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La chica botó la botella de ron por la ventana y se volvió a sentar en el suelo con la espalda afirmada en la puerta. Klaus estaba en la misma posición, solo que él si había conservado la bebida.

Ya habían pasado treinta y tres minutos sin que ninguno de los dos hablara. Más bien, Alexa estaba a punto de acostarte, pero el original hablo. 

—¿Por qué me contactaste?

—Si te soy sincera, no lo sé, no creí que funcionaria. Digo, los humanos lo ven como algo de ficción, no real. No pensé que realmente existieran los vampiros.

—¿No creías en vampiros?— preguntó el original confundido— La mayoría de las personas suelen creen en nosotros, esa es una de las razones por la cual vienen a New Orleans.

—No es que no crea Klaus. Solo que mi versión de vampiro es diferente a lo que eres. Yo pensé que los vampiros eran como Drácula, verdaderos vampiros, vampiros que no pueden salir al sol o que al caerles agua bendita se retuerzan del dolor.

Klaus soltó una carcajada— No sabes cuantas veces he entrado a una iglesia. Tuve a mi hija en ella.

—Ves... Espera ¿Hija? Se supone que los vampiros no pueden tener hijos.

—El vampiro no, pero el licántropo sí. A los vampiros les encanta intentarlo. 

Alexa negó con la cabeza.

—¿Y cómo se llama?— pregunto. Klaus trago fuertemente aguantando ese abrumador sentimiento en lo más profundo de su ser.

—Hope— la chica guardo silencio, se había dado cuenta el cambio de voz que había sufrido el híbrido— Dime Alexa ¿Te llevas bien con tu familiar?

La muchacha sonrió con tristeza.

—Se puede decir que sí. Amo mucho a mi padre y a mi hermano pequeño.

—¿Y tu madre?— al minuto que Klaus hizo la pregunta se arrepintió de haberla hecho.

—¿Y tu madre?— al minuto que Klaus hizo la pregunta se arrepintió de haberla hecho

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—Mi madre... Mi madre se fue de casa cuando tenía siete. Tuvo a mi hermano y se largó, no se adonde, tampoco me importa— la chica termino de hablar y se le genero un nudo en la garganta. No hablaba de su madre desde hace mucho tiempo.

Karen, así se llamaba. Vivía todos juntos en un pueblo pequeño cerca de New Orleans.

Su infancia era muy tranquila. La casa en donde vivían llevaba a un bosque, en el cual se las pasaba casi todas las tardes buscando insectos, cantando, recolectando flores para su caja, jugando con tierra, entre otros.

Dentro de todo ese hermoso bosque, había un lugar que ella en particular amaba. Una laguna que se encontraba a muchos metros lejos de casa, pero para ella, recorrer toda esa distancia valía la pena.

Muchas veces trato de dibujar el lugar, pero nunca lo lograba, el dibujo no era lo suyo, aunque a pesar de sus pocas habilidades que tenía, se las arregló para ilustrar el hermoso paisaje. Lo describió en su cuaderno de matemáticas, arranco la hoja y la guardo en la caja donde tenía todas las flores secas recolectadas.

Su mamá de vez en cuando la acompañaba después de que su padre se iba al trabajo. Ambas chicas corrían libremente por el bosque. Jugaban a las escondidas, iban a la laguna y se bañaban en ella. Alexa era muy feliz. Pero cuando su madre quedo embarazada de su hermano, todo cambio. Ella ya no salía con la pequeña al bosque como era de costumbre, no la tomaba en cuenta.

Alexa llego un tiempo a odiar a su hermano por la falta de atención hacia ella. Su madre la había olvidado por completo, pero cuando la chica cumplió quince años se dio cuenta de la inteligente estrategia que había formado Karen. La había ignorado durante todo ese tiempo, para que en el momento en que ella realmente se fuera, no llegase a ser tan dolorosa la despidida. Había hecho que la odia por largas horas, que deseara que ella desapareciera de su vida.

Desde el momento en que había quedado embarazada por segunda vez, Karen eligió irse. El bebe que estaba esperando su madre no compartía la sangre de su padre, era de otro hombre.

—Mi padre desde el momento en que nací— interrumpió Klaus— Me odio, me golpeaba, aunque en ese tiempo era normal ver que el padre de familia prácticamente matara a sus hijos a golpes.

—¿Cuando...?— el original la interrumpió.

—Mil años aproximadamente.

—Oh.

—Bueno, como te decía. Mi padre siempre fue muy duro conmigo. Cuando se enteró que mi madre había tenido un amorío con un lobo y de ese romance había salido yo, se volvió loco. Eso le dio más razones para odiarme.

Alexa trago pesadamente al escuchar a Klaus, él era producto de un amor prohibido. Se levantó del suelo y abrió la puerta, el original se levantó y camino lentamente hacia la chica, quedaron a solo unos pocos centímetros de distancia el uno del otro. 

Alexa sentía su calidad respiración chocar contra su rostro, haciendo que todos los bellos de su nuca se erizaran. El híbrido no movió ni un musculo. Solo la miro directamente a los ojos de manera tosca, pero melancólica al mismo tiempo.

—Mi padre se la paso siglos buscándome. Haciendo pagar por ser una deshonra a la familia. Mato a todas las personas que quería, me hizo escapar de él. Lo asesine hace un par de años y resulta que ahora una de las malditas brujas del barrio Francés lo ha vuelto a la vida con el fin de acabar conmigo.

—¿Cuál es tu punto?— pregunto la chica aun temerosa por la cercanía de Klaus. Éste dio un paso más adelante chocando con Alexa y haciendo que ésta diera un brinco hacia atrás.

—El punto es que no debes sentirte tan miserable ante el hecho de que tu madre te abandono.

—Nunca he dicho que me siento miserable— contestó la chica ofendida.

—No lo has dicho, pero lo piensas, mucho.

—¿Tú qué sabes?— le pregunto molesta apartándolo con un empujón. Klaus retrocedió unos pasos para luego avanzar mucho más y pegar a la chica contra la cama.

—Por Dios Alexa— la muchacha sintió desfallecer. Su nombre se oía tan perfecto cuando Klaus lo pronunciaba— Tengo más de mil años de edad, se cuando alguien no se siente cómodo con una pregunta, al igual que como te sientes ahora con mi cercanía— dijo lo último de manera seductora.

—No me gusta que la gente se acerque mucho, me sucede lo mismo con mis amigos y familiares— el original soltó una carcajada.

—Entones, supongo ¿Como todo buen caballero me debo alejar?— Alexa asistió con la cabeza tratando de ignoran sus palabras, Klaus sonrió pegando su mirada en los labios de la chica— Que bueno que no me consideró un caballero.

—Entones, supongo ¿Como todo buen caballero me debo alejar?— Alexa asistió con la cabeza tratando de ignoran sus palabras, Klaus sonrió pegando su mirada en los labios de la chica— Que bueno que no me consideró un caballero

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Pregúntale al híbrido (HISTORIA TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora