⚜Introducción⚜

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Cuando la calma volvía a su lugar después de días de horror, un acontecimiento inesperado sucedió de imprevisto.

Todos los presentes estaban desconcertados.

¿Un arca que debía ser protegida?

Nadie entendía el significado de los alaridos desesperados de aquel extraño chico que ingresó en el campamento mestizo gritando una única frase :

«¡El arca! ¡El arca! ¡Hay que protegerla

Así fue como una nueva asamblea tuvo lugar en la sala de juegos de la Casa Grande. A partir del batalla del castillo de Boldt, se me permitió asistir a ellas y dar mi opinión, al igual que Elisa, Carolina, Eva, Sara y Ana.

La mayoría de los presentes teníamos la mente en blanco. Es decir, ¿quién entendería mínimamente semejante panorama que nos acontecía?

Pues la respuesta era, por supuesto, Annabeth Chase y Eva Ruiz.

—Silencio por favor— los murmullos cesaron— Gracias. Bueno, está claro que los hechos recientes nos han dejado sorprendidos a todos. Pero hemos estado investigando sobre "El Arca" a la que se refería el sujeto. Decretamos que podría referirse a la Caja de Pandora. Pero a su vez podría tratarse del Arca de la Alianza.

Los acalorados comentarios no tardaron en llegar, y con razón. Estamos ante la posibilidad de que un objeto más antiguo que nuestros propios dioses reapareciera en nuestros tiempos, y con él, algo mucho más peligroso.

—¿Estáis diciendo que...el dios con "D" mayúscula, podría existir?

—Es posible. Pero la cosa no se queda ahí. Es un mundo de probabilidades tales como la existencia de muchas más mitologías en una misma era— contestó Eva cruzándose de brazos.

Mi imaginación hizo su trabajo y pensé en la desagradable opción de una guerra entre dioses de todas las religiones. Sonaba tan épico como aterrador.

Entre tanto, Nico me cogió de la mano y con su pulgar la acarició disimuladamente. Sabía que estaba nerviosa, y esas muestras de cariño me solían tranquilizar.

En efecto, el hijo de Hades era como un dardo tranquilizante para elefantes.

—¿Y qué hay de el chico?—inquirió Clarisse— Podría ser un espía o algo ¿Podemos interrogarlo al estilo medieval?

—No, Clarisse, no vamos a torturar a nadie por respuestas a no ser que sea necesario. De momento esperamos a que se despierte y le preguntaremos. Si no nos dice nada, recurriremos a los hijos de Hipnos o de Hécate para que se metan en sus sueños— respondió la hija de Atenea.

Media hora después de haber tratado un par de asuntos más como el traslado de Percy y Annabeth a Nueva Roma, nos retiramos concluyendo así la asamblea. De camino a la salida de la Casa Grande pude distinguir a Quirón con gesto preocupado hablando con el Señor D. Me quedé cavilando las razones por las que el tranquilo centauro se vería tan agitado, pero una voz grave y muy familiar me sacó de mi análisis interno.

—Hey, ¿estás bien?—preguntó Nico.

—¿Eh? Ah, sí. No te preocupes; solo estaba pensando.

—Es normal. Noticias como esa dan que pensar a cualquiera— respondió.

Estaba a punto de abrazarle por los hombros, pero mi acción fue denegada y finalmente solo pude agarrarle de la mano. Ya sabía que Nico no era precisamente cariñoso, pero sería paciente y no le atosigaría.

Aunque me resultaba bastante difícil si —como en ese momento—tenía que ver a la feliz parejita de Elisa y Leo.

Lo admito, los envidiaba; pero cómo no hacerlo cuando cada dos por tres me restregaban su amor en la cara.

En fin. Nuestra intención era dirigirnos al búnker de Leo a comer tacos, pero fuimos parados en medio camino cuando avisaron de que el misterioso chico había despertado.

[...]

Mateo era el nombre del individuo que en esos instantes se encontraba encogido mirándonos a todos como si él fuera un judío y nosotros la Santa Inquisición. Que gracioso se me hacía.

—Bueno, Mateo. Te encuentras en el campamento mestizo, un sitio donde habitan y conviven los hijos de los dioses griegos.

—¿D-dioses?¿Qué estáis diciendo? Solo hay un único dios. Omnipotente, padre de todo y de todos, en el que hay que depositar nuestra fe para alcanzar la felicidad. Así lo dice la Santa Biblia— Mateo movía sus ojos frenéticamente, observando a cada uno de nosotros con temor.

Nos quedamos mudos.
¿Cómo íbamos a decirle que el monoteísmo ya no estaba de moda?

—¿Vale?... En fin, ya te lo explicaremos luego. Lo importante ahora es, ¿A qué te referías con que "hay que proteger el Arca"?— el fiel se estremeció al oír el divino objeto siendo pronunciado. Sus ojos se dirigieron con brusquedad hacia la persona que tenía justo al lado: Nico Di Angelo. Estiró su brazo y con su huesudo dedo le señaló, tembloroso.

—¡Tú!—escupió —¡La oscuridad que emerge de ti fue la misma que sumió mi pueblo en la negrura devastadora de la muerte, y será la misma que robe el intocable objeto divino!— chilló con los ojos desorbitados. Su cuerpo comenzó a temblar violentamente y con una voz cavernosa que no le pertenecía fue relatado lo siguiente:

Hace mucho tiempo, antes de que

el ser humano tuviera memoria,

existió un objeto, tan poderoso,

que ni las antiguas divinidades se

atrevían a mencionar...

Pero las fuerzas oscuras,

anhelantes del caos,

se atrevieron a hurtar aquello

que no puede ser tocado.

De ese modo, sería el trabajo

del hijo de la muerte y la hija del Sol,

recuperar lo que fue robado.

La profecía había sido pronunciada y las nuevas amenazas hacían amago de salir a la luz.

Era hora de volver al trabajo.

¡Buenos días! Después de unas semanas sin actualizar, les presento la primera parte de la segunda temporada de El chico de ojos negros : El Arca de la Oscuridad. Espero que os haya gustado esta pequeña introducción, y nos vemos en el próximo capítulo.

¡Hasta pronto!

𝘌𝘭 𝘈𝘳𝘤𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘖𝘴𝘤𝘶𝘳𝘪𝘥𝘢𝘥 |Nico Di Angelo| [Book #2]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora