La leyenda del cuervo

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Alzando el vuelo, frío se le ve volando

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Alzando el vuelo, frío se le ve volando.

El cuervo que desconoce donde pertenece.

Cabalgando los vientos, se le ve cansado.

Pero con el frío invierno, fuerte debe mantenerse.


Sin saber su destino, el cuervo se congela.

Triste, solo, solo junto la madre naturaleza.

Pero la dama de hielo tenía un final para el ave.

Del tono negro, se volvió pálido, blanco y suave.


Era un cuervo único, blanco, rodeado de nieve.

Su mala suerte aumentó, era cazado, mordido,

pero nunca moría, ¿Cual era ese duro hechizo?

¿Era lo que la dama quería? Ya no podía creer.


No podía creer ese destino marcado, deambula

por los bosques helados, sin frío, sin hambre.

Notando como puede ver aquellas auras puras,

un don concedido por aquella dama de cristales.


Al cabo de que tiempo pasara, el cuervo encontró 

aquellos que le mostrarían aquello que anhelaba.

Siempre veía en ellos pureza, en ellos confió

si el cuervo tristemente, solo sollozaba y lloraba.


El cuervo, aún siendo distinto, encontró aquello que quería.

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