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"Bien... Samarah," lee en su computadora. "Cuéntame, ¿qué te trae por aquí?"

La oficina de la consejera huele a una extraña mezcla entre tabaco y vainilla, y me distrae un poco el cuadro que tiene en la pared. Dirijo mi mirada hacia ella luego de analizar el espacio en el que me encuentro y me sonríe frenéticamente.

"El profesor Méndez me ha mandado aquí por levantar mi dedo del medio," murmuro exhausta. Estaba cansada de hablar con gente, solo quería ir a mi casa a dormir.

"Aquí dice que llevas varias semanas con una actitud distante, deprimida y hostil." Lee de nuevo en su computadora. ¿Por qué me pregunta si ya sabe la razón?

"Bueno, eso también."

Ella suelta una pequeña risa. "Samarah, ¿ha sucedido algo en este último tiempo que te ha hecho actuar así?"

"No lo sé, todo ha ido bien." Omito claramente lo de Hero. "Lo único que quiero es terminar este mes para poder descansar de esta escuela de locos."

"¿Escuela de locos?"

"Usted trabaja aquí, señorita Russel, sabe las cosas que suceden. La gente es extraña, cambia cosas tan importantes por... Pertenecer a un grupo en el que ni siquiera deben estar, por encajar donde no quieren estar realmente."

"Samarah, tenemos exactamente..." Mira el reloj de la puerta. "Cincuenta y tres minutos para hablar, siéntete en confianza conmigo, nada de lo que digas aquí se repetirá afuera. Lo prometo."

¿Pero qué exactamente debo contarle para explicar mi mal humor? ¿Acacia me saca de mis casillas? ¿Hero está extrañamente obsesionado con volver a hablarme nuevamente?

"Vamos, Samarah, puedes ser honesta conmigo."

"La verdad es, señorita, que no sé qué quiere que le explique o cuente. No muchas cosas suceden a diario en mi vida, solo tengo una amiga de verdad y los demás simplemente son conocidos."

"Parte contándome un poco sobre tu círculo cercano. ¿Quiénes son?"

"Acacia es mi amiga, aunque me enoja bastante muchas veces, de hecho, es a ella a la que iba mi dedo del medio en la clase del señor Méndez."

Ella ríe. "Bien, ¿es ella tu única amiga cercana?" Yo asiento. "¿Y por qué te enoja tanto?"

"Se fija en un chico, Ted, es bastante idiota y... Ni siquiera le importa ella. ¡Lo mira como si fuera el centro del universo! Y me agota, me agota cuando me cuenta sobre cómo se saludaron y cuan lindo se ve con capucha, o todas esas porquerías de niña enamorada."

"Entonces, ¿te enoja que Acacia tenga un flechazo por Ted, y es por esto mismo que muchas veces te molestas con ella?" Yo asiento. "Bien, es totalmente entendible. Verás, Samarah-"

"Solo dígame Sam." La interrumpo.

"Bien, Sam, es muy normal a tu edad tener estos tipos de amores "imposibles"," hace comillas con sus dedos. "No es culpa de Acacia no ver con claridad cómo realmente es Ted, y está bien de tu parte preocuparte y regañarla para que abra los ojos, pero... Si ella simplemente no quiere verlo, no debes forzarla más, eso solo logra frustartre, ¿no?"

"Es que no quiero dejarla humillarse más en frente de él."

Me mira enternecida. "Pero no puedes agotarte a ti misma para salvar a tu amiga. Sé que crees que es lo mejor para ella, pero ¿dónde queda lo mejor para ti?"

Lo que dice me deja pensando un poco, y ella lo nota, ya que se queda callada, algo así como esperando que yo procese lo que dijo.

"¿Entonces realmente la manera más fácil de dejar de frustrarme tanto es... Dejarla ser?"

complicated. (hero fiennes-tiffin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora