Capítulo 4: ¡Qué vergüenza!

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El sol comienza a esconderse y poco a poco el cielo se va tornando más oscuro

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El sol comienza a esconderse y poco a poco el cielo se va tornando más oscuro. Ya solo falta una semana para acabar el colegio así que todo ha bajado de intensidad.

«Gracias a Diosito»

Agradezco al universo porque los días pasan con velocidad y finalmente es viernes.

En mi habitación después de unas agotadoras horas de clases me dirijo al estéreo para encenderlo. Una vez que lo hago inmediatamente al presionar en el botón indicado comienzan a reproducirse las músicas aleatoriamente, por lo cual, subo el volumen cuando la primera en sonar es "Good for you de Selena Gómez"

Tiro la mochila al suelo y me lanzo en la cama como estrella de mar en arena. No me importa que las gotas de sudor estén reinando sobre mí. Hundo mi cara en el suave colchón.

—Solo pedía piedad. Af, mi cuerpecito.

Nuestra última clase fue educación física y como es de suponerse el profesor no tuvo compasión con nosotros. Dimos unas intensas treinta vueltas completas a la cancha en menos de quince minutos, pero eso no fue todo, el remate fue subir y bajar las gradas constantemente.

Sé que es un trabajo pero ¿Acaso no tiene corazón? Me duelen las piernas y los pies.

Siento que estoy muriendo lentamente, sin la compasión de mi cuerpo, los músculos doliendo.

Mi cuerpo exclama baño.

Me levanto de la cama a mi tiempo y me quejo bajito al sentir agarrotados los músculos. Quito los zapatos de mis pies de un tirón para colocarme mis chanclas, luego me encamino al baño.

—¡Oh, vaya!—exclamo al escanear mi reflejo en el espejo—. Además de estar muy sudada parezco un tomate o incluso un pimiento rojo, wuju—Suspirando prosigo a desvestirme.

Al ingresar a la ducha y abrir la llave del agua sin previo aviso cae un buen chorro de agua fría sobre mi piel, el fluir del líquido me hace sobresaltar en mi lugar y más al bajar y ondear por mi espalda.

Un chillido bajo escapa de mis labios.

—E-el agua fría es buena para la piel... Hum la tonifica—murmuro jadeante.

Al pasar un buen rato y cuando ya mi cuerpo se ha acostumbrado cierro el chorro y agarro el champú con esencia a cacao.  Destapo y aplico unas cuantas gotas sobre mi cabello para luego dejarlo nuevamente en su sitio, masajeo con movimientos circulares mientras tarareo parte de la canción que suena, contenta.

Mientras estuve en eso escuché unos ruidos como si moviesen una mesa, o algo, pero como tenía espuma en las orejas me decidí a pensar que seguramente no era nada.

Una hora después⟩

Una vez me sequé bien me enrollo en la toalla rosada como taquito y salgo del baño. Pequeñas gotas de agua salpican a mi paso.

Una hermosa casualidad [✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora