Mike
Después de la charla de Lars tomé de mi cuaderno una hoja de color verde, la cual guardo desde hace unos días, escribí mi mensaje, lo doblé y deslicé por la pequeña ranura del casillero de mi destinataria. No puse nombre, sé que no era necesario, así que fui a dar un paseo por los pasillos.
Tenía la ligera sensación de que olvidaba algo y así era; ¡No sé dónde vive!
—Genial— dije con sarcasmo para mí mismo mientras golpeaba levemente mi frente con la palma de mi mano.
Luego de una exhaustiva búsqueda para dar con el paradero de esa información, sólo pude darme cuenta de una cosa; ¡Esa chica no habla con nadie! Hablé con más de medio instituto y ¡Nada! Ni siquiera las más chismosas sabían nada, bueno nada excepto que estuve a punto de besarla lo que al parecer se había propagado como candela en basurero, y no es exageración, todos lo sabían.
Me sentía algo culpable, pero lo compensaría, esta noche le daría la mejor cita de su vida. Esa era mi meta de ahora en adelante.
Al no obtener resultados positivos en los pasillos me dirigí a mi última opción; la dirección.
Entrar a la dirección es pan comido, voy a ese lugar varias veces por semana, si no es que diario, por lo que no sería de extrañar mi asistencia en ese lugar, lo complicado es obtener el archivo de Laila y aún más sin que nadie se entere.
A esta hora normalmente Lars no estaba en su oficina, por lo que solo tendría que entretener a su secretaria y listo.
«Ahora... ¿Con qué la entretengo?»
«¡Lo tengo!»
Sólo tengo que enviarla a algún salón lejos de la dirección y como el director no está, tendré tiempo para buscar el archivo y por ende su dirección. Simple, fácil y efectivo.
Tomé el camino hacia la dirección y mientras caminaba revisé que Lars no se encontrara cerca, al visitar los lugares que frecuentaba y no encontrarlo deduje que estaba en el salón de música o la cancha de básquet, los lugares más lejanos del centro «¡Genial!»
Entré a la dirección encontrándome de frente con la secretaria, una joven de unos veinte y tantos, que desde hace tiempo me mira de una forma algo coqueta.
— Hola —saludé a lo que ella respondió con una sonrisa— Lar... es decir el director dijo que necesita de tu presencia en unos asuntos, cuando lo vi estaba cerca de las canchas, ah y dijo que era urgente.
Ni siquiera respondió, sólo se levantó de su asiento y después de lanzar varios improperios por lo bajo, salió. Era mi oportunidad, así que sin demorar más me lancé al archivero que está en el puesto de la secretaria y comencé a buscar en la letra "L", espero que no tenga otro nombre.
Busqué en todo el cajón de la "L" mas no tuve ningún resultado positivo, eso es bastante extraño, se supone que todos tenemos nuestro archivo en este lugar, a menos que... no eso es imposible; volví a buscar y obtuve el mismo resultado.
Sin más alternativas entré a la oficina de Lars, allí estaban todos los archivos sin excepción alguna, no importa si es confidencial como el mío están allí y toda esa información estaba en la comodidad de su computadora, la única con acceso al sistema del centro, bueno la única a la que yo tenía acceso ya que la de la secretaria está protegida con clave.
Encendí el computador y abrí el programa, tardó unos minutos agotando así mi tiempo de gracia, cuando por fin abrió tecleé a toda velocidad el nombre de quien buscaba acompañado de una "P" en el área de apellido, ya que no recuerdo del todo su apellido. Sin duda alguna el universo conspiraba contra mí, porque el estúpido programa del sistema tardó mucho más de lo que esperaba.
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ABSTINENCIA "LA PROMESA DE LAILA PETTERSON"
RomanceUna promesa, un amor, una decisión. « - Si alguna vez, cree enamorarse de alguien distinto a su destinado, recuerde que la atracción física solo es un conjunto de reacciones químicas en el cerebro, nunca son de fiar y mucho menos lo es el corazón. ...