capítulo 1: Me mudo al infierno del suburvio

176 2 0
                                    

La vida es dura, eso siempre lo he creído, te da oportunidades y te las quita... yo tuve una de esas oportunidades.

Lo último que recuerdo después de las luces de ese camión, fue despertar en un hospital rodeada de enfermeras y con una pierna dañada, tengo vagos recuerdos de haber enloquecido al darme cuenta que estuve en coma, los doctores tuvieron que administrarme sedantes varias veces para que me calmara.

Después de que me dieran de alta tuve que ir a terapia para agilizar los movimientos de mi pierna, puedo caminar, correr, nadar... pero hay otras cosas que no podré hacer; asistí a la universidad, tuve que mudarme para que me resultara más fácil transportarme; me gradúe, logré terminar mis estudios y ahora me dedicaré a trabajar en una editorial como había soñado y muchas personas cercanas a mí habían previsto, ahora me dirijo hacia mi nuevo departamento, el auto está aterrado de cajas y bolsas, volteo hacia mi derecha y veo junto a mí va la persona con la que he tenido más complicaciones que con cualquier otra.

Pete va al volante tratando de no perder los estribos por la presa que se está formando adelante, me mira con sus ojos verdes tratando de buscar una reacción, ninguno de los dos habla, mientras el silencio se apodera de nosotros no puedo evitar hacerme la pregunta que me he planteado por años: ¿por qué dejé que Pete formara parte de mi vida? Al principio creí que estaba claro cuando descubrí que estaba embarazada dos semanas después de haberme graduado de la universidad, pero después de ese terrible aborto ya no estaba tan segura, tal vez una parte de mi realmente lo ama y yo no esté enterada o tal vez mi otra parte sólo quiere descubrir por qué se altera de esa forma haciendo que aparezca su "otro lado"y este a su lado por un sentimiento de culpa hacia algo por lo que no debo de sentirme culpable.

Cuando me enteré de mi embarazo me aterré porque sabía que nunca iba estar preparada para ser madre, pero empecé a encariñarme con ese pequeño creciendo en mi vientre empezaba a sentirme emocionada y ademostrar cariño hacia ese pequeño bulto, Pete más que nadie estaba ansioso por ser padre, pasa horas hablando con mi vientre y no dejaba de consultar libros, estaba listo y eso me confortaba; cuando me encontró en el baño expulsando sangre involuntariamente se había destrozado; después de que esta tragedia pasara nos fuimos distanciando extinguiendo todo sentimiento que alguna vez pudimos demostrar hacia el otro, ahora nos dirigimos al nuevo departamento conociendo al otro pero desconociendo los sentimientos hacia el otro.

La presa no avanza y ahora no solo Pete está tratando de no perder los estribos, acaricia mi cabello como tratamiento para no enojarse; el cambió mucho después de mi accidente, diría que nos cambió a todos, por momentos se aleja sentimentalmente y luego se acerca confundido, no tiene nada claro al igual que yo; también cambió físicamente: se cortó el cabello y después de tantos años ahora lo arregla con producto para el cabello, tiene una barba creciente que se niega a afeitar y a dejar crecer demasiado a la vez, su cuerpo se endureció ahora es más fuerte pero no es musculoso, su número de tatuajes aumentó aunque la verdad eso no me importa, debo decir que incluso yo he agregado algunos a mi cuerpo tiene ojeras debido al cansancio de las giras, porque sí la banda que conformó con Patrick, Andy y Joe resultó ahora tienen trabajo constantemente y vive quejándose que le quita tiempo que puede estar aprovechando conmigo; por mi parte no sé si cambié, mis emociones y sentimientos son los mismos excepto por los que tal vez aún tenga hacia Pete, sigo igual de distante a la hora de demostrarlos, por otro lado mi cabello está igual de largo y castaño que siempre, crecí lo más que pude en mis años de adolecencia, mi piel sigue igual de blanca, mi pierna derecha marcada por una cicatriz resultado de mi oportunidad.

-como desearía que esta presa acabara- Pete continuaba acariciando mi cabello - yo también, estoy cansada - tomó mi mano y la entrelazó con la suya - será mejor que nos relajemos un poco

-habla por ti mismo - le dije en tono de burla, se acercó a mí y me besó, cada vez que hace esto lo detesto porque me deja más confundida que nunca, sin embargo no puedo negar que a veces disfruto el calor de su boca, tal vez por eso no le he negado un beso en bastante tiempo - ¿quieres hablar?

-estoy cansada Pete, sólo quiero llegar buscar el colchón dormir y encargarme del resto mañana - en parte esto esta cierto pero por otro lado quiero ahorrarme esta plática - ¿ por no quieres que hablemos?

- ya te dije estoy...

-cansada- terminó la oración - se que esa es tu excusa pero no me dices la verdad - me dijo en un tono nostálgico - sabes mejor que nadie que no se me da el hablar - suspiró hondo - te entiendo Lisa, pero tu tienes que entender que los momentos que estoy aquí son escasos y mi tiempo que quiero dedicar sólo a ti se hace más corto, no pienso que me cuentes tu día, sólo dime algo que pueda hacer que te entienda - lo miré un poco enojada, pero compasiva a la vez, en realidad no quería hablar solo quería entenderme -solo no tengo deseos de hablar - - de acuerdo, pero sabes que no puedes evadir este tema para siempre -me miró con una expresión que no pude descifrar no sé si era enojo, tristeza...le devolví la mirada y le dije - lo sé.

Cuando la presa logró avanzar un poco el silencio reinaba en el auto, los platos envueltos chocaban entre sí y aún así ese sonido lo escuchaba distante pero me recordó algo, no quiero mudarme, no quiero dejar atrás todo lo que había construido, la casa de mis padres, mis hermanos... Ahora tendré que mudarme a un odioso departamento, con vecinos petulantes con los que me niego a establecer conexión alguna, vecinas que querrán pedirme cosas prestadas o tener deseos de tomar un café con el único propósito de querer ponerse al día con los sucesos del vecindario o peor aún, vecinos que esperan que los salude cada mañana, que quieran que en algún momento cuide de sus mascotas o niños sólo por hacer "el favor" cuando más bien se siente una obligación

-¿ en qué piensas?

- en el nuevo departamento- le dije honestamente

- ¿estás anciosa? -me preguntó

- nunca he sentido tanto odio hacia un lugar en el que he estado por poco tiempo; es cierto odié ese lugar apenas puse un pie adentro, no por el estado del mismo de hecho parecía un lugar perfecto para una pareja con un futuro prometedor, tal vez por eso lo detesto tanto; me obligué a mi misma a aceptar vivir allí porque el precio era razonable y queda cerca del trabajo

-mira todavía tenemos la otra opción sólo debemos de hablar con el abogado y...

-no, no puedo volver allí, ese lugar me perturba más que otra cosa

-Lisa tu creciste ahí, te encantaba ese lugar más que tus hermanos

-sí pero eso era antes ahora ya no es el mismo- le dije desanimada - ahora tendré que estar en ese enorme lugar sola

-no estarás sola yo estaré allí- dijo un poco molesto y resentido - tu no dispones de tiempo ¿como piensas ser parte de ese lugar? - sabía que sentía culpable y yo causé eso no puedo evitar que un sentimiento de culpa se apodere de mí

-trataté de estar contigo - al escuchar esas palabras sonaban como una promesa encantadora y lejana que no sé si se cumplirá.

Mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora