariciaba el pelo. Ella se agarró con fuerza.  –Tú eres para mí como otra hermanita y sabes que no dejaría que pasases hambre bajo ninguna circunstancia. Mira lo que he traído –dije sacando el conejo más grade de la bolsa. –es todo para ti y para tu madre. Voy a limpiártelo.

Mientras le limpiaba el conejo ella ordeñaba a Lady, la cabra que le regalamos Katniss y yo en un cumpleaños. Íbamos paseando por el Quemador pensando en que le podríamos regalar y la vimos ahí tirada en el suelo. Estaba moribunda, tenía un mordisco en la pata, y estaba casi llena de parásitos. Katniss se empeñó en comprarla ya que estaría a mitad de precio y estaba convencida de que su hermana la salvaría con sus manos de sanadora. No sé cómo Prim y su madre consiguieron que se pusiese fuerte y la sacaron adelante. Ahora les da leche y también pueden hacer queso.

-Yo tampoco quiero que tu madre se ponga así otra vez… tu hermana sufrió demasiado por vosotras la última vez. Seguro que no le gustaría nada su comportamiento si se enterase. –Dije mientras terminaba de arrancarle la piel al conejo.

-El caso, es que cuando fuimos a despedirnos, mi hermana le dejo muy claro a mamá que no quería que se pusiese así otra vez. Le dijo que tenía que ser fuerte por mí y… -hizo una pausa. –A veces me siento una carga estúpida Gale. Por mi culpa ella ha ido a los juegos. No debería haberse presentado voluntaria, no debería. Tendría que haber ido yo y morir allí mismo y dejar de darle problemas. –miraba al suelo y una lagrima le corría por la cara.

-No digas estupideces Prim. No eres ninguna carga. No quiero que vuelvas a decir eso nunca. ¿Me oyes? –Me puse serio. Me miraba a los ojos con expresión de súplica. Tenía que darle fuerzas, no la podía dejar así e irme por las buenas. –Mira… vamos a hacer una cosa ¿Vale? Esta noche, será la presentación de los tributos ante el presidente. Todos aparecerán en carros para dar la bienvenida a los juegos, que empiezan la semana que viene. Quiero que obligues a tu madre a que lo vea, para que sepa que Katniss aún está presente, que todo esto acaba de empezar, y que sepa que está dispuesta a luchar, porque de eso estoy seguro. Cuando empiecen los juegos no quiero que os perdáis un solo día, por horroroso que sea. Quiero que estés dándole ánimos constantemente aunque ni tu misma te lo creas, ya que yo tengo que empezar a trabajar en la mina, y no podré pasarme por aquí. Por ahora ese va a ser el plan para que no caiga de nuevo en una depresión hasta que se me ocurra otra cosa. ¿De acuerdo? –dije dejando el conejo en la mesa.

-Vale... espero que funcione. Gracias por el conejo. Eres como un padre para mi… –me contesto con una media sonrisa abrazándome aunque seguían cayéndole algunas lágrimas.

-Eres muy valiente, lo sé y también sé que puedes con esto. –Le seguí el abrazo –cuídate pequeña.

Llegue al salón y su madre seguía ahí sentada.

-Señora, le recuerdo que tiene otra hija y que los juegos ni siquiera han empezado. Le he dejado un conejo limpio en la mesa. Haga el favor de hacer la comida aunque sea solo para Prim… es patético que una niña de 12 años sea más fuerte que usted. -dije y me fui cerrando la puerta tras de mí furioso por su debilidad.

***

La presentación iba a empezar en 5 minutos. Mi madre estaba dándole de comer a Posy y yo estaba en el salón. Estaba nervioso más que nada por saber con qué pintas la sacarían ahí fuera. Hubo un año en que sacaron a nuestros tributos completamente desnudos y cubiertos de carbón en polvo. Nuestro distrito produce sobretodo eso en las minas de la Veta, por lo que eso es lo más representativo de nuestro distrito. Casi siempre salen con ridículos trajes de minero, y luces en la cabeza. Solo espero que vayan vestidos.

Empezaron a salir los carros. El distrito 1, el 2, el 3… así hasta el 11. El 12. Es siempre el último y nadie suele prestarle atención aunque este año todas las miradas estaban puestas en ese carro. No me lo podía creer. Me martilleaba el corazón en el pecho y estaba a punto de ponerme a sudar. Estaban ardiendo.

Gale HawthorneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora