Sospensione

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Cuando sabes el final de una película y aún así vuelves a verla es cuando te fijas en los pequeños detalles que guarda.

¿Quién diría que la hormiga es capaz de levantar veinte veces el tamaño de su propio peso?

Son fuertes.

Tan fuertes como la bofetada que resonó en la mejilla de Jungkook al momento que su amiguita lo escuchó y se puso molesta. Ella lo empujó haciéndolo caer al piso.

-¿Es otra de tus zorras? Vete a la mierda, imbécil - dijo molesta mientras azotaba la puerta y desapareció sin más.

A veces la verdad puede ser dura, pero yo en ese momento estaba experimentando una situación similar. ¿Para qué mentir? En algún momento de mi vida fuí la zorra de mi profesor y quien sabe si talvez ella valía más que yo. Pero en en ese momento no me importó y me levanté a recoger a Jungkook quien limpiaba la sangre de su boca aún sentado en el piso.

-Bueno, yo me voy, suerte. - habló Namjoon caminando hacia la puerta hasta desaparecer.

-Gracias hermano, sabía que podía contar contigo. - lancé al aire sarcásticamente.

¿Alguna vez se han sentido apresados por algo? Como esas veces en la que no puedes escapar por más que trates pero al mismo tiempo deseas quedarte así para siempre. ¿No?, pues yo sí y así fue como me sentí al momento que mi profesor abrazó mi cintura fuertemente.

El me sonrió y entonces pude ver como la sangre empezaba a gotear de su labio.

De pronto hizo un puchero y sus ojos se cristalizaron.

-Esa zorra me golpeó. - susurró, casi gimiendo.

-Tienes razón, mira como te ha dejado. - negué con mi cabeza y el agachó su mirada como si de un niño regañado se tratase.

Mi corazón se llenó de ternura porque estaba descubriendo una faceta nueva suya cada día más.

Los humanos somos tan frágiles a los sentimientos de una menera voraz y confusa llevándonos a un mundo de total conflicto.

Y sé que puedo decir con total veracidad que amaba esas facetas de él así como me dí cuenta de que me estaba estado enamorando sin estar al tanto de ello.

Porque de alguna manera verlo llorar me daban ganas de llorar y entonces lloré como un niño al lado suyo. Talvez cada uno por distintas razones, yo por que me había enamorado de una persona prohibida y el por alguna razón desconocida.

Toda mi vida pasé pensando que mantener la distancia era la manera más heroíca  de mostrar amor, pero yo estaba rompiendo esa regla al instante que apreté sus labios sintiendo el sabor salado de sus lágrimas cayendo, yo le robaba el aliento besándolo de una forma de consuelo.

Era una manera de poder decir "No te preocupes, yo estoy aquí" sin formular palabras.

Nos dejamos llevar por por el sabor de nuestros besos hasta que nos separamos y el me tomó en sus brazos llevándome a la cama de su habitación.

Me acunó en su pecho mientras sobaba los cabellos de mi cabeza y el olor de su camisa me embriagaba de una y mil maneras mientras enterraba mi nariz en su pecho.

Y así nos dormimos por primer vez, sin contar ovejitas, sin pensar en que pasará mañana, sin importar que él oliera a alcohol y sangre y definitivamente olvidando mis sentimientos por él.

Y así nos dormimos por primer vez, sin contar ovejitas, sin pensar en que pasará mañana, sin importar que él oliera a alcohol y sangre y definitivamente olvidando mis sentimientos por él

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Me desperté al momento que sentí como las sabanas de la cama fueron jaladas, entreabrí mis ojos notando como él se levantaba hacia el baño de la habitación.

Dejó la puerta abierta y estaba por volverme a dormir cuando noté como luchaba por controlar su pene.

-¡Mierda!- dijo mientras su orina golpeaba la pared de una lado a otro en el cuarto del baño. El sonido de la pequeña macetita de la plantita bonsái rompiéndose llegó que mis oídos y me puse de pié en dirección hacia él. Trató de cerrar la puerta avergonzado, pero no podía por que su miembro no dejaba de lanzar orina.

Al llegar pude ver las paredes llenas al igual que el espejo. Lancé una carcajada al verlo tan avergonzado.

-No te rías. - habló suavemente - No sé que mierda ha pasado, pero no lo puedo controlar, ¡joder tiene vida propia!, hey tú, quieto. - ordenó comicamente a su miembro que aún seguía moviéndose de un lado a otro como loco.

-Ni yo sé que pasa, pareces una vaca, ¿Cuántas cervezas te tomaste?

-No lo recuerdo. -hizo un mueca - Mmm... creo que dos baldes.

-¡Joder!, ahora entiendo porqué estas meando de esta manera.

Cuando el diluvio al fin cesó lo vi recargarse en el lavamanos y subió sus boxers mientras limpiaba el sudor de su frente.

-Compraré detergente y lo lavaré más tarde, usa el de la otra habitación. - dijo sacando el cepillo de dientes.

-Vale. - respondí yendo hacia la sala.

Entonces solté todas mis fuerzas contenidas y lancé carcajadas audibles quizá en todo el edificio.

-¡No te rías! - Escuché los gritos desesperados desde su habitación.

Minutos después lo ví aparecer con una toalla hasta la cintura y me amenazó con su cepillo de dientes.

-Cállate.

-A ver, cállame. - le reté.

Jamás imaginé que él me llegara a callar con sus labios dando un corto beso.

-Gracias por lo de ayer. - dijo brindándome una sonrisa.

Yo estaba anonado, pero no fue necesario decir o hacer algo porque su boca volvió a atraparme como nunca antes.

Yo estaba anonado, pero no fue necesario decir o hacer algo porque su boca volvió a atraparme como nunca antes

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Mi Querido Profesor • [Kookgi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora