Las paredes de mi Diario

Un Bicho en mi vida

Y aquí estoy, sentada a la orilla de la cama, observándolo, suspirando por él, fascinada de ver su silueta de hombre, sus brazos marcados y duros,  solo hago más que babear en mi interior, no puedo evitar ver su anatomía detrás de ese pantalón de mezclilla, desabotonado y el cinturón desabrochado, sin camisa dejando a descubierto su tórax, un escenario super espectacular, pues no puedo evitar que mi sexo se moje y palpite calentándose cada vez más y más  con tan solo mirar esa estampa.
         Me acerco a él, acariciar sus brazos se ha convertido en mi fetiche, mi locura, podría pasarme la eternidad en ellos, me hinco a sus pies, acariciar su cadera, mi sentido del tacto al sentir su cuerpo sobre su pantalón crea una demencia en mi cabeza. Me hace desearlo tanto y con ganas de beber de su ser, el botón de su jeans está abierto como si tuviese las puertas abiertas para mí.
        Con delicadeza saco su verga y la llevo a mi boca y comienzo a disfrutar de esa maravillosa experiencia una y otra vez y no puedo evitar sentir esa gran excitación al observarlo de pies a cadera, una imagen que me vuelve completa loca y me hace rendirme a sus más bajas pasiones sin decir palabra. Tengo una tanga y rozo mis nalgas en su p£ne me siento tan extasiada con esos roces,  ansiosa estoy que me coja cómo siempre lo hace, duro, con desespero, con una sed insaciable, con ese deseo de poseer mi cuerpo y satisfacerse hasta llegar al borde del abismo. Sólo él despierta en mí todas mis perversiones, mis demonios solo él logra despertarlos y enloquecerlos como jamás nadie lo hizo.
        Mi locura y mi lascivia no tiene más explicaciones que una, es el inmenso amor que siento por él, el más grande amor de mi vida. Mi locura, mi perversión mis fetiches, mi amor, tienen su nombre y apellido y están tatuados en mi alma y soy incapaz de revertirlo.

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