Ese mismo día por la tarde, después de cada uno hubiese llegado a otro orgasmo, sentí algo similar a un cosmos acercándose a la fortaleza, así que le dije a Surt y después de vestirnos y salir de la habitación, fuimos a una escasa distancia de ahí.
"No, por favor, que no sea él."
- Camus, te harás cargo, es un caballero dorado, estás listo?
- Si.
Bajé una montaña pequeña hacia donde un camino, y vi acercase a un hombre cubierto con una capucha, no tenía cubierto el rostro y unos mechones de cabello salían volando con el aire.
- Con que aquí, estás, supe que había un caballero dorado por acá cerca. Ven, dijeron que hacia allá habían sabandijas, les sacaremos toda la información que podamos a esos dioses guerreros.
"No Milo, vete."
No tenía opción, cree un viento tan frío que al instante congelé el abrigo de Milo, él dio un salto desprendiéndose de ello.
- Te has vuelto loco!? - incredulidad en su rostro, sorpresa, dolor...
- Creo que no lo comprendes, así que te lo diré. Yo soy Surt de EikPyrnir y este que ves aquí es un compañero.
- Compañero... Camus! Has traicionado a Atena!? Por qué lo hiciste!? - molestia, decepción, enojo, ira, dolor.
- Eso no es de tu incumbencia, caballero, adiós. - Surt lanza un ataque de fuego contra Milo, yo no le he dirigido la palabra ya que Surt dijo que él manejaría eso. A pesar de lo que ahora hay entre el Asgardiano y yo, a pesar de que cumplo una promesa... Amo con todo de mi a Milo. Perdón, amor de mi vida, es lo único que ahora puedo hacer por ti.
- Polvo de diamante!
Milo recibe al mismo tiempo el ataque de Surt y el mío, he logrado moderar ambos y disminuir lo letal de cada uno. Milo cae por el barranco que hay detrás de él, cae en esa tarde, en medio de la oscuridad, en medio de esa tormenta de nieve que sopla en esas montañas.
Milo grito mientras caía, decepción y tristeza y dolor y rencor y desconcierto era lo que expresaba su rostro, el mío estaba forzado a mantenerse serio y firme, como si haber herido al amor de mi vida no me hubiera dolido.
"Lo siento, amor mío, pero sigo una promesa."
- Nada mal, Camus - Surt y yo vamos de regreso a la fortaleza - aunque... Por qué lo atacaste con tu viento helado? Eso neutralizó un poco a mis llamas.
- No quería ayudarlo, si es lo que crees, también quería atacarlo.
- Te creo, mi amor. Me surgió una duda cuando ese caballero te llamó por tu nombre en ese tono de desesperación y de decepción... Qué era de ti?
"El amor de mi vida, y yo el suyo."
- Un compañero de combate, solo eso. Jamás me he involucrado mucho con nadie, ni con aquel chico que fue mi discípulo.
- Esta bien, gracias. Solo era una duda.
- Pues yo no confío en ti - dijo Sigmund cuando llegamos a la fortaleza, había escuchado la última parte de la conversación. De verdad odiaba a los caballeros de Atena.
- Esto me ha agitado un poco, hoy me quedaré en mi habitación si no te importa, Surt.
- Claro, no te preocupes, lo hiciste bien.
Entre al cuarto que me fue designado y cerré con llave y con todo lo que pude. Tan pronto me sentí en confianza y seguro ahí dentro... Lloré, como nunca en mi vida había llorado.
Surt tenía que informar de lo ocurrido a ese tal Andreas, yo sabíamos no era tan bondadoso como decían. Me quedé solo, simples soldados vigilando los alrededores de la fortaleza, me quedé solo y pude desahogarme por completo, lloré amarga y profundamente, le hice daño al amor de mi vida cuando decidí en un principio que aprovecharía esta nueva con él. Una promesa, una maldita promesa... Tenía que mantenerla, y Milo tenía que mantenerse lejos de aquí si no quería que le volviera a hacer daño. No quería lastimarlo, no, nunca quise eso, pero ahora debo olvidarlo porque estoy cumpliendo una promesa... Va en contra de todo lo que dicta mi corazón, pero ya no hay remedio, ni marcha atrás. Solo deseo que Milo viva y se olvide de mi, como yo me olvidaré de él.
Lloré hasta quedarme dormido, hasta que ya no pude llorar más y me venció el sueño. Milo, lo siento, es que lo prometí...
.
- Camus, estás bien? - no me he dado cuenta de cuanto llevo dormido, no sé pero creo que es de mañana.
- Ammm, si, voy enseguida. - me levanté de la cama y abrí la puerta.
- Ayer ya no te vi, regresé tarde de con Andreas y los demás guerreros, lo siento. Ya no pude felicitarte bien por tu trabajo.
- No te preocupes, no es necesario.
- Claro que lo es. - Surt se metió en la habitación y cerró con llave la puerta - me alegro de poder confiar en ti, de que sigas tu promesa.
- Gracias.
- Ahora quiero darte una felicitación distinta. Ayer ya no pude hacerlo, además estábamos cansados de haberlo hecho por muchas horas durante la mañana y un rato en la tarde, ahora has descansado, yo también, podemos seguir.
- Es que no me siento bien.
- Es por el caballero?
- No, no es eso.
- Entonces no hay problema, prometo ser un poco mas gentil y hacerlo suave.
No, no quiero hacerlo, estoy mal y si, si es por Milo, lamento haberle hecho eso, esto y todo. Debería ir a buscarlo y explicarle, quizás me pueda entender y me logre perdonar. Pero qué!? En qué momento me tiro a la cama?
- Te noto algo distraído, esto te ayudará.
De nuevo me quita la ropa inferior, levanta mi camisa y mete sus manos a tocar mi miembro que reacciona a sus dedos. Me gusta, y tal vez eso me ayude a volver a mi idea, tal vez Milo no necesite explicaciones de nada ya que es muy necio y no entendería, tal vez Milo ya este sano y salvo y vaya a buscar perderse con alguien para que le cure heridas y todo... Surt masturba mi miembro, mueve su mano más rápido y es me causa que genere humedad, Surt sigue haciéndolo y acerca su boca a él, juguetea con su lengua, la pasa por todo mi pene y por todo ahí abajo, poco a poco lo mete en su boca y entonces yo decido tomar el control. Muevo la cadera hacia adelante y atrás para meter y sacar mi miembro de su boca, él lo acepta bien y pone una mano a ayudarle al trabajo que hace al practicar el oral, suelto leves gemidos, me dejo llevar. Lo empujo contra el sillón, lo pongo de espaldas a mi y le quito la ropa, lo dejo desnudo frente a mi con su erección al aire, con brusquedad le meto un dedo en su entrada y otro de golpe, estoy cegado por todo que mezclo emociones contra mi mismo y sensaciones en ese momento, lo penetro sin previo aviso y sin cuidado y escucho como muy a la distancia sus gritos de dolor. Comienzo a embestirlo con fuerzas, con mucha violencia, con un poco de odio, con muchas ganas de meterle todo de mi para satisfacer mi antojo sexual, lo penetro muy duro, muy fuerte, me siento tan fuerte y activo en este momento. Todo mi cuerpo choca contra el suyo, creo que él se corrió primero pero falto yo de terminar, cegado por el deseo, por el momento de clímax, por el recuerdo...
- Acabaré dentro, Milo. - Avisé que lo haría, y lleno de mi líquido a... Surt!?
- Quién es Milo? - maldita sea, se me salió su nombre.
- No dije Milo.
- Si lo hiciste, quién es Milo? - quiere voltearse a mirarme.
- Dije que termino dentro y sigo. Ahora callate y vuelve a acomodarte. - lo empujo de nuevo.
No tenía otra opción, no podía decirle que estaba pensando en Milo mientras terminaba dentro de él. Lo empujo de nuevo y lo penetro tan duro que no dice ni una sola palabra, tal vez pierda la conciencia por eso, pero es mejor así, él no debe sospechar nada. Sus gritos son fuertes, sus piernas ya están temblando, sus manos no dejan que se apoye bien así que cae al suelo, por esa acción salgo de él, pero lo tiro completamente en el suelo y me acomodo sobre él.
- Camus...
- Callate, quiero seguirlo, quiero volver a terminar, aun puedo y quiero. - lo penetro en el suelo, me quedaré sin fuerzas pero quiero olvidarlo, quiero desquitarme con alguien por lo que hice, no quiero seguir llorando por haberlo lastimado, él esta aquí y puedo saciar lo que quiera con su cuerpo.
Termino una vez más, dentro de Surt, termino y me quito de él, brota de su entrada mi líquido, esta bien, fue bastante. No tiene fuerzas, yo ya me he desquitado lo suficiente.
- Qué es lo que te pasa? - dice en un susurro.
- Me querías dar un premio, yo quería ese premio. Eso es todo. Descansa, comeré algo.
Lo dejo en el suelo y salgo de mi habitación, puedo estar solo en algún rincón de aquí, no sé que me sucede, mi mente esta hecha mierda. Lo siento Milo, me odio a mi tanto como a Surt, merezco sufrir y buscaré la manera de conseguirlo. A buscar pelea con Sigmund, no hay de otra.
ESTÁS LEYENDO
Lección tardía
Fiksi PenggemarFinalmente han cumplido su misión los caballeros dorados, dieron su vida para hacer brillar la luz del sol en el inframundo, pero ahora despiertan todos en un sitio desconocido. Camus será el personaje principal de esta corta historia que más que de...