CAPITULO VIII: LAS MIL Y UNA NOCHES

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     Apenas cerré los ojos y ya estaba soñando porque recuerdo haber soñado que estaba corriendo alrededor de un satélite que se estaba estrellando contra mi ciudad era del tamaño de un edificio, corrí tan rápido que cree un tornado para contrarrestar la fuerza de gravedad pero cuando lo logré volvió a caer y hacerse pedazos. Todo iba bien hasta que uno de los escombros cayó sobre un hospital matando a todos los que estaban en él. Mi alarma ya estaba sonando. Me pregunté cuanto tiempo dormí, tal vez solo diez minutos hubiera jurado que solo fueron cinco. Apenas pude levantarme estaba demasiado cansado sin ganas de hacer nada un poco asustado por mi extraño sueño. Fui a bañarme con agua fría para poder estar más despierto para lo que se aproximaba ni siquiera me molesté en sacarme la ropa, estuve más de una hora bajo la ducha hasta que decidí afrontar mi destino. Cuando salí del baño escuché a mi madre que estaba en la cocina, entré a mi cuarto para poder ponerme algo de ropa seca, al cambiarme de ropa me senté en mi escritorio abrí uno de los cajones para sacar un bolígrafo para anotar lo que me faltaba para la feria de ciencias. No sé cómo me iría en la feria de ciencia ¿ganaría sin la XLR-Z? Todas estas preguntas pasaban por mi cabeza hasta de que de pronto escucho la voz de mi madre llamándome para bajar a desayunar. Decidí que no era momento de pensar en tonterías de seguro todo tenía una explicación. Me cambie de ropa y me dispuse a bajar, bajé triste porque ya esperaba el regaño de mi madre por haber faltado a mi fiesta de cumpleaños, al bajar las escaleras vi a mi madre de espaldas mientras cocinaba. Me preguntó cosas de cómo amanecí, que tal dormí y todas las típicas preguntas que te hacen las madres al levantar. Le dije que bien, cuando metió sus brazos al horno para sacar la comida ya me imaginaba su cara decepcionada pero cuando se dio la vuelta su cara estaba radiante y tenía una enorme sonrisa de oreja a oreja. Yo puse una cara de asombro pero cuando me dispuse a disculparme por haber faltado ayer. Ella me interrumpió diciendo:
-​¡Qué bueno! Me alegro mucho... ¡Ayer lo pasamos de lo mejor! ¿No?
  Yo no tenía idea de que estaba hablando. ¿Ayer? Pero yo no estaba ayer... Iba a decirle  donde estuve pero volvió a interrumpirme diciéndome:
-​Tu padre se fue muy contento por lo de anoche. Ahora está volviendo a su trabajo en la hidroeléctrica. Recuerdas cuando se puso la corbata en su cabeza y empezó a hacer ese horrible baile.
   Yo aún no tenía idea de que estaba hablando. Me quedé sentado mirando de una forma extraña a mi madre. Preguntándome de que dominios hablaba. Agarré mi taza de leche y me acerqué a mi madre para preguntarle si no soñó todo eso. Pero algo inesperado cambió drásticamente toda la historia.
   Al acercarme a mi madre esta me dice "Mira somos una familia feliz" mostrándome una foto. Yo la agarré y al verla dejé caer la taza de leche por la impresión, el susto, el espanto o como quieran llamarlo. Al instante solté un grito, porque en esa foto estaba mi madre, mi padre y la última persona que menos esperaba ver en esa foto. Porque  esa persona era... ¡YO!

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⏰ Última actualización: Jul 13, 2019 ⏰

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