DELIVERY: LA TRIPLE FRONTERA

CAPITULO VI: DELIRIO

         Delirio. Lo único que sentía en ese momento era delirio, sentía el peligro en todos lados. Cada vez que le preguntaba a Robert a dónde íbamos él me miraba seriamente y no decía nada, pensé que todo era un malentendido pero luego me dio un susto de muerte porque al sacar mi celular de mi bolsillo para ver qué hora era en ese instante Robert agarra mi celular arrebatándomelo violentamente de las manos y lo apaga diciendo que no lo necesitaría a donde nos dirigíamos. Ya estaba oscureciendo y yo ya estaba a punto de echarme a llorar porque ya no entendía lo que estaba pasando luego empecé a escuchar como el agua golpeaba las rocas. Un montón de teorías empezaron a pasarme por la cabeza. Robert me mataría y vendería mis órganos para conseguir dinero para poder pagar la maquinaria que necesita para crear a "Génesis" o que Robert es gay y está enamorado de mi pero como sabe que voy a rechazarlo me va a llevar afuera de la ciudad para abusar sexualmente de mí y luego me matara para luego arrojar mi cuerpo al río. Porque ahora que lo pensaba él no era casado, ni tenía hijos, ni tenía novia. Es más nunca me había hablado sobre alguna cita o antiguas novias, eso explica porque tanto quiere verme y estar junto a mí por eso me cuida mucho. Otra pregunta que me estaba haciendo es. ¿Me va a doler? Ósea nunca fui penetrado por un hombre y más con el cuerpo atlético que tiene Robert y su imponente altura solo podía decirme a mí mismo "¡Nderakore me va a doler!" pero luego lo pensé bien y me plantee a mí mismo que posiblemente no me duela porque como literalmente soy invalido no creo que lo sienta, entonces si no me va a doler ¿quiere decir que me va a gusta? Ojalá se mueva rico. Tantas cosas me pasaban por la mente en ese momento pero el hilo de pensamientos se cortó repentinamente al momento en que el auto se detuvo súbitamente en frente de una construcción que parecía un silo o un molino no tenía idea de que era porque estaba oscuro y las luces del auto no alumbraba muy bien que digamos, luego Robert dijo fríamente: Llegamos.
Luego cuando bajamos del auto me puse frente al auto pensando que iba a pasarme. Robert sonrió y me dijo: Nadie viene por aquí, es un lugar desolado así que no tendremos interrupciones.
      Al decir esto, se acercó a mí y sacó su filoso cuchillo lo tenía en la mano derecha, cuando estaba frente a mí me dijo: "Hay algo que he querido darte desde que nos conocimos" (yo en ese momento estaba inmóvil y en mi mente solo podía decir: Nderakore, Nderakore, ¡Nderakore! ¡Acá me muero boludo!)
      Al mismo tiempo que decía que tenía algo para mí, bajaba lentamente la mano izquierda dirigiéndose a su entrepierna cuando llegó ahí, se agarró la bragueta del pantalón.