Capítulo 2 Decisiones

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- Lucha con nosotros, se mi compañero en el ejército de Asgard. - dijo, sin siquiera titubear.
- Qué? Pero yo soy un caballero de Atena! - me di la vuelta a quedar de frente a él - Debo buscar a alguien para entender por qué...
- Por qué estas vivo, y ahora en Asgard? - qué? Cómo lo sabe? - El sabio Andreas, quien en representante de Odin en la tierra, sabe cosas que ustedes no. Ocupa esta nueva vida en cumplir tu palabra. O es que ya la olvidaste? O es que ya no te importa que mi hermana haya perdido la vida por culpa tuya?
- Claro que me importa... - cargué con ello en mi memoria por mucho tiempo, cómo iba a olvidarlo? - Si eso es lo que quieres, así será, por mi honor cumpliré la promesa.
- Ah, pero Camus. No será lo único, necesito algo más... No es la gran cosa, pero me gustaría que me ayudaras con eso también.
- Y qué es eso otro?
- Se mi pareja. - dio un paso al frente, separados nuestros rostros por apenas centímetros.
- Qué? Eso no, seré tu compañero y estaré con ustedes, pero ya no...
- Tan poco valía la vida de mi hermana? - no sé si sea chantaje, obviamente sufrió bastante al perderla ya que solo se tenían ellos dos en el mundo.
- No, su vida valía mucho más. Seré tu compañía, digamos que ocuparé un poco de su lugar, ahora después de muchos años, porque lo prometí.
- Gracias, Camus. La verdad es que siempre te quise, mi hermana quería verte entrenar y te admiraba por tu fuerza, yo comencé a sentir algo por ti conforme pasaban los días, pero ocurrió lo de mi hermana y me sentía herido... Sé que fue un error, pero es que solo estábamos nosotros dos.
- Entiendo, Surt, ya te dije que cumpliré esa promesa.
- Gracias, Camus querido - se acercó a mi rostro, su nariz tocó la mía y sus labios depositaron en mi un beso.
- No sabes cuanto esperé por hacerlo.
- Si.
Qué acababa de hacer? Aceptar dejar mi ejército, de nuevo, pero ahora por una promesa era una cosa, pero aceptar estar con él en vez de salir a buscar a Milo precisamente por la culpa era algo distinto.
- Ven, Camus, te presentaré a otro de mis compañeros, puedes disponer de mis soldados si necesitas algo.
- Gracias - dije mientras lo seguía. No podía expresar mi incomodidad, ni que esto lo hacia solo por culpa, si no me quedaba de otra, se lo explicaría a Milo cuando lo encontrará. Esa sería una torturosa vida.
Me presentó a Sigmund de Grane, dijo que su hermano era de los pasados guerreros, pero que perdió la vida contra los caballeros de Atena y que por eso, el hermano vivo nos odiaba.
- No confío en ti, caballero. - dijo con tono amenazante una vez que Surt nos dejó solos.
No respondí nada, era deber de mi ejército ya que Hilda estaba haciendo las cosas mal, Hyoga, mi discípulo, estuvo en esa batalla. Además, lo que parece un poco gracioso, yo estaba muerto y no tenía nada que ver.
Terminando ese recorrido de la fortaleza, me explicaron que habían invasores, y si se tornaban peligrosos para Andreas, tendríamos que eliminarlos, sin importar que. Surt dijo que el enemigo podría ser estratégico, pero que confiaba en mi para poder ser les de ayuda. Aun no sabía del todo que serían los dorados, pero ya temía que fueran ellos. Llegamos a su habitación.
- Aquí estaré yo, como ves, no esta tan lejos de tu recamara, si necesitas algo solo ven. No paso mucho tiempo aquí, como tal vez tú no pasabas mucho en tu templo.
- Gracias, Surt.
- Ven conmigo. - tiró de mi mano, me metió a su oscura habitación, y me sentó en un mediano y cómodo sillón. - Eres muy hermoso, Camus - dijo jugueteando con con mi cabello - siempre admiré tu belleza. Ahora te tengo para mi.
- ...
- Estaremos juntos, en todo, en batallas y en una relación que siempre tuvo que ser, no te parece bien? - se le notaba bastante emocionado, alegre, como si de verdad siempre hubiera estado esperando por ello, pero esa fue siempre la ilusión de Milo para conmigo - Eres muy bello, quieres pasar la noche aquí? Quizás sea desconocido todo esto, pero te vas a acostumbrar. Te voy a ayudar a adaptarte, pero quedate esta noche aquí.
- Esta bien, solo dame una manta y me quedaré en el sillón.
- Oh, no, te quedas en la cama, es demasiado grande y no hay problema, quiero que estés cómodo. - me dio un beso en la mejilla.
- Esta bien.
La habitación estaba totalmente oscura, Surt se desprendió de su armadura mientras yo me acomodaba en la cama, deje mis zapatos a un lado, y me metí a ocupar el lado derecho. Sentí que en el lado izquierdo se metía alguien en la cama, creí que Surt dormiría en el sillón ya que me ofreció su cama.
- Ammm, Surt...?
- Te incomoda que este aquí? - cómo podía decirle que se fuera de su propia cama?
- No, solo que me siento un intruso aquí. Mejor me voy a mi cuarto, mañana empezaré a familiarizarme un poco más con este lugar para no ser una molestia - me senté a la orilla de la cama, buscaba con mi pie mis zapatos para irme deprisa.
- No, corazón, no eres una molestia - dijo Surt tomandome del hombro - tú nunca lo serías - comenzó a besar mi cuello, se acercó más y me rodeó la cintura con sus piernas, se abrazó a mi mientras mordía el lóbulo de mi oreja.
- Debes descansar, es mejor que...
- Te quiero a ti.
Me dio la vuelta, me tumbó boca arriba en la cama y se subió sobre mi, tomó mis brazos y los puso por encima de mi cabeza, con sus pies inmovilizó mis piernas, y con su cuerpo me atrapó.
- Surt, por favor. En otro momento...
- Quiero que sea ahora, solo quedate quieto, no sabes cuanto he esperado por esto.
Se lanzó hacia mi boca, me besó con frenesí, metió una mano dentro de mi camisa y acarició mi torso, jugó con mi pecho, besó desde mi cuello a mi boca, de mi boca a mi cuello, del cuello fue bajando al pecho. Me quitó la camisa sin quitarse de encima mío, lamió mis pezones, devoró mi abdomen, acariciaba mis brazos... Yo solo le suplicaba perdón a Milo en mi mente. Surt comenzó a desabrochar mi pantalón...
- No me siento bien, lo siento.
- Qué? Por qué no?
- Estoy cansado, quiero dormir.
- Solo por esta ocasión, acuario. Descansa. - se quitó de encima de mi y se tumbó a un lado de la cama, se acomodó y se durmió. Era evidente que estaba bastante enfadado.
Me quedé buen rato pensando, odiándome por permitirle a alguien, que no fuera Milo, besarme y tratarme así. Siento que le soy infiel a Milo, a pesar de nunca haber formalizado una relación, siento que esto es peor que haberle mentido y haber tratado de matarlo ya que eso era porque ni Shion, ni Saga ni nadie tenía opción. Esto era solo porque me sentía culpable. Me dormí, en algún momento de la madrugada me dormí.
Abrí los ojos al sentir una humedad caliente entre mis piernas, desperté con un gemido y al quitarme la manta de encima vi a Surt practicándome sexo oral. Estaba lamiendo mi miembro erecto, metiéndolo y sacándolo de su boca, acariciando con fervor mis testículos con una mano y acariciando me la pierna con la otra.
- No vayas a batallar, ni siquiera intentes protestar, estas a mi disposición ahora y parece que a tu pene le gusta, solo disfrutalo, Camus.
No sabía que hacer, no quería que siguiera haciéndome eso alguien que no era Milo, pero a su vez se sentía placentero... Tal vez Milo no tenía que estar conmigo, tal vez por eso nunca formalizamos nada, tal vez él no estaba buscándome, tal vez él andaría por ahí buscando a quien ensartarle al aguijón. Tal vez solo confundimos una amistad, tal vez pensar en él no valía la pena.
Tome de la cabeza a Surt y lo empujé más contra mi miembro, él comenzó a incrementar la violencia con la que lo introducía en su boca, cada vez más lo metía más a fondo y lo devoraba, cada vez más lamia sin pudor y frenéticamente, lo hacía tan bien, se sentía bien.
- Eso es, Camus, gime para mi. Te gusta, sé que si - dijo al sacarlo de su boca y masturbarlo con la mano - no sé porque no quisiste ayer, si hoy estas cooperando bastante.
Terminé cuando lo hacía con la mano, todo mi semen llenó su mano, manchó la manta y mojó mi pierna derecha. Surt pasó un dedo por donde mi pierna y se lo metió a la boca, probando así mi humedad. Me miró, demasiado excitado y un poco maníaco. Me dio la vuelta y sacó su miembro erecto.
- Me duele, yo también quiero disfrutar.
Metió un dedo en mi entrada, solté un leve grito de dolor y a su vez de placer, metió luego otro y comenzó a moverlo en círculos mientras se masturbaba, metió un tercer dedo más y él soltó un gemido. Me posicionó a cuatro patas y de un solo golpe entro su miembro en mi.
- Ah! Camus! Que rico aprietas!
Me sujetó de la cadera y comenzó a penetrarme con fuerza, sentía el choque de su cuerpo contra el mío, lo sentía bien dentro y profundo, bien caliente y demasiado activo. Yo solo gemía, gemía con fuerza, aquel maldito sabía montar bastante bien.
- Más! - alcancé a decir en medio de mis gritos y jadeos.
- Si, mi amor, te daré lo que me pidas. -Aumentó su brusquedad - Ah, Camus, que rico! - de tan duro que era el sexo, mi miembro se puso duro nuevamente y comenzó a doler, necesitaba atención, pero yo me apoyaba en mis manos para no dejar que la fuerza del cuerpo de Surt me hiciera caer, él mantenía el ritmo gracias a sujetarse con fuerza de mi cadera. - Ah, me corro - dijo entre gemidos de placer, y algunos gritos.
- Hazlo dentro de mi -dije. De pronto sentí como se movía con mayor fuerza, como se introducía todo en mi, sentí tanto potencial en él, no dejábamos de gemir, de gritar, no cambiaba el ritmo tan frenético de las embestidas, y al fin llegó el momento. Surt se corrió en mi interior, sentí todo caliente y como bajó de golpe la velocidad.
- Oh, cariño, aun puedo seguir - ni siquiera sacó su miembro de mi y comenzó a embestirme de nuevo, esta vez me venció el peso y quedé apoyado en la cama sobre mi pecho y una mano - no lo hagas tú, lo haré yo.
- No, tú no bajes el ritmo, dame más.
- Como digas - entonces Surt tomó mi cadera de nuevo, con esa fuerza de antes de correrse en mi, yo comencé a masturbarme mientras él se introducía más en mi.
Así estuvimos horas, gimiendo, gritando, dejándonos llevar por lo excitados que estábamos dejando de lado que ya estuviéramos cansados. Nos corrimos 4 veces, y después paramos, ahora si ya no podíamos continuar. Las últimas dos veces yo estuve penetrando a Surt con la fuerza que él, diferente posición a donde pudiera meterme más en él. Lo llené de mi líquido, lo deje cansado, me dejó exhausto.
- Ah, Camus, lo haces tan rico.
- Eres muy activo, Surt.
- Lo volvemos a hacer?
- En la noche, ahora quiero descansar un poco.
Me olvidé de todo, solo quería tener sexo con Surt, solo quería perderme en gemidos y pasión, solo quería mantener ese relación activa en eso y sin sentir nada más. Solo quería... olvidar a Milo en la habitación y entre las piernas de Surt.

Lección tardíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora