[4] Ted

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Me senté en el sofá del apartamento de Marshall, Lily y Ted, mientras Marshall y Barney jugaban al Wii Tenis. Parecía que ahora éramos amigos, al igual que todos los demás, la verdad es que paso más tiempo en su departamento que en el mío.

— ¡Agh!

— ¡Sí! ¡Ventaja, Ericson! — vitoreó Marshall.

— No te hagas el chulito. Wimbledon dura dos weekend.

— Weekend. Cómo molan las palabras inglesas.

— Todo sobre los británicos es genial — lo corregí, sin levantar la vista de mi libro de texto de leyes.

— Touché.

— ¿Sabían que allí los abogados llevan pelucas? Si la llevara en mi trabajo me tomarían por un capullo — dijo Marshall y Ted salió de su habitación.

— Bien, ya estoy listo, vamos.

— No podemos. Tenemos torneo.

— ¿Qué? Habíamos quedado. Llevo traje.

— Tardas demasiado en arreglarte — dijo Barney, dando otro golpe con el mando de la Wii.

— ¿Pero qué dices? Solo me he dado un aspecto algo desaliñado.

— Sí, lo que te cuesta hora y media de tocarte, retocarte y frotarte para conseguirlo — dije.

— Y después empieza con el pelo. ¡Ace! — Barney y yo nos chocamos los cinco.

— Ja ja, bueno, ¿vamos o no?

— Ve tú. Iremos en cinco minutos — me levanté, escabulléndome de ellos.

— Voy contigo — le dije mientras me acercaba a Ted.

— Gracias. Está bien, bajaremos al bar y pediré cuatro cervezas, nos vemos en cinco minutos. Cuatro cervezas, cinco minutos — cerró la puerta y caminamos hasta el bar.

— Gracias por venir conmigo.

— No hay problema. De todos modos necesitaba un descanso de ese estúpido libro de leyes — dije y él se rió.

— ¿Cómo te va eso, por cierto? Siempre me olvido de preguntar — suspiré.

— Se va... Creo que sí. Quiero decir, no es donde me vi hace diez años.

— Creo que va... bien, supongo. Quiero decir, no es donde me vi hace diez años.

— ¿Dónde te vistes a ti misma? — preguntó él.

— ¿Honestamente? Me vi a mí misma como escritora.

— ¿Escritora? — asentí.

— Sí. Siempre he amado escribir.

— Entonces, ¿qué pasó?

— Mi padre era abogado. Dijo que no pagaría por mi educación a menos que yo estuviera en la Facultad de Derecho, así que aquí estoy.

— Pero eso no es justo. No debería impedirte seguir tus sueños.

— Está bien, quiero decir... No lo odio.

— Pero no es lo que amas. Tu carrera debería ser algo que te apasione. Algo que te encanta hacer.

— ¿Como la arquitectura? — pregunte con una ceja alzada.

— ¡Exactamente! Me encanta la arquitectura, y no lo dejaría por nada en el mundo. Es mi pasión. Vi mi sueño y lo seguí. Tal vez tú debas seguir el tuyo también.

Challenge Accepted || Barney Stinson [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora