Alzando el vuelo, frío se le ve volando.
El cuervo que desconoce donde pertenece.
Cabalgando los vientos, se le ve cansado.
Pero con el frío invierno, fuerte debe mantenerse.
Sin saber su destino, el cuervo se congela.
Triste, solo, solo junto la madre naturaleza.
Pero la dama de hielo tenía un final para el ave.
Del tono negro, se volvió pálido, blanco y suave.
Era un cuervo único, blanco, rodeado de nieve.
Su mala suerte aumentó, era cazado, mordido,
pero nunca moría, ¿Cual era ese duro hechizo?
¿Era lo que la dama quería? Ya no podía creer.
No podía creer ese destino marcado, deambula
por los bosques helados, sin frío, sin hambre.
Notando como puede ver aquellas auras puras,
un don concedido por aquella dama de cristales.
Al cabo de que tiempo pasara, el cuervo encontró
aquellos que le mostrarían aquello que anhelaba.
Siempre veía en ellos pureza, en ellos confió
si el cuervo tristemente, solo sollozaba y lloraba.
El cuervo, aún siendo distinto, encontró aquello que quería.
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El jardín de los sentimientos
PoésieTodo adolescente ha transcurrido por las mismas experiencias, antes o después... y muchos de ellos se mantienen en silencio sin mostrar como uno se siente, por miedo. Los sentimientos son como las flores, se reproducen, crecen, se marchitan... algu...