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¿Que soy?

Ya habíamos salido de la ciudad, todo había resultado perfecto, conducimos lo más rápido posible, sin detenernos en ninguna parte.

Me estaba quedando dormido, la noche anterior no descanse cómo debía por haber estado viendo películas -de terror-. Sin darme cuenta todo ya está oscuro y tranquilo en mi mente, y de un momento a otro, casi en un parpadear, ya estábamos entrando a un pueblo.

—Bajaré para buscar gasolina, ¿de acuerdo? -habló Jeongguk tocándome el hombro para que lo escuchara con atención, lo vi salir por la puerta del auto y lo seguí con la mirada, yo aún estando dentro, me encontraba un tanto adormilado, pero había comprendido lo que dijo.

Me incorporé en el asiento del auto, tallé mis ojos sin lastimarlos dispuesta a salir de ahí. Un disparo me hizo sobresaltar al instante de escucharlo, a lo que tomé con diligencia la pistola que guardaba en mi mochila, la cual estaba en mis piernas.

Salí lo más rápido posible del auto, una vez fuera busqué desesperadamente a Jeongguk, el cual salió por la parte de atrás del local en la que nos habíamos estacionado, apenas me daba cuenta del lugar en el que estábamos. Era una tienda co gasolinera, como un seven-eleven, pero de pueblo. Tenía apariencia antigua, las paredes estaban descoloridas y un poco deterioradas, pero se veía funcional.

—¿Que pasó?, ¿Estás bien? -corrí hacia el aceleradamente y lo tomé por los hombros para verlo bie, empecé a darle vueltas para inspeccionarlo, cuando miré su rostro noté que contenía otra de sus sonrisas tontas, fue entonces cuando comprendí la situación y lo solté para mirarlo mal.

—Cretino -lo moví fuera de mi camino de un empujón para avanzar por la puerta de la tienda y abrirla.

—¿Jimin?, ¡Jimin! ¡Espera! -escuché cómo gritaba en mis espaldas para que me detuviera, pero no lo hice, lo ignoré por completo...

Al abrir la puerta no pude ni siquiera reaccionar a tiempo, todo pasó demasiado rápido. Lo único que hice fue cerrar mis ojos con fuerza, todo en mi se paralizó. Había un zumbido en mis oídos que no me dejaba escuchar con claridad mis gritos, mi garganta raspaba. Vi todo borroso, perdí el equilibrio. Un balazo, dos, tres alcancé a escuchar. Para ese entonces ya todo era negro.

Abrí mis ojos, estaba sentado y amarrado a uno de los tanques de la gasolinera, no entendía nada de lo que había sucedido. Volteé mi cabeza a todos lados, busqué el auto con mi mirada, vi cómo Jeongguk se encontraba dentro de este mirándome fijamente. Comencé a moverme desesperadamente, me sentía asfixiado, nunca me ha gustado estar sin poder moverme.

Jeongguk se bajó del auto a paso lento, llevaba su pistola en la mano derecha, se acercó a mi y me apuntó en la cabeza, justo como en la mañana, pero había algo diferente, si expresión había cambiado por completo. La primera vez me miraba con seriedad, incluso parecía estar enojado, pero ahora...  Ahora parecía estar inclusive triste. No comprendía, sus labios formaban una línea recta, sus cejas estaban curveadas levemente hacia arriba, como cuando sientes un dolor sentimental.

Negué con la cabeza, las palabras no salían de mi boca, pero como pude le supliqué para que no jalara del gatillo. No podía hacerme esto y simplemente dejarme.

Su rostro ahora estaba lleno de sorpresa, retrocedió tres pasos de mi y bajó su arma, lo único que pude hacer fue dejar caer mi cabeza, estaba cansado, todo el cuerpo me dolía.

—¿Jimin? -habló, a lo que yo levanté mi cabeza para mirarlo, me sentía demasiado mal, y sin querer una lágrima salió de mi ojo izquierdo. Al parecer el lo notó, a lo que después se puso de rodillas frente a mi para mirarme a la cara, a una distancia considerable, su rostro se ablandó y sonrió tristemente.

—¿Q-qué pasó? -mi voz al fin salió, era una voz ahogada, muy apenas pude completar la oración.

—Un... un perro te mordió -dijo lentamente, ¿un perro? Así que era eso, solo un perro, me sentí aliviado. —Esto, uhh, esto no puede ser posible.

Odiaba esto, odiaba no saber lo que ocurría, no entender, ¿tan tonto era? ¿Había algo mal? Jeongguk comprendió mi rostro que se encontraba en blanco.

—Ese perro... estaba infectado -explicó, ¿infectado? —Un zombie.

¿¡Zombie!?

Entonces yo... ¿Que era?

DEAD DAY; kookmin [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora