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¿Quien eres?

No podía ser posible, siempre soñé con un apocalipsis zombie como todo adolescente que que gusta el terror, pero realmente nunca creí que pudiera llegar este día. Recuerdo haber hecho planes y listas de lo que necesitaría para sobrevivir en situación como esta, pero no lo hacía con fines más allá de la diversión.

—Pero ¿qué es esto? -pregunté con angustia mientras quitaba mi mirada del ventanal para girarla al chico que se encontraba a un lado mío.

—Parece un sueño, ¿no? -dijo ahora dirigiendo su mirada a la mía.

—Un terrible sueño -aparté mi mirada de la de él para caminar hacia la puerta, no podía seguir ahí ni un segundo más, tenía que llamar a mi madre.

—Exactamente, ¿qué piensas hacer allá afuera solo? -dijo haciendo que me detuviera antes de que saliera del salón.

—Buscar a mi madre -respondí siendo directo, no quería perder más tiempo.

—¿Solo? -cuestionó ya a un lado de la puerta, viéndome con una sonrisa burlona, prácticamente diciendo que no podría. Pero claro que no se equivocaba, no tenia ni la menor idea de cómo llegar a mi madre, ella se encontraba a horas de esta ciudad y con lo único que contaba era una bicicleta para ir casa, no tenía con que defenderme.

—¿Piensas ayudarme? -si no lo hacía, entonces ¿para qué me preguntaba tanto? ¿solo por molestar?

Lo analicé por un momento con la mirada, recordaba su rostro, pero no su nombre, el era de mi mismo grado y parte del club de ciencias, en el cual yo también estaba, a pesar de eso nunca intercambiamos una sola palabra, ya que estábamos en diferentes grupos y mesas de trabajo. Además, yo, Park Jimin, no se relaciona ni con la palabra 'socializar'.

—Si insistes... -entonces caminó fuera del salón, ¿eso que significaba?

—No sé tu nombre, chico -le comenté por detrás de él, caminaba demasiado rápido a paso largo y no tenia idea de a donde se dirigía.

—Jeongguk -sonrió forzadamente -Jeon Jeongguk, ¿tu?

—Jimin -solté mirando su espalda para luego de casi correr posarme a un lado suyo.

Pronto llegamos a un salón que estaba casi al final del pasillo, era más bien como una bodega, no contaba con ventanas, por lo que pensé que sería seguro estar ahí, pero, ¿por cuánto tiempo?
Jeongguk tocó cinco veces la puerta antes de abrirla lentamente, entró después de echar un pequeño vistazo con la cabeza y me hizo una seña con la mano para que pasara. Entré a paso lento, ya dentro pude observar como otros cinco alumnos que se encontraban sentados en unas bancas pequeñas que pronto iban a ser desechadas por el mantenimiento.

—Encontré a otro -dijo lo suficientemente alto para que todos escucharan bien, pero ninguno volteó hasta después de unos segundos.

Observé detalladamente a cada uno de ellos, todos eran chicos. Todos tenían sus miradas perdidas, no muy diferentes a mi y claro que lo comprendía, nuestro día había dado un giro total de 180° grados realmente difícil de procesar.

Uno de los chicos iba en el mismo salón que yo, sino mal recuerdo el se encontraba en el baño antes de que todo esto pasara, probablemente no supo que hacer después de eso, por esa razón se encontraba aquí. Era un chico delgado pero con buena complexión, alto y de piel un poco bronceada, con su cabello muy único color castaño y las puntas de un tono verde muy lindo, sus ojos oscuros y algo grandes y rasgados, sus ojos los cuales ya no tenían ese brillo de siempre, supongo que era por la preocupación del momento.

El otro chico no era muy diferente al anterior si hablamos de la mirada, a diferencia en que sus ojos pequeños y rasgados hacían que este pareciera que iba a enloquecer en cualquier momento. Nunca lo había visto, pero era de piel pálido, delgado y de cabellos color verde menta, un tinte no muy común.

El último era un chico castaño, tenía sus ojos notablemente hinchados y algo rojos, consecuentes de seguramente haber llorado, debajo de estos ya en sus mejillas se encontraban lágrimas secas en sus mejillas.

Otro de los chicos que poseía una chaqueta roja se encontraba de pie caminando de un lado a otro sin apartar la mirada de su celular, podía ver cómo sus dedos pulgares se movían rápidamente por la pantalla mientras soltaba casi inaudibles quejidos de frustración.

Había otro que era el último que estaba recostandose sobre el pequeño pupitre, no le tomó ni mínima importancia a nuestra llegada, pero no me quejo.

—¿Qué hacemos aquí? -pregunté cruzándome de brazos para recargarse en una de las paredes mientras observaba detalladamente ll que hacía Jeongguk, tenía su pistola en manos hacía revisión en ella.

—Estamos planeando como salir de aquí -respondió con una voz indiferente acompañada de una pequeña sonrisa, no sabía como interpretar su comportamiento.

—Debo irme, necesito ir a buscar a mi madre ahora mismo -mencioné rápidamente para después incorporarme, estaba comenzando a desesperarme en ese lugar, no sabía como se encontraba ella, había intentado llamarla una vez más ya estando en la bodega, pero no recibí respuesta.

—¿En donde se encuentra? -me preguntó antes de que me acercara a la puerta, quitando la mirada de su arma para dirigirla a mi.

—Primero que nada iré a mi casa y después a buscar a mi madre, se encuentra en una hora y media de aquí-sonaba loca la idea de ir sola hasta allí, pero que más podría hacer, no tenía a nadie más que me acompañara, así que más bien lo dije para ver si alguien se animaba a hacerlo.

—Te acompaño -soltó Jeongguk sin siquiera dudarlo, y de algún modo me sentí más aliviado. Se encaminó rápido hacia mi y abrió la puerta, estaba a punto de seguirlo, pero un chico habló en voz alta:

—Entonces... tienes pensado... ¡¿dejarnos aquí?! -expresó el chico castaño levantando la voz aún más al último, se veía desesperado, con miedo y enojado a la vez, los otros solo pasaron su mirada de el a nosotros varias veces.

—Si -afirmó el sujeto frente a mi levantando sus hombros, prácticamente diciendo que no le importaba lo que sucediese con los demás, el cual no me pareció de lo más correcto. Acto seguido, antes de que pudiera protestar de alguna u otra manera, me tomó de la mano para llevarme consigo fuera de la bodega.

—¿Que demonios te ocurre? -retiré con fuerza su mano después de mirarlo con enfado, no podía dejar simplemente a esas personas allí, también necesitaban de nuestra ayuda.

—Escucha, yo también necesito irme de aquí, y entre más vayamos, más se va a complicar la situación -explicó lentamente mientras se agachaba un poco para mirarme más directamente, como si estuviera hablando con un niño pequeño a el cual le cuesta entender un problema matemático. Estaba causando que me desesperara mucho más de lo que ya estaba, tenía tantas ganas de golpearlo en su tonta cara en ese instante.

—Te equivocas, entre más seamos, será mejor -le reclamé ya con un notable enojo en mi voz.

—¿Y que te hace pensar eso?, ¿Las tontas películas de zombies que ves? -me quedé callado y volvió a caminar igual de rápido que hace unos segundos sin importarle que lo siguiera o no. Quizás tenía un poco de razón con lo que decía, en las películas casi siempre suelen ir en grupos para protegerse entre sí, pero esto no era una de esas películas, se trataba de la realidad.

Apresuré mi paso para quedar a la par de él, no sabía exactamente que hacer, esperaba que él almenos tuviera una idea concreta o servible.

Cuando llegué lo vi parado en las escaleras que daban camino al primer piso, se encontraba en silencio, casi como una estatua mirando abajo.

—¿Que pasa? -cuestioné ya a un lado de Jeongguk, no me respondió, solo paso su dedo índice a sus labios en señal de que guardara silencio seguidamente apuntando a lo que se encontraba poco más allá de las escaleras.

Teníamos un gran problema...

DEAD DAY; kookmin [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora