La madre y las rosas blancas

5 1 0
                                    


En el jardín ellas crecían.
Desde la casa se oía
Las alegres risas de la niña
Junto a su madre y su sonrisa.

Su amor era puro y verdadero
Como la nieve en mes de enero
Ambas se querían
Ambas vivían,
Ambas sentían,
Y ambas percibían.

Empezaron a brotar afiladas espinas.
Eran diminutas y la niña se resistía.
Mientras viera tal belleza cada día.
El daño mínimo, a ella no le importaría.

Su amor era fuerte y duradero
Como el viento en febrero.
Ambas se querían,
Ambas vivían,
Ambas sentían,
Y ambas sonreían.

Con tal flor que en cuarto tanto brilla.
Igual que el amor de madre a su hija.
Bailaban al son del piano y su melodía.
Algo que no todos disfrutar podían.

Su amor era todo puros abrazos
Duraderos como el Álamo de marzo.
Ambas se querían,
Ambas vivían,
Ambas sentían,
Y ambas se reían.

Las deliciosas cenas y las charlas tardías.
Hablando viendo como la luna se lucía.
En plena noche de nubes ella resplandecía.
Su hija resplandecia, la luna tenía envidia.

Su amor era como el sonido del violín,
Dulce como el nectar de abril.
Ambas se querían,
Ambas vivían,
Ambas sentían,
Ambas llorarían,

El color de los pétalos enloquecían,
De un blanco marfil a un rojo lleno de vida.
Ambas se dieron cuenta, pero ambas fingían.
Aunque entre ellas aun se confían.

Su amor era dulce y apasionado
Como las flores en mayo.
Ambas se querían,
Ambas vivían,
Ambas lo creían,
Y ambas se callarían.

El verano empezaba, con calor demoníaca.
Juegos en la playa y la hija leía.
Madre, ¿Porque lo hiciste justo ese día?
Mostrar todas las debilidades que poseía.

Su amor aún vivía con júbilo
Como las olas en junio.
Ambas se querían,
Ambas vivían,
Ambas poco sentían,
Y ambas seguirían.

Las cuerdas del piano nunca más sonarían,
Dejando a la hija para siempre dolida.
La madre por tiempo se distanciaría,
Pero juntas volverían y se unirían.

Su amor se escondía en el refugio,
Como los niños del calor en julio.
Ambas se querían,
Ambas aún vivían,
Ambas se resistían,
Y ambas lo notarían.

Los juegos rapidamente desaparecerían.
Todo se volvio mas serio, la hija no lo quería.
Odiaba las normas que la obligarían
A siempre sentirse mal con ella misma.

Su amor era como un bosque frondoso
Del que te perderias en pleno agosto.
Ambas se querían,
Ambas aún vivían,
Ambas aún resistían,
Y ambas hablarían.

Las rosas se tornaron rojas y frías.
La hija curiosa y temerosa las cogería.
Aun así las espinas la pincharían
Haciendo que el dolor a la luz brotaría.

Su amor no duraría para siempre,
Como los rayos de sol en septiembre,
Ambas se querían,
Ambas aun vivían,
Ambas lo permitían,
Y ambas ya no gozarían.

Vivieron miles de disgustos y alegrías.
Sentían que la pena, al fin, llegaría.
Cuando las espinas cada vez más crecían.
Impidiendo el paso, nunca más se verían.

Su amor se volvía fúnebre
Como las hojas en octubre.
Ambas se querían,
Ambas aun vivían,
Ambas eso creían,
Y ambas quebrarían.

Su dolor era tanto que la hija sufría.
De una eterna enfermedad todos los días.
Que le recordaba los hechos, la perseguía.
La seguía a cada lugar, los que menos esperaría.

Todo se marchitaba en sus mentes
Como las plantas en pleno noviembre.
Ambas se querían,
Ambas aún vivían,
Ambas se marchitarían,
Y ambas lo sabían.

La madre fue a la tumba de la niña,
Su dulce niña y reluciente brisa.
Plantó allí la rosa roja que le recordaría
Que fue lo que realmente sucedía.

Su amor creo entre ellas un quiebre
Como las noches de diciembre.
Ambas se querían,
Una vivía,
La otra dormía,
Y la madre lloraría.

Por siempre.

El jardín de los sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora